Capítulo 1: "La Sombra en el Espejo"

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No deseé esta existencia. Nunca quise ser lo que soy ahora, una criatura atormentada por su propia esencia. Cada mañana, al enfrentar mi reflejo en el espejo, mis ojos hundidos y mi mirada llena de odio me devuelven una imagen que detesto. ¿Soy humano? Ya no lo sé, mi deseo de justicia se ha convertido en una maldición, y cada día siento que mi humanidad se desvanece un poco más.

Los recuerdos me asaltan sin piedad, como sombras que se abalanzan desde el pasado. No puedo escapar de ellos, no importa cuánto lo intente. Uno de los más persistentes es el día en que vi por última vez a mi madre. Sus ojos, llenos de lágrimas y miedo, me miraron como si fuera un monstruo. Tal vez tenía razón. Fue entonces cuando me alejé de ella, de mi hogar, para siempre. Un niño abandonado por su propia madre, eso es lo que soy.

Pero el mundo en el que vivo es mucho más que una ausencia de calor humano. Es un lugar enfermo y desviado, una sociedad que ha perdido su brújula moral. Las calles están gobernadas por pandillas y señores del crimen que imponen su voluntad con violencia despiadada. La corrupción se ha infiltrado en cada rincón de la ciudad, pudriendo las estructuras que alguna vez se suponía que debían proteger a los inocentes.

Mi vida se desenvuelve en medio de este caos, donde la justicia se ha vuelto un concepto difuso, reemplazado por la venganza y el poder. Las instituciones que deberían proteger a los ciudadanos son cómplices de la opresión y la crueldad. En este paisaje desolado, he perdido mi fe en la humanidad y en la posibilidad de un cambio significativo.

Fue en este mundo, este oscuro y retorcido mundo, donde comencé mi lucha por la justicia. Al principio, creía que podía hacer la diferencia, que podía ser un faro de esperanza en medio de tanta oscuridad. Pero con cada acto de violencia que cometí en nombre de mis ideales, me adentré más en la sombra.

Los recuerdos de las noches en las que aceché a aquellos a quienes consideraba culpables se mezclan con las pesadillas en las que yo mismo me convertía en un monstruo, devorando la humanidad que alguna vez poseí. Cada vez que levanté mi mano para castigar a los culpables, perdí un poco más de mi propia humanidad, hasta que ya no quedaba nada.

Este reflejo que veo en el espejo es el de un hombre que se ha convertido en la encarnación de sus peores pesadillas. Ya no sé quién soy ni cuál era mi propósito original. Solo sé que cada día me hundo más en esta oscuridad, arrastrado por mis propias acciones y obsesiones.

Cada amanecer, el peso de mis acciones recae sobre mis hombros como una losa de plomo. Las sombras de mi pasado yacen en mi mente como espectros que se niegan a descansar. Las imágenes de aquellos a quienes he lastimado me persiguen, sus miradas de sorpresa, miedo y dolor se incrustan en mis pesadillas nocturnas.

(Rompiendo la cuarta pared)

Me pregunto, lector, si puedes entender el tormento que vivo, si puedes sentir la carga de mis acciones y las sombras que me acosan. ¿Comprendes que cada palabra que escribo es una confesión, una ventana a mi atormentada alma? ¿Eres consciente de que, al seguir leyendo, te conviertes en cómplice de este acto sádico, alimentando mi agonía con tu curiosidad?

Mis manos, una vez limpias y puras, están manchadas de sangre. Cada acto de violencia que cometí en nombre de lo que una vez creí correcto me ha alejado un poco más de mi propia humanidad. Me transformé en un depredador, cazando a aquellos a quienes consideraba culpables, sin importar las consecuencias.

Las calles de esta ciudad decadente son testigos silenciosos de mi búsqueda incesante. Las almas perdidas vagan por ellas, como sombras de lo que alguna vez fueron, buscando algo que ya no pueden encontrar. En un mundo donde la bondad parece ser una rareza, es fácil perder la fe en la humanidad.

Mis pasos me llevan a la persecución de aquellos a quienes responsabilizo de los males de este mundo. Cada noche, cuando el mundo se sume en la oscuridad, me convierto en una sombra que se mueve en la penumbra, intentando desesperadamente hacer justicia en un mundo que ha olvidado su significado.

Sin embargo, la justicia se ha vuelto una palabra hueca, una ilusión inalcanzable. Mi búsqueda me ha llevado a perder mi propio juicio, a cuestionar la moralidad de mis actos. Cada vez que levanto mi mano para castigar a los culpables, me pregunto si estoy luchando por una causa justa o si me he convertido en aquello que más odio.

El reflejo que veo en el espejo es el de un hombre que se ha perdido en las sombras, atrapado en un ciclo interminable de violencia y autodestrucción. Esta es mi historia, la historia de un hombre que no quiso ser esto, pero que ha sido moldeado por un mundo amargo y crudo hasta convertirse en una sombra de lo que alguna vez fue.

El monstruo que no quise serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora