Diario Frankfurter Schmetterling
Nuevamente parte de Europa se ha vuelto involucrada en otra revuelta que ha durado 30 años. El mayor falsificador de arte de los últimos tiempos acaba de abandonar la cárcel para poner en bote al mercado de arte mundial.
Por Gretchen Pauli.
Como un inofensivo oso descuidado de las garras de un temible cazador, las casas de subastas y especialistas en arte caían en sus terribles trampas colocadas con astucia y de donde, según él, nadie salía perdiendo. Él conseguía una cuantiosa suma de dinero y ellos, por su parte, conseguían una preciada obra de arte que se revalorizaría con el tiempo. No obstante, en el fondo, no sabían que habían dado con el Robin Hood del arte, como lo suelen llamar los tabloides en todo el mundo.
Después de pasar 4 años bajo la oscuridad de una cárcel austriaca, Beltrán Munio, aunque bautizado como Casajús por su mujer y cómplice en sus últimos 20 años de aventuras por el mundo del arte, Cirina Casajús, regresa sereno, guerrero y con ganas de hablar. Su entrevista más sincera y descarada ha caído en mis manos, un gran honor por mi parte he de decir. Espero comportarme debidamente ante el maestro del lienzo.
Beltrán se encuentra sentado en una silla de un esmalte blanco algo apagado. Frente a él, sobre la mesa, una taza de café da señales que el líquido que se encuentra en su interior aún está caliente. Parece pensativo y algo distraído. Además, debo resaltar que es un hombre muy puntual, puesto que estaba aquí antes de que yo llegase al encuentro. Me presento y me siento en la silla que tiene a su lado izquierdo. Son las 10:00 de la mañana.
FSchmetterling. ¿La sesión fotográfica ha sido de su agrado?
B.C. (Asiente complaciente) ¿Le importa que fume?
FSchmetterling. Para nada. Puede fumar tranquilamente.
B.C. Muchas gracias (Saca una cajetilla algo desgastada de su chaqueta grisácea y se enciende uno de los cigarrillos que tiene en su interior. Aguanta el humo unos instantes y lo expulsa por la nariz). No sentía un cigarrillo desde anoche antes de acostarme. Esta mañana en la sesión fotográfica tuve que aguantarme las ganas. No sé ni cómo salió la cosa, puesto que estaba muy nervioso. Entre que no fumaba desde hacía más de 10 horas; a ello sumarle que era la primera vez que hago de modelo, si a eso se le puede llamar modelar.
FSchmetterling. Dicen que siempre hay una primera vez para todo.
B.C. Eso dicen, aunque yo no estoy muy seguro de ello.
FSchmetterling. ¿Qué quiere decir con eso?
B.C. El ser humano está preparado para las experiencias diarias. Las primeras veces son cotidianas: como sonarse los mocos o dormir. Hay otras que, por mucho que queramos hacernos creer que son fáciles, en la primera vez nos cuenta mucho, o no nos gusta o nos duele, como hacer por primera vez el amor, pues debemos admitir que es tremendamente horroroso.
FSchmetterling. Entiendo. Entonces, ¿estaba preparado para su primera vez en una prisión?
B.C. Podría decirse que sí. No es que fuera el sueño de mi vida, pero sí que era la meta a la que terminaría llegando, que no aspirando; dejémoslo claro. Mientras veía todo lo bonito, los demonios terminarían arrastrándome aquí (Hace una mueca con la boca, acto seguido da otra calada al cigarrillo, aspira y vuelve a soltar el humo por la nariz).
FSchmetterling. A veces no estamos preparados para los cambios.
B.C. Efectivamente. Hacemos cualquier cambio a la cosa más mísera e insignificante y mire cómo acaba todo.
FSchmetterling. ¿Cómo fueron estos últimos años en la cárcel?
B.C. Si le soy sincero, fueron bastante gratificantes (risas). No sabía que tenía tantos admiradores por el mundo. Al principio me costó mucho adaptarme a ese ambiente tan frío y frágil que te regala la cárcel, pero con el tiempo, se hace bastante ameno. Incluso hice muy buenos amigos.
ESTÁS LEYENDO
A.R.T.E.
General FictionEl mundo artístico se ha despertado con la noticia de que el estafador de arte más buscado de las últimas década ha sido detenido sin oponer resistencia. Beltrán Munio ha escapado durante años con sus artimañas más increíbles hasta que fue descubier...