Me contó su pasado, su presente y su futuro.
Me susurró sus miedos y gritó sus sueños.
Aquellos ojos, que un día brillaban con la alegría de un niño y al siguiente reflejaban la tristeza de un alma vieja, lo convertían en un enigma ante los míos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
PRÓLOGO
Noëlle tenía el cabello enmarañado hacia un lado, sentada en una de las tantas mesas de la cafetería, aun lado de la ventana. Pasaba las finas hojas del libro con delicadeza con una mano y con la otra tenia agarrada la taza de café caliente. Una chica aparentemente normal ante los ojos de la demás gente, pero Jean veía en ella una delicada flor que había pasado por el más crudo de los inviernos, y aun así sobrevivido.
Noëlle: No había un nombre para una persona que desencajara tanto. Su piel era como la nieve que golpeaba el tejado en una mañana de diciembre, con el cabello del color del otoño y los ojos del tono de las hojas que caen de los árboles en octubre. Ella no era "navidad", ella era la época de lluvia.
Jean la miró y vió en ella lo que no veía en otra chica: a la chica perfecta. Y no porque ella fuera realmente perfecta, pero el amor es ciego y Jean sólo veía en ella lo que quería ver, lo que ella necesitaba tan desesperantemente que alguien notara. Ella era un libro en blanco, esperando a alguien la ayuda a comenzar de nuevo a escribir su historia y vivirla sin miedo. El era el mejor escritor, dispuesto a formar parte de la historia.
