- ¡Adiós!
- ¡Adiós, diviértanse!
Por fin se habían marchado. La espera había sido larga y solo deseaba que los niños pasaran unas buenas vacaciones. Se lo merecían igual que ella se merecía descansar de sus locuras y berrinches.
Dando media vuelta toco al timbre. Zoraida se asomó por la ventaja. Agito el brazo saludándola. La reja se abrió.
- Buenas tardes, Doña Susana – saludo a la madre de Abel, sentada en la sala de estar leyendo una revista.
- Hola, Valeria, ¿Cómo estás?
- Bien – sonrió. Entro dejando su pequeña maleta en la entrada a la espera de indicaciones.
- Dormirás en la habitación que está al lado de la de Abel. Puedes ir a dejar tus cosas, la habitación ya está lista.
- Gracias – sonriendo, subió a la segunda planta. Obvio la indicación de Susana y fue directa al cuarto de Abel.
El pobre chico estaba descansando a su manera. Aún seguía sin saber cómo había logrado que el doctor le siguiera la corriente.
- Hola, ¿Cómo sigues? – le golpeo la pierna.
- ¡Au! ¡Mierda, Valeria, ten cuidado!
- Conmigo no tienes que fingir – susurro, sonriendo victoriosa.
- ¿Como... de que hablas?
- De nada – le guiño el ojo.
- Si me echas al agua, lo vas a lamentar – advierte lanzándole un cojín a la cara.
- Tranquilo. No lo echaría a perder, al fin y al cabo, yo también me beneficio de tus ocurrencias.
- Bien, me alegro de que sepas lo que pierdes si me descubren.
- ¿Cómo lo hiciste?
- ¿De qué hablas?
- ¿Cómo lograste que te incapacitaran?
- Todo se lo debo a mis talentos – puso su lengua contra la mejilla y movió las cejas, sugerente.
Sin podérselo creer, tomo el cojín devolviéndoselo con mucha más fuerza. Su amigo, a veces, podía sorprenderla y avergonzarla.
♥ ♥ ♥
Como era de esperarse, su presencia en la tienda no fue muy bien aceptada, pero Abel tuvo un buen punto. Irrefutable, de hecho. Estaban en temporada alta y cualquier ayuda era recibida. Que ella estuviera al día siguiente cubriendo el puesto de Abel, sin tanta demora, fue aliviador.
Sin embargo, lo que menos quería Jaime era que esa joven sin gusto por la moda, mal arreglada y carente de buenos modales, atendiera a clientes importantes y fuera cara de la tienda para clientes potenciales. Así que, en un acto caritativo y una decisión sensata, la mando a la bodega junto al chico nuevo.
Había mucha gente que buscaba trajes de estilo en alquiler para las fiestas y la tienda tenía muchos de esos. Cantidades por montones. De todos los tamaños y estilos. Realmente era una tarea exhaustiva acomodarlos en sus respectivos paquetes, bajo los parámetros establecidos. Siguiendo las órdenes de Jaime empacaron cualquier cantidad de entregas y siendo las diez treinta de la noche, seguían empacando. Le dolían los pies y el sueño se estaba apoderando de ella con insistencia.
- ¿Cuánto falta? – le pregunto a David, que por cierto, era bien parecido. Ahora entendía el interés de Abel por él. Tenía un aire masculino y tierno. Físicamente era como describir un ángel y su personalidad lo confirmaba.
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♥ Fue un Error Conocerte ♥
Romance¿Cuántas veces nos hemos resistido a aceptar la realidad? ¿Cuántas veces nos hemos esforzado por controlar lo que está fuera de nuestras manos? ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido de haberlo o no hecho? Y no importa, porque seguimos aquí. Siguiendo...