Capítulo 9

191 20 0
                                    

Efectivamente, David nos despertó con música aquella mañana extremádamente soleada. Me gustó que los brazos de Lizzie rodeándome en un abrazo fue lo primero que sentí, seguido de un beso en la mejilla y un "buenos días." cariñoso. Sentí cómo el corazón me latió con fuerza en el pecho. 

─Mmhndía ─ o algo parecido salió de mi mente. 

Cuando bajamos, Jarnett nos había preparado café. 

─No sabía si le pones azucar o no, ¿le pones? ─ me preguntó, mientras me pasaba un azucarero y una cuchara. 

─Si, gracias. 

─¿Cuántas? Para la próxima ─ habló la mujer mientras se hacía una coleta en el cabello. 

─Tres ─ respondió Lizzie, a mi lado. Sonreí y asentí confirmando la información. 

Agradecidamente había espacio suficiente para nosotros en el auto. Me esperaba ser una carga, me esperaba no tener espacio, o que las chicas comenzaran a hacer indirectas sobre cómo Lizzie había llevado a su amiga, pero ellas no. Sin embargo, todo fue excelente. 

Esa mañana, fuimos a la costa. Caminamos, mientras David se metía a una de las reuniones por las cuales tenía que viajar. 

─¡Elizabeth! ─ gritaba la madre de la chica ─ No tiene termómetro, ¿cómo no le da frío? ─ me habla, la chica obliga a sus hermanas a correr hacia el agua con los pies descalzos, y solo esquivo la obligación porque me encuentro hablando con su madre. 

─Creo que no siente de temperaturas ─ bromeo. ─ Gracias por invitarme nuevamente. 

─¿Es en serio? Nos lo has dicho ya tantas veces ─ dice la mujer mientras me pasa un brazo por encima de los hombros, me aprieta contra ella en un abrazo. ─ Eres una buena chica. Nos agrada tenerte con nosotros, y Lizzie está muy feliz de haberte conocido. 

─No es como si pudiera escapar de mí ahora ─ bromeo, la mujer sonríe y la chica de cabello castaño se acerca a grandes pasos hacia nosotras. 

─Si no prueban el mar, se arrepentirán. 

─Tú te arrepentirás si te mojas más allá de la rodilla. ─ le habla, la chica abre los ojos verdes en mi dirección y luego me toma de la mano. 

─Veo un tornado, es mejor que nos vayamos ─ bromea. 

Corro junto a ella como si fueramos dos niñas pequeñas. Como si nada importara. La atrapo, y luego ella me atrapa a mí. La cargo como si fuera una bolsa de papas hacia la orilla y escapo a grandes zancadas para que no haga lo mismo conmigo. El agua nos salpica la ropa, y veo varias gotitas en su cabello, pero nada de eso hace que me preocupe o me asuste. Las mellizas van hacia donde Jarnett se encuentra, y cuando abren una botella de jugo resulta un llamador para nosotras. En cierto punto comenzamos a conversar, y en otro punto, Lizzie comienza a hacer trenzas en mi cabello. Vuelvo al hotel con el cabello trenzado y una enorme sonrisa en el rostro. 

─¿En serio? ¿Cuántos de éstos crees que necesitas? ─ me pregunta, tomando cuatro bálsamos de labios, míos, en sus manos. 

─¡Nunca se sabe! Además me aburro fácil de los sabores. 

─¿Sabores? 

─Todos tienen diferentes, mira, ese de- 

─Muéstrame ─ dice. Frunzo el ceño, pero entonces lo comprendo. Ella se sienta en mi cama, y me arrodillo sobre el colchón, frente a ella. Coloco en mis labios uno de los bálsamos, y me acerco a ella, para que pueda oler. Sin embargo, ella cierra los ojos y me toma de la nuca, plantándome un beso. ─ Frutilla. ─ adivina. 

─Bien. ─ digo, luego lo quito con la manga de mi hoodie y coloco otro. Ella vuelve a acercarme para darme otro beso. 

─¿Kiwi? ¡Pepino! ─ se corrige, y asiento. Al tercero, se le dificulta más. ─ Naranja ─ niego. ─ Limón. 

─¿Estás segura? ─ pregunto, ella vuelve a besarme 

─Melón. ─ niego, otro beso ─ ¿Mango? Es que sigo pensando que es naranja...

─Lo es ─ respondo, y me lanzo sobre ella para volver a besarla. Quedamos una encima de la otra, en una cama para una sola persona. ─ Romperemos esta cosa ─ digo, mientras suelto una risa. Ella me sujeta de la cintura ─ Por algo es para una persona, Liz. 

─Podrá soportarnos ─ habla, alzo las cejas ─ Eso sonó peor de lo que querría ─ ambas reímos, y finalmente me recuesto a su lado. 

Esos tres días junto a Lizzie y a su familia resultan los mejores de todo mi nuevo año. Cuando las doce llegaron, jamás pensé que enero depararía tal aventura para mí misma. 

─Hablé con Emma... y... creo que soy bisexual. Es decir, no lo sé. No he estado con chicos desde que.. nos besamos. Pero creo que.. creo que lo soy. ─ al igual que la primera noche antes de venir, se encuentra a mi lado. Resulta que de las dos noches que hemos pasado juntas no hemos dormido separadas. Juntamos las camas y utilizamos la espectacular excusa de que era más espacio para ambas. Aunque nos encontráramos en el centro, con las piernas enredadas, al borde de caer. ─ Emma dice que no tengo por qué ponerme una etiqueta, pero... siento que debo, ¿sabes? Debo tener al menos una certeza. Hasta ahora lo único que sé es que... me gustas. Que te quiero. 

─¿Y crees que diciéndomelo en español le quitas importancia? ─ me pregunta ella, alzo las cejas. ─ He estado investigando. Quiero aprender espeñol para, al menos de esa forma, agradarle a tus padres. 

─Eres una caja de sorpresas ─ digo mientras la acerco para besarla. 


Pero como siempre, la pequeña rayito de sol siempre cree que va a llover. 

Y efectivamente, en cuanto regreso a Sherman Oaks, no solo llueve. 

Sino que se cae el cielo a pedazos. 

You Are In Love | Elizabeth OlsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora