|Prólogo|

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Aniue.

Estaba harto de escuchar esa maldita palabra. Desde que empezaron todos los problemas, su paciencia se agotó muy rápidamente.

- Aniue, volemos cometas juntos.

Ya lo molestaba un poco que se lo dijeran al menos diez veces al día, pero ahora era todo el tiempo. No le faltaban las ganas de cortarse las orejas y tirarlas al río más cercano.

- Te extrañé mucho, Aniue.

Golpeó las manos que lo intentaron abrazar. No solo eran las palabras, sino las acciones. Más pegajosas que de costumbre.

- Aniue... necesito algo de aceite.

Tambien estaba eso. Era su deber el cuidar a los invitados no deseados.

- Aniue ¿Puedo beber un poco de tu sangre? Solo un sorbo, por favor.

Una mirada hizo que el invitado desista de su pedido. No estaba de humor para contestar de la manera venenosa habitual.

- Michikatsu... no pareces estar bien ¿Quieres que te prepare una sopa?.

Nego con la cabeza. No quería nada más que dormir una siesta, despertar de esta pesadilla y golpear la cara de su gemelo.

- Aniue... esto es raro.

- ¿Tu crees, Yoriichi? -Preguntó de manera sardónica- Me parece de lo más normal.

Seis pares de ojos lo voltearon a ver, poniéndolo muy incómodo ante tanta inexpresividad. Si ya le costaba ver a uno de ellos, menos podía con seis de la misma persona.

Pero por ahora no había solución a su problema. Hasta que el efecto del arte demoniaco termine, está atrapado con seis Yoriichi, los cuales varían mucho entre ellos

Aunque lo miraban con hambre, y no precisamente por comida.

Esta sería una semana muy larga para Michikatsu.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2023 ⏰

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