Cero. Esa es la cantidad de amigos que hicimos en dos semanas. En un inicio pensé que una semana sería suficiente para integrarme a algun grupo. Los días pasaron y la fortuna no llegó, así que me di cinco días más y reduci mis expectativas a conocer solo a dos personas y formar mi propio grupo. Eso tampoco funcionó.
Lo que significa que el aula de Haerin se volvió nuestro santuario y las barras de granola la comida sagrada. A pesar de todo, Haerin me parecía más interesante que cualquiera de mis compañeros, así que el beneficio de mi amistad se lo ganó de manera justa.
Realmente Haerin nunca hablaba mucho, creo que cuando más escuche su voz fue el tiempo en que no estábamos en buenos términos e intento acercarse a mi. Supongo que al mejorar nuestra relación no vio la necesidad de hablar cada segundo.
Así que nuestros recesos eran silenciosos por su parte y llenos de preguntas por la mía. Le preguntaba sobre artistas, moda, películas y todo tipo de arte consumible. Si descubría que teníamos algo en común yo me dedicaba a hablar sobre ello y ella a escuchar.
Puedo decir que la parte de no tener amigos es complicada. Estaba acostumbrada a sentarme en mesas con al menos diez personas donde las conversaciones, la comida y los planes abundaban. A pesar de aquello no consideraba que tuviera un lazo con alguien igual al lazo que podía ver entre Haerin y sus dos amigas. De modo que, los amigos que creía cercanos a mi se esfumaron ante mí encierro en mi misma.
Nadie me busco, nadie se preocupó. Quizá fue mi culpa por alejarme, pero saber que nadie intento buscarme al menos una vez me dejaba pensando por horas. ¿Alguna vez conocí una relación real?, ¿de verdad tuve amigos?, ¿era tan social como pensaba?
La respuesta siempre era borrosa, dependía de mi estado de ánimo y de la mentalidad que tuviese al despertar. Algunos días me sentía como el ser humano más solo del planeta. A veces solo había culpa. Otros una ira desbordante me comía viva.
Pude ignorarlo mientras los problemas me ahogaban. Perder contacto con mis amigos no era tan importante como perderlo con mi mamá. Mantener conversaciones con ellos no era tan importante como intentarlo con mi nueva hermana. Esforzarme por estar bien para ellos no era tan importante como darle el luto que merecía a mi padre. Nada, absolutamente nada de lo que me estaba pasando podía quedar debajo de amistades que podían esperan un momento.
El problema es que no esperaron. Y mientras más veía la soledad en la nueva escuela, más enojo sentía. Estaba sola gracias a ellos, pero también gracias a mi.
Haerin puso su mano sobre mi brazo, sacando todos mis pensamientos y autocompasión por la ventana.
—¿Por qué estás enojada?
Por más que quisiera no podía contar a Haerin como amiga. Era mi hermana y nos vimos obligadas a llevarnos bien. Al final funcionó pero no me dejaba ignorar que así tenía que ser.
—¿Es porque no hemos conseguido ningún amigo?
Admito que no reaccione bien. En mi defensa me tomo en un estado de enojo ya iniciado.
—Hablaste por las dos. Uno, habla solo por ti. Dos, si tengo amigos.
Por suerte Haerin es más racional. Algo que me gusta de ella es que siempre parece ir al menos cinco pasos delante de ti, incluso si parece ser una persona lenta. Es como la tortuga de Kung Fu Panda, lenta pero segura como un viejo de mil años.
Era buena para saber que pensabas, no me sorprendería si un día admitiese que puede leer mentes o predecir el futuro. Ya que no sólo veía lo que pensabas, también reflexionaba sobre ello.
—Minji y Hanni son buenas amigas. Pero tengo que admitir que me aleje de ellas por voluntad propia.
Sentí como si me hubiese arrojado una piedra a la frente.
—Me siento sola porque así lo quise, por lo tanto en cualquier momento lo puedo cambiar. —Después giro su cabeza hacia la ventana con cierto desinterés. Una forma de decirme que solo me diría eso y yo tendría que buscar una solución sola.
Suspire, una, dos, tres y cuatro veces. Esperando que regresara su atención. Siendo honesta ella era más rápida para encontrar soluciones. Por otro lado yo era de reflexión lenta y además impaciente, dos cosas que solían ir muy mal juntas. Volví a suspirar, por quinta, sexta, séptima y octava vez. Entonces volvió a mirarme.
—Minji y Hanni siguen buscándome a pesar de que yo me aleje. Por eso sé que aún puedo arreglarlo —no me miraba a los ojos, me miraba el alma. Un escalofrío me recorrió—. Lo que sea que estés pensando sobre la amistad y la soledad, replanteatelo. Probablemente ese amigo que necesitas aún esta esperando que lo conozcas.
Yo sé que en ese momento tenia pensar y reflexionar, tragar sus palabras y convertirme en una persona más sabía y menos temperamental. Pero no podía concentrarme en eso cuando era increíblemente escalofriante como parecía saber con exactitud cuáles habían sido mis pensamientos.
Con una voz más chillona de lo normal, probablemente con un temblor de cuerpo involucrado, y una risa nerviosa, lo único que pude contestar fue:
—Eso fue muy especifico.
Y entonces ella contestó:
—Las personas temperamentales necesitan personas directas.
La forma en que mi relación con mi media hermana se desenvolvió estuvo integrada de múltiples situaciones que no debían pasar. La primera de ellas fue la computadora bloqueada de imprevisto. La segunda ocasión fue la descrita en este momento.
Fue gracias a que ese día por la mañana mi teléfono me notificó que tenía fotos de un año atrás. Al verlas la nostalgia fue inevitable. Esas fotos eran todo. Mi padre, mis amigos, mi casa. Toda mi vida. Ver mis ojos tan despreocupados y felices, para después verme en el espejo del baño, desalineada, con ojeras y una tristeza que no había identificado antes, no estaba contemplado en el plan de seguir adelante.
Pero pasó. Ese día estaba triste.
Mi papá solía decir lo mismo que Haerin me dijo. Se lo decía a mi mamá con frecuencia y mientras crecía y me volvía más parecida a ella, esa frase comenzó a formar parte de mis días también.
Mi papá no era como Haerin. Él era más ruidoso, si pensaba algo ten por seguro que lo diría en voz alta. No siempre era tan sabio, se equivocaba mucho, un claro ejemplo era situación en la que nos encontrábamos. Pero era sensato.
Si tuviera que elegir una palabra para describir a mi padre sería sensato y he de admitir que usaría esa misma palabra para Haerin. Al final cierto espíritu de él residía en ella, como si no se hubiese ido por completo.
Si lloré o no, no lo recuerdo. Pero sé que desde ese momento Haerin se convirtió en la persona a la que acudiría por el resto de mi vida. Quizá porque tenía la esperanza de ver a mi padre en ella. Por suerte, con el tiempo, no veía a nadie más que a Haerin.
De todas formas ella no se llevaba todo el crédito. Desde mi percepción yo también era un esplendor de mi padre, como la boca que se movía antes que su mente. Mientras Haerin y yo estuviésemos juntas tendrías a mi padre frente a ti.
—Creo que tienes razón. —le dí el último bocado a mi barra de granola y me levanté de su lado— Esta tarde preguntaré por las actividades extracurriculares.
—Bien, probablemente conozcamos a alguien.
—Supongo. ¿Algo en mente que te gustaría hacer?
—Lasaña.
—Sobre los clubes, idiota.
Lo pensó menos de cinco segundos, la verdad no parecía muy entusiasmada.
—Lo que sea está bien.
—¿Le pregunto a Hanni?
—No. Yo buscaré, no te preocupes.
Me despedí y regresé a mi reflexión personal. Llegué a mi aula y por ende a la soledad también.
Aun así entendí lo que Haerin quiso decirme. Sí que podía regresar a donde fui feliz, pero no tendría sentido si en ese lugar no había nadie ni nada esperándome.
Duro de procesar. De todas formas el curso natural de la vida es hacia adelante, por más que quisiera no había forma de ir hacia atrás. No podía regresar a la vida que tenía antes porque lo único que continuaba igual a ella era mi nombre.
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Sempiterno 《Lee Hyein + Kang Haerin》 Newjeans
FanficDespués de la muerte de su padre, Hyein y su madre descubren que no eran su única familia. "Un momento puede cambiar tu día, un día puede cambiar tu vida, y una vida puede cambiar el mundo..." -Buda. Fecha de publicación: 21 de Octubre del 2023