Mimi y Miriam estaban de fiesta otra vez. Como siempre, Ricky les había propuesto salir y ellas habían aceptado el plan de una. A éste se habían unido Agoney, Ana, Nerea y dos bailarinas de Lola: Claudia y Saydi.
La noche para las rubias había empezado haciendo la previa en el piso de Nerea, y a decir verdad Mimi había bebido bastante, incluso más que Miriam. La segunda se acercó a la primera cuando ésta estaba en la cocina echándose otro cubata.
—Oye— le dijo poniéndole una mano en la cintura y dándole un apretón en ésta. —Deberías ir parando ya, ¿no te parece?— preguntó Miriam.
—El último— dijo Mimi terminándoselo de echar y girándose para mirarla. —Qué guapa estás— le dijo sonriendo.
La gallega ladeó la cabeza sonriendo también, y la mayor se acercó para darle un beso. Miriam reaccionó y se echó para atrás, haciéndole la cobra.
—Aquí no— le dijo viendo la cara que Mimi le estaba poniendo.
—Tía, que no hay nadie— respondió ella mirando a su alrededor. Todos estaban en el salón bebiendo.
—Pero puede entrar alguien el cualquier momento— dijo la menor con cara de circunstancia.
Mimi resopló, porque odiaba eso. Odiaba que siempre que salían Miriam tratara de esconderla todo el rato, odiaba que estuviera separada de ella para no levantar sospechas o incluso muchas veces que ni si quiera la mirara.
A ella le daba igual. Primero porque todo el mundo conocía perfectamente su orientación sexual, y segundo porque no le importaba que la gente supiese que... ¿estaba con Miriam? Bueno, o lo que sea que fueran. A Mimi le daba completamente igual lo que los demás pensaran u opinaran. Todo lo contrario a Miriam, que estaba llena de inseguridades y miedos, que cuidaba mucho su imagen pública, que le importaba en exceso la opinión de los demás y que tenía un círculo cerrado de mente en varios aspectos.
La granadina fue a salir de la cocina cuando una mano agarrándole el brazo se lo impidió.
—Pero no te enfades— dijo la gallega sin soltarle el brazo.
—No me he enfadao', Miriam— respondió Mimi suspirando al ver la carita que le estaba poniendo la otra rubia.
—Entonces, ¿por qué suspiras?— le preguntó Miriam.
—Porque me da coraje no poder besarte cuando me apetezca— le dijo Mimi intentando relajarse, pues tampoco quería enfadarse con ella.
Miriam miró a su alrededor y no pensó mucho más. La acercó a ella rápidamente y le dejó un beso corto en los labios. Mimi sonrió al instante, pero esa sonrisa se le borró rápido al darse cuenta de lo nerviosa y tensa que se había puesto la menor al hacer eso.
—Miriam, no tienes por qué hacer esto— le dijo agachando la cabeza. De pronto empezó a sentirse mal, porque sintió que en parte había sido ella quien la había obligado a besarla, aunque la gallega no quisiese.
—Me apetecía hacerlo— respondió Miriam tratando de aparentar tranquilidad.
—Vamos a ir con calma, no pasa nada— le dijo Mimi abrazándola y dejando un beso en su cabeza.
Qué complicado. Qué complicado era todo con Miriam. Y es que a pesar de que la granadina había tenido varias experiencias con chicas que decían ser "hetero", nunca habían estado tantos sentimientos involucrados de por medio. Porque sí, Mimi quería a Miriam, y no en plan cursilada, pero era lo más normal del mundo que la quisiese teniendo en cuenta que antes de ser lo que se suponía que eran ahora habían sido prácticamente hermanas.
***
Como le había dicho a Miriam, Mimi no había bebido más. Pero en el piso de Nerea, porque desde que llegaron a la discoteca, la granadina se había bebido un par de copas más y unos cuantos chupitos con sus chicas.
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Te quiero en cada rincón de Galicia
FanfictionMimi era hogar, y Miriam quería quedarse a vivir en Granada para siempre.