historias cortas de 1 capitulo

el cerro

Hoy les traemos la historia de James, un chico como cualquier otro pero con un destino para nada común

Todo se remonta a su niñez. El pequeño se la pasaba con su abuelo escuchando sus historias. Como cuando luchó contra un oso mano a mano, nadó un río a contra corriente y de como le cayó 3 rayos en un mismo día, cosas de abuelo. Pero dentro de todas esas historias solo había una que le había llamado la atención y esa era de como su abuelo había luchado contra un demonio en el cerro

Todo era asombroso para el niño, tanto que quería ver como era ese demonio. El abuelo con una sonrisa le dijo que cuando crezca iba a poder pelear contra él

Pasaba el tiempo y James fue creciendo. Al alcanzar los 12 años ya no sentía la misma emoción al escuchar las historias de su abuelo, mas bien, dudaba de su veracidad. El abuelo dijo que lo siguiera al cerro donde había tenido dicha batalla. James, sin mas opciones, siguió a su abuelo

Abuelo: no puedo creer que dudes de mí. Te eh contado como pasó todo *dijo mientras caminaba*

James: lo sé, pero en ese momento era un niño. No hay manera que los demonios existen *menciona el joven* además, nunca se lo has mencionado a papá?

Abuelo: claro que le mencioné, pero ese chamaco nunca me creyó *voltea unos segundo para ver a su nieto* al parecer lo escéptico se hereda

James: estás seguro que no son unas alucinaciones tuyas? Digo, ya estás algo viejo y...

James no pudo terminar de hablar ya que su abuelo le había golpeado la cabeza

Abuelo: mas respeto cuando hables, mocoso. Puede que esté mayor, pero aún estoy en forma

James: está bien, lo siento *dijo mientras se sobaba donde le pegaron*

Pasaron unos minutos y al fin llegaron a su destino. Se encontraban en el medio de cerro. Era una zona donde no habían muchos árboles y donde yacía un machete oxidado clavado en el suelo

Abuelo: mira James. Aquí fue donde tuve esa *saca el machete del suelo* mantente por los árboles. No quiero que salgas lastimado

James: abuelo, en serio crees que...?

Otra vez James sería interrumpido, pero esta vez no fue su abuelo, si no una enorme luz que salía del suelo. El miedo llegó al niño fue corriendo hacia los árboles donde se quedaría expectante. De la luz salió una voz ronca

???: así haz vuelto. Muy bien, vamos a divertirnos. Una vez que te derrote, estas tierras volverán a ser mías

Abuelo: sigue anhelando ese día, porque hoy no lo será *dicho eso se acomodo para el combate*

James no podía creer lo que estaba viendo. Un demonio había salido de la luz y al parecer este se había dado cuenta de su presencia

Demonio: veo que trajiste un espectador

Abuelo: no lo vayas a meter es esto, el pleito es conmigo. Además, no está listo para esto

Demonio: de acuerdo. Él sera el espectador que verá tu derrota

Sin esperar mas, el demonio se lanzó al ataque, siendo recibido por corte del machete que apenas pudo esquivar. El demonio no se quedó atrás y empezó a dar zarpazos a una gran velocidad. El anciano, pese a su edad, se movía con una gran agilidad, bloqueando uno que otro golpe

Ambos estaban totalmente concentrado en la pelea, no dejaban dar ni un respiro a su rival. Mientras tanto, en la lejanía, James daba gritos de apoyo para su abuelo. Su miedo era grande pero el gran apoyo a su abuelo lo era más

Pasaron los minutos y ambos contrincantes se notaban cansados pero aún determinados. El pequeño veía atento todo lo que ocurría, con esperanza que su abuelo salga vencedor una vez mas, mientras que él solo podía alentar

James: ¡¡vamos abuelo!!

Gritaba a todo pulmón. El silencioso cerro dejó de serlo por los gritos del pequeño

En un descuido del demonio recibió un corte en las piernas, cayendo al suelo. El abuelo se posicionó atras se él y le dio otro corte en la espalda. James gritaba que acabe con él, pero fue grande su sorpresa al ver que su abuelo ayudó a levantar al demonio para luego darle la mano

Ambos se fueron en direcciones contrarias y, el señor mayor, clavó el machete nuevamente en el suelo para luego acercarse a su nieto

Abuelo: vamos a casa. Estoy cansado

James: ¡¡¿Por qué no lo mataste?!! *reclamó el pequeño*

Abuelo: deja que explique en el camino *dijo empezando a caminar*

James: espero que sea buena la historia *dijo siguiendo lo*

Abuelo: verás. Cuando construi la casa para vivir con tu abuela, apareció ese demonio, reclamando que estas son sus tierras. Yo me negué a irme y empezamos a pelear. Logré vencerlo pero eso no paró y volvió al día siguiente

James: parece que no le gustó perder

Abuelo: a nadie le gusta. Retomando donde me quedé. Me dijo que si no me marchaba atacaría a tu abuela. Yo no dejaría que eso pase y lo lleve al cerro para volver a pelear. Siguió así por unas semanas hasta que llegamos a un acuerdo. Él vendrá cada año para luchar y si logra matarme se quedará con las tierras y hará lo que quiera con los que estén en ellas

James: y tú no has perdido ninguna pelea. Eres muy genial, abuelo

Abuelo: gracias James. Ya a los 20 años volvimos a acordar que vendría cada mes, se le notaba un poco la desesperación de recuperar las tierras. Quise que tus tíos o tu padre tomen mi lugar, pero ninguno me creyó. Pensé que nadie iba a proteger estas tierras, hasta que tú viniste. Quiero que protejas estas tierras, cuando crezcas, obvio

James: claro abuelo. Yo voy a proteger todo esto como tú

Abuelo: esa es la actitud, pequeño. Te enseñaré todo lo que debes saber

Y así fue como James, junto a su abuelo, entrenaría para algún día ser el guardián de las tierras de su abuelo. Él iba todas las semanas a visitarlo y juntos practicaban con espadas de maderas, hechas por su abuelo

Pasaron los años y James ya era un joven de 17 años. Estaba nervioso, ya que su abuelo dijo que sería el día que va a luchar contra el demonio. Sus ansias y miedo se mezclaban al agarrar el machete oxidado, viendo como del suelo salía el demonio. El ya no era un niño, ya estaba listo para esta responsabilidad