Finders keepers

Nuevo inquilino.

Ser un Omega no era cosa fácil, pero eso es algo que todo el mundo lo tiene claro. Mika era consciente de eso, así que nunca se quejaba en voz alta. Estaba ya tan acostumbrado a todos los problemas que conlleva haber nacido así, y aunque si había ocasiones en las que deseaba haber sido un beta, era muy raro que lo expresara en voz alta.

El mayor de sus problemas, o beneficios, dependiendo de quien lo juzgue, era su mejor amigo de la infancia: Amane Yuichiro, su estimado Yuu-chan. Ha estado a su lado desde que Mika tiene recuerdos, y no ha habido algún momento de su vida en la que no estén juntos. Desde el preescolar hasta ahora en la universidad. No era secreto para Mika los sentimientos que tenía por él, más nunca ha tomado acción alguna para avanzar su relación más allá de amigos.

Yuu, a diferencia suya, había tenido el privilegio de crecer alfa, y se había tomado como misión personal el hacerse cargo de Mika y protegerlo de cualquier cosa que considerará como peligro. Mika era muy capaz de cuidarse solo, pero no podía negar lo bien que se sentía por dentro cada que Yuu trataba de actuar como un caballero en resplandeciente armadura, por más que terminara actuando como un torpe en la mayoría de los casos.

La vida con Yuu era doméstica. Antes de que tuvieran sus géneros secundarios Mika lo veía como una clase de hermano, con unos cuantos sentimientos que en su momento no entendía que eran románticos. Pero cuando sintió por primera vez el aroma de alfa de Yuu fue que su corazón despertó. Más allá de que fuera una respuesta biológica de su cuerpo el estar en contacto con un alfa, Mika sabía que Yuu era su pareja destinada.

Pero para la desgracia eterna de Mika, Yuu no paraba de darle mensajes confusos. Incluso ahora que vivían juntos como roomies no tenía ni la menor idea de que era exactamente lo que Yuu sentía por él. Creyó estar seguro de que sus sentimientos eran recíprocos cuando ambos pasaron sus celos juntos, pero aunque Yuu el muy imbécil no uso protección, no parecía ni el mínimo interesado en morderlo, incluso aunque Mika se aseguró de mostrarle su cuello infinidad de veces. No, todo lo que logro es que ahora ambos se hacían cargo de los celos del otro cuando llegaban, Mika teniendo que sufrir el proceso de tomar anticonceptivos cada que pasaba ya que el idiota de Yuu siempre se las arreglaba para correrse dentro sin importar que tanto lo regañara Mika.

Habia perdido la cuenta de la cantidad de celos que habían pasado juntos, todo con el razonamiento de que solo se estaban ayudando en lo que ambos encontraban a su respectiva pareja. Años haciéndolo y seguían igual de solteros que cuando empezaron con esa "práctica."

Mika estaba casi seguro que la idea de Yuu era embarazarlo para tener la excusa de pedirle su mano, pero con la forma en la que a veces lo trataba, no podía estar completamente seguro. Había días que actuaba como si fuera su novio, atento, cariñoso, romántico y considerado; mientras que en otras ocasiones lo ignoraba por completo y se ponía a hablar de omegas que había visto en sus clases, o cuando les preguntaban si eran pareja, era el primero en negarlo con una risa incómoda diciendo que solo eran buenos amigos.

Mika en verdad deseaba que Yuu decidiera lo que quería hacer. No le importaba si era estar con el o conseguirse alguien más como pareja. Lo que sea que le permitiera a Mika soltar y dejar ir de una vez por todas. Quizá ahora que tendrían nuevo roomie las cosas serían diferentes.

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"A-ahhnm! Yuu-chan! Espera! Más lento!!" Rogó con desesperación, aún sabiendo que su súplica sería ignorada.

"Shhh, un p-poco más Mika! Estoy cerca!"

Por supuesto que Yuu hizo todo lo contrario a lo que Mika quería, simplemente acelerando sus embestidas sin importarle que se estaba cayendo a pedazos por el exceso de estimulación. Su cabeza daba vueltas, su nariz sensible después de horas de oler las feromonas de Yuu en completo descontrol.