Capítulo 10

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TW: HOMOFOBIA

Me hubiera gustado decir algo. 

Me hubiera encantado haber podido defenderme, pero mi cerebro estaba demasiado ocupado poniéndome a la defensiva, eliminando los nuevos recuerdos que llegaban, intentando desaparecer la situación. 

Intentando que el caos no sea real. 

...

─En serio, muchas gracias. Fue hermoso ─ sonrío mientras me bajo del auto de David. 

─Te ayudaré con tu bolso ─ me dice Lizzie, mientras se baja del auto junto a mí de un salto. 

─Creo que no hay nadie en casa ─ digo en una risa al notar que mi casa está en silencio, y con las cortinas corridas. 

─En ese caso... ─ habla, mientras saca de su bolsillo un bálsamo labial. Está nuevo. Lo abre y lo coloca sobre mis labios. El baúl del auto impide que los Olsen vean cuando ella deja un corto beso sobre mis labios. 

Me acerco a la puerta de mi casa, saco mis llaves, y me abro paso dentro, hasta mi habitación. 

─¿Holaa? ¿Hay alguien aquí? ─ voy preguntando mientras me paseo por la casa. ─ ¿Debo denunciar abandono de persona? ─ pregunto. Sin embargo, cuando abro la puerta de mi habitación, me encuentro con un desastre. En medio de todo esto, mi madre. 

─Dijiste que tú tenías tus propios principios ─ es lo primero que dice. Observo por la ventana, pero no hay oportunidad de que nos haya visto, así que si no es eso... no sé de qué se trata. ─ Dijiste que no te importaba que ella fuera una lesbiana porque tú no lo eras, y no tenías por qué... dijiste que no- que tú no serías igual de asquerosa que ella. 

─Mamá-

─Si tú eres quién ha escrito esto, no tengo intenciones de que me vuelvas a llamar así. ─ dice, tirándome al pecho mi cuaderno de poemas. ─ Lee las estupideces que escribes, léeme cómo te atreves a decepcionarnos de esa forma. Entérate, al igual que me enteré yo, como eres una desviada que no solo ya no es virgen, sino que tuvo sexo, si se puede llamar así, con una... con una ¡mujer! ─ no tengo tiempo a decirle que soy virgen, y que este poema donde hablo de jadeos y gritos involuntarios no es más que mi forma de expresar cómo me gustaría no tener que gritarle cada vez que necesito sentirme cuidada por mi familia. Me gustaría que me entendiera, pero sé que es demasiado para ella. 

─¡Basta! ─ alcanzo a gritar, pero me toma del brazo tan fuerte que mis palabras se eliminan de mi mente. 

─Te dejé que te fueras en ese estúpido viaje con esa familia de enfermos, no porque creyera que era divertido, sino porque me juraste que tú seguías siendo tú. En esta casa no quiero este comportamiento. Agradece que ya tienes tu bolso hecho, porque no regresarás a vivir aquí si te comportas así. 

─¿Qu-

─No quiero escucharte, no quiero verte. Me das asco. 

─¿Puedes dejar que me explique? ─ grito. Pido con lágrimas en todo el rostro que sus palabras no sean más que un impulso causado por la noticia, pido que no piense eso de mí. Pido que no corra a su niña de su casa como si fuera cualquier cosa. Quiero que me quiera, estuve años intentando que me quiera, meses ocultando lo que realmente era, para que ahora no solo se entere de ésta forma, sino que... me eche de casa. Pero el golpe que recibo en mi rostro, en el que me corta la mejilla con su anillo filoso, me deja en claro que no hay nada por salvar. 

Que está muerta, que estoy muerta. 

Que para ella, acabo de fallecer, y que no habrá una mínima vuelta atrás. 

You Are In Love | Elizabeth OlsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora