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Amarró su rubio cabello en una coleta, se coloco un cubre bocas y guantes. ¿Que estaba haciendo?

Durante todo el mes en el que regreso a la escuela, la joven maestra tenía que prepararse para lo que se venía. Desde entrenar combate cuerpo a cuerpo con ayuda de nanami y su amigo satoru, y tratar de mejorar en su técnica de sanación. Ya que no sabía si en la pelea qué habría saldrían heridos.

Cosa que no quería.

Pero entre todo eso, habia cierta persona a la cual le había hecho una promesa.

Si nombre era kokichi muta, o tambien conocido como mechamaru. Aquel alumno robot de la escuela de kyoto. Ella y utahimen eran las únicas que sabían de la existencia de su verdadero cuerpo.

— así que tu eres mechamaru — miro al pobre joven con vendas en la tina de agua — es un placer conocerte.

El joven soltó un quejido de dolor. El más mínimo movimiento que hacia le causaba un gran dolor por todo su cuerpo.

— el mio igual... Shimizu-san.

Sonrió ante su educación.

— tu eres víctima de la poca conocida restricción celestial... Es sorprendente eso.

— ayame, viniste a ayudarlo, no a recordarle eso — su amiga la regaño.

— tengo que saber que tipo de restricción es para poder ayudarlo — llevo una mano a su barbilla — esto es poco usual...solo conozco de una persona con algo parecido.

— ¿maki zennin?,¿ la hermana de mai?

— si, ella no puede hacer uso de la energía maldita, ni de técnicas inatas, pero a cambio resivio una fuerza física descomunal. Pero en este caso es diferente.

— desde que tengo memoria... Soy muy sensible a todo tipo de contacto, incluso la luz del sol afecta mucho en mi piel...

— ¿dices que tienes una gran cantidad de energía maldita, cierto?

— si...

— mmm, sonara un poco imprudente de mi parte, ¿pero me darías el permiso de examinar tu cuerpo?

— ¡¿qué?!

— si eso garantiza que tenga un cuerpo normal, aceptaré — kokichi sin dudarlo acepto. Había escuchado gracias a su maestra las grandes hazañas qué su amiga como médico había logrado. Por lo que tenia la esperanza de poder recibir de su ayuda.

Ahora que tenia el permiso del alumno, miro a su amiga. Quien tenía una expresión de shock.

— ¿qué dices, uta?. No lo haré si no estas de acuerdo.

—.... ¿Prometes salvarlo? —pregunto con un hilo de preocupación. Apreciaba a todos sus alumnos por igual, y eso quería decir que ponía la felicidad de ellos sobre la suya.

Asintió.

— haré posible lo imposible. Confía en mi.

Soltó un ligero suspiro, y accedió.

Con mucho cuidado retiro el vendeje de uno de sus brazos, observando con detenimiento las cicatrices qué tenía.

𝐁𝐑𝐎𝐎𝐊𝐋𝐘𝐍 𝐁𝐀𝐁𝐘 - 𝒿𝓊𝒿𝓊𝓉𝓈𝓊 𝒦𝒶𝒾𝓈ℯ𝓃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora