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Beth

La semana había pasado con mucha normalidad, había hecho amigos nuevos y ya había sido invitada a una fiesta universitaria, no quiero ser aburrida, pero, tengo que volver a casa el fin de semana o mi madre me quitará mi herencia. Broma, mi hermano Manson había llegado de vacaciones y quería pasar tiempo en familia antes de acostumbrarme a quedarme completamente en el hospedaje. Tomé algunas prendas de ropa y las metí en mi mochila, realmente no era mucha, pero, si lo suficiente para tres días. Me despedí de Helena y Amelia las cuales se encontraban en la pequeña sala charlando. Bajé hasta la última planta del edificio y vi salir a la mujer de cabellos negros, realmente era bonita a comparación del resto. Claro que era bonita. Por mirarle me percaté que se le había quedado una carpeta sobre el carro y corrí hasta el mismo tocando la ventanilla. Ella me miró extrañada y bajó el cristal esperando a que hablara.

— Profesora perdoné la molestia, se le ha quedado esta carpeta arriba de su auto — Dije extendiendo la misma ella me miro agradecida.

— ¡Oh por Dios! Que olvidadiza he sido, muchas gracias por avisarme White — Tomó la carpeta con una sonrisa y se despidió dejándome con la palabra en la boca.

— .. Cae mal — Murmure mientras caminaba hasta mi auto entrando en él. ¿Esperaba algo más? No. ¿Era yo quién buscaba realmente conversación con la mujer?

Pasé todo el camino escuchando Lana del Rey, Queen y ABBA. Realmente ellos me hacían sentir tantas cosas con una canción, tantos sentimientos encontrados incluso nostalgia. Llegué a la casa de mi abuela donde vivía mi mamá y yo anteriormente, bajé del auto y entré a la casa, no había avisado tampoco había pasado mucho tiempo, pero, su recibimiento me hizo sentir que llevaba años lejos de ellas, tan alegre y cálido era el ambiente. Levanté mi mirada y me encontré con la de mi hermano, mi querido hermano, es decir mi otra mitad... el ser que me complementaba con lo diferentes que éramos.

— Elizabeth ... — Dijo con una sonrisa espléndida, no negaré que le extrañaba y no pude evitar lanzarme a sus brazos el me cargó como cuando éramos niños, estaba agradecida de la familia que tenía.

— ¡Te extrañé! Hacen dos años no te veía — Dije abrazada a él, él beso mi cabeza y se alejó viendo venir a mi abuela a la cual le sonreí, le extrañaba, pero no tanto... la verdad. Desde que mi hermano se había ido a vivir a otro lado no lo veía a comparación de ella que todos los días veía su rostro.

— Estás más gordita — Dijo mi abuela con una sonrisa como si el comentario que había dicho fuese un alago. Mi madre me sonrió apenada y mi hermano miraba extrañado. — Deberías cubrirte esas estrías... o no conseguirás un pretendiente ¿Has usado la crema que te compre? es muy buena para las cicatrices — Suspiré acababa de llegar hacen unos minutos y ya era juzgada físicamente por mi abuela, así fue toda mi vida y veo que así seguirá.

— Sí, la he usado ya no están tan rojas como antes — Claro había subido un poco de peso y las estrías eran recientes, era una gran inseguridad pues siempre me la recordaba, sé que me quiere ayudar, pero no es la mujer más suave de este planeta en cuanto a las palabras.

— Ven aquí hijita, tú sabes que te quiero mucho y solo quiero cuidarte — Aquí vamos con la manipulación... que método tan antiguo. Me acerqué, le abracé ella era una señora muy mayor y encorvada por lo cual su tamaño se podría considerar... diminuto a mi lado. Recuerdo por qué esa mujer se comporta así.

Recuerdo haber visto fotos de mi abuela cuando era joven, una rubia de ojos claros, alta y con una cintura de reloj de arena, podría haber sido modelo, tenía buen perfil y dientes de perlas. Mi abuelo era alto, pero ella aún más, mi abuelo me contaba de pequeña como le conoció, el tocaba la guitarra en un local y ella iba siempre con sus amigas enfermeras luego de las prácticas, un día mi abuelo tuvo la valentía de preguntarle si le concedía ese baile ella acepto y ellos bailaron sobre una loseta o bueno así le decían al baile de dos personas pegadas disfrutando del contacto. No sé en qué momento ese amor se esfumó pues mi abuelo sigue siendo cariñoso y ella lo aparta como si no soportara el afecto, pobre hombre le ama con todas sus fuerzas y ella solo es grosera o tal vez fue el hecho de que se casaron y él comenzó una dependencia en el alcohol tuvieron su segundo hijo y ella no pudo culminar sus estudios por tomar el rol de madre y ama de casa. Que malo es tener rencores guardados un ejemplo más de que no tome mal mi decisión de cambiar de concentración.

Epifanía del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora