Stephen, había sido revisado, y estado en observación durante un tiempo, porque decían, que aunque había nacido bien, sano y fuerte, había nacido antes de tiempo, dos meses antes, para ser exactos. Y eso podía traerle complicaciones si no lo revisaban a tiempo. Sintiéndome culpable, ¿por qué mi bebé no se esperó los meses que faltaban?, ¿por qué tenía que nacer antes?, haciéndome sentir mal, ¿y que hago yo si algo le pasa a mi bebé?¿Qué hacía?
Había recibido muchas felicitaciones, tantas, que me sentía —aunque sabía que no lo era— alguien importante, y alguien que era muy querida —cosa que también sabía que no era—, y se sentía lindo que trataran a uno así, sentirse querido. Y más después de traer un bebé a este mundo, aunque todo eso lo tenía muy en cuenta, y la reina también se encargaba de recordármelo siempre. Porque así como recibí muchas sonrisas, y mucho cariño, también recibí muchas miradas de desagrado, y de desapruebo.
Había conocido a las abuelas de Thomas, porque si, así como mis hijos tenían dos padres. Thomas tenía dos abuelas —de las personas más dulces y cariñosas que he conocido nunca, tan rubias, así o más que hasta el mismo Elijanh, sin duda, se veía desde lejos, que tenían muchas cosas en común.— y un solo abuelo. Así como tenían solo una madre.
Stephan ese día lloró mucho, teniendo incluso la barbilla llena de mocos, algo que sinceramente, me dio mucho asco.
E incluso abrazo a Thomas, cosa que yo nunca hubiera visto, y lo entendí, el estaba muy emocionado, y no sabía cómo manejar toda esa emoción, que abrazó a la persona más cercana.
"—Tengo dos príncipes, sin ser yo parte de la realeza.—"
Había dicho, mientras limpiaba toda su cara llena de mocos, inocentemente en la camisa de Thomas.
Ese día, fue algo de locos. Porque cuando todos se fueron, y el aposento quedó vacío, la reina entró hecha una furia, y me golpeó en la cara. Específicamente una bofetada, alegando que yo estaba "seduciendo" a su esposo, y que era una ramera. Diciendo, que aunque yo tenía ya dos esposos, al parecer ellos no me daban a basto, porque también quería para mi, a los hombres ajenos.
Y la verdad, no entendí nada de lo que ella dijo, solo algunas palabras, que para nada concuerdan conmigo. Eran cosas muy diferente a lo que yo era o pensaba. Yo solo quería que ese bebé, mi bebé, Malcom, tuviera un nombre. Algo de él. Algo solo de él.
Pero no solo quedo ahí. Sino que, cuando estuve con Thomas, este también abofeteó mi mejilla, en la mejilla hinchada por el anterior golpe. Dándole la razón a su madre, cuestionado, el porqué yo hablé con su padre, el de porque, si quiera yo cruce mirada con su padre. Jurando, que si me encontraba haciendo alguna fechoría con él, iba a matarme, o a dejarme sin mis hijos. Cosa que la segunda me dolió más.
Algo que me sorprendió y me asusto mucho. ¿Por qué pensaban esas cosas?, si yo solo pedí por un nombre, solo por eso, yo no hice nada malo.
¿Y dejarme sin mis hijos?, no eso no, eso jamás, después de haberlos tenido en mis brazos, y saber que eran míos, que eran solo míos, sencillamente no puedo permitir que me los arrebaten, que los alejen de mi.
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Elijanh estaba más hermoso que nunca, grande, feliz, y rubio. Era un bebé hermoso y sano. Y era mío, yo lo había hecho, él había salido de mi. Y nadie podía decir lo contrario.
Y todos los días, todos, eran risas para el, yo me encargaba personalmente, de que mi bebe se riera, y se riera mucho.
Me encantaba escucharlo reír, era algo relajador. Escuchar a mi bebé reír, me ponía feliz, alegre. Sin duda, era mi sonido favorito.
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El pecado de ser mujer.
Ficção Histórica-Madre, ¿por qué ellos si pueden salir y yo no?, ¿por qué nosotras no?- susurré mientras escuchaba el sonido que siempre sonaba cuando "ellos" salían, salían por esa... ¿esa? ¿Por dónde ellos salían?, y... ¿a dónde iban?, ¿qué era eso?, era un miste...