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El pitido constante y molesto del despertador, cumplió su propósito obligándola a levantarse cuando obviamente no deseaba hacerlo. Su cuerpo y mente estaban cansados. Era uno de esos días en los que quería tomarse una pausa, respirar profundo y solo disfrutar de no hacer nada.

Recogió el cabello en un moño alto y despreocupado mientras caminaba al baño cediendo al placer de rascarse una nalga perezosamente. Sentada en el inodoro maldijo al ver que la sangre había manchado el pantalón del pijama.

Tras un baño caliente, se puso cómoda y salió a preparar el desayuno. No quería nada ajustado, así que se vistió con una sudadera negra y un pantalón holgado gris.

Bernardo apareció en la cocina acomodándose el cuello de la camisa. Saldría temprano, otra vez. Valeria sirvió la taza de café como a él le gustaba, cargado. El soplo mientras revisaba el reloj en su muñeca. No llegó a tomar ni un sorbo, cuando coloco de nuevo la taza en su lugar.

- ¡Carajo, ya es tarde! – se dio media vuelta dejando el desayuno servido.

Valeria rodó los ojos y revisó la hora en el reloj de pared. Aún era temprano. ¿Qué tan tarde podrían ser las siete y veinticinco y en vacaciones? Se encogió de hombros, sin ánimos de querer darle vueltas al asunto.

- Valeria.

- ¿Señor?

- La maestra de teatro de Denise cancela el ensayo de hoy – le dice sin quitar la vista del celular.

- Listo, gracias.

¿Había ensayo? Dejó que saliera de la casa, para acercarse al calendario en la pared. No había nada anotado. Seguramente se le había olvidado hacerlo. Qué bueno que no habría. Odiaría perderse los últimos ensayos por su descuido. Escucho un ligero y dulce sonido proveniente del woki toki dentro de los bolsillos de la sudadera. Se dirigió al segundo piso y entró al cuarto de los niños.

- Buenos días – canturreo abriendo un poco las cortinas – ¿Quién quiere panqueques con crema? – la aprobación provino de la cuna. Se acercó – ¿Tú quieres panqueques? – le hablo mimada – ¿sí? – el bebé sonrió – bueno pues el joven príncipe habló. A desayunar, ¿qué esperas? – lo tomó en brazos y jalo las cobijas de Denise.

- Noo – rio – no quiero.

- Te espero abajo, ordena la cama antes y lávate los dientes.

Fue a la madriguera de Charlie. Aún no se había despertado, la habitación se encontraba a oscuras. Entro y abrió las cortinas.

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué haces eso? – refunfuño.

- A desayunar.

No le hizo caso. Por el contrario, se cubrió de pies a cabeza con la cobija.

- He planeado un día muy entretenido – confesó con una gran sonrisa en el rostro.

- No me interesa.

♥ ♥ ♥

Después de desayunar...

- Lo siento chicos, no creí que pasaría esto – afirmó angustiada después de haber revisado la correspondencia.

- Que aburridooooooo. A ver superniñera, ¿qué otra gran idea se te ocurre? Que sea rápido.

- A veces eres un superfastidio.

¿Qué culpa tenía de que estuvieran haciendo reparaciones eléctricas en el barrio y también lo olvidará? Se empezaba a sentir tonta. Tenía que pensar en algo rápido para mantenerlos entretenidos, pero lo único que pasaba por su cabeza era una cómoda superficie donde descansar. Quería quedarse arrunchada por el resto del día.

♥ Fue un Error Conocerte ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora