CAPITULO 69

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Las palabras de Edlynne fueron como un jarrón de agua fría para Lennox. Su madre le confirmó que Garth era su verdadero padre señalando la marca que ambos compartían. Si lo que decía del todo cierto, la mujer que escapo y fue encontrada por Garth, era la doncella que había desaparecido hacía más de veinte años.

Javaid la busco por meses sin encontrarla, hasta que finalmente se la dio por muerta. Garth se encargó de dejarle claro que había muerto, dejando la ropa llena de sangre de la doncella justo donde había muerto.

Con ella enterró todo rastro de Nolan. Edlynne no quería decirle pero era algo que su hijo se preguntaba, ahora que conocía la historia de su esposo y porque ella se dedicaba a decirle que era alguien importante para la familia.

-¿Por qué ahora? – Edlynne sonrió con tristeza. – Madre ¿Por qué me cuentas todo esto ahora?

-Ha llegado el momento, Lennox, no podemos esperar mucho más. – suspiro cansada. – Garth no sabe por cuánto tiempo más puede escapar.

-¿Escapar de qué? – Edlynne observo a Tristán, él sabía más de lo que ella querrían. – Madre ¿Qué está pasado?

-Tan solo tienes que cumplir con la promesa de Garth, él hará lo necesario para detenerlo. – los nervios del duque iban en aumente. – Debemos esperar, Lennox. No nos podemos adelantar, si nos descubre estamos acabados.

-¿De qué estás hablando?

Edlynne no sabía que decir, se había preparado mentalmente para aquel día, sabía que tarde o temprano tendría que contarle la verdad a su hijo para que la ayudara. No solo a ella. Nolan no estaba en palacio tan solo por un capricho de Lennox. Tuvo varias discusiones con Garth por ese asusto antes de que firmará el acuerdo, ella tuvo que convencerlo para que lo hiciera, Nolan no podía permanecer por más tiempo a su lado.

-Garth está dispuesto a sacrificarse por vosotros, si con eso logra detenerlo. Lennox, debes actuar como siempre. – le suplico con miedo. – No sabemos con quién está, y eso es peligroso. Garth no ha podido encontrar a sus ayudantes.

-¿Todo esto debe ser mentira? Madre dime que es una de tus historias fantásticas, por favor. – rio con nerviosismo. – Esas historias que le contabas a Evangeline de niña, dime que forma parte de una de ellas.

-Si pudiera hacerlo, no tendría tanto miedo, hijo mío. – sonrió. – Zayer fue débil, eso significa que él no te hubiera podido ayudar.

Lennox aún no le había contado nada sobre lo que había pasado en Borsir, se había asegurado de que la información no llegara a oídos de su madre. Edlynne inclino la cabeza angustiada, temía haberse equivocado, fue el propio Tristán quien le confirmo que Zayer no había vuelto con ellos. Sabía que eso debía significar que el proyecto había fallado.

-¿Cómo lo sabes? – Tristán le mostro una pequeña bolsita al duque. - ¿Qué es esto?

-Drystan y Pietro pudieron sobrevivir con éxito. – sonrió con orgullo, aunque su hermano lo había asustado. – Fue necesario, debíamos asegurarnos de que ellos los protegerían si fuera necesario.

-Tristán también pudo sobrevivir a los efectos de la droga. – explicó Edlynne. – Son los guardianes que más cerca está de nosotros, y esa persona es poderosa, no sabemos cuánto poder tiene.

El duque se sentía mareado, Tristán mostraba con desvergüenza la bolsita que había en sus manos mientras la habría en su interior había lo que antes había sido una planta, ahora estaba triturada. Tristán le pidió que no la oliera por si acaso.

-Causa alucinaciones a la persona que inhala su olor por un tiempo determinado. – volvió a cerrarla con cuidado. – A partir de esas alucinaciones puedes jugar con los escenarios. Si la persona que lo ingiere es débil morirá.

-¿Cómo te has atrevido a traer algo como esto a palacio? Madre. – no hubo respuesta. – Prohibí la magia en Edevane.

-No puedes decirme que no sabes lo que hace Evangeline en su habitación. – se burló. – Es una prohibición absurda en palacio, sabes que lo van a romper.

-Es peligroso, si alguien se vuelve loco como padre ¿Qué haremos? Madre, debes deshacerte de eso lo antes posible.

-Tu padre nunca ha estado cuerdo, no le acarres sus injusticias a la magia, Lennox. – estaba molesta. – No es algo malo, si sabes utilizarlo sin obsesionarte, algo que Javaid nunca consiguió, era un hombre demasiado codicioso.

Edlynne le relato sin medir sus palabras lo que estaba llevando a cargo Garth, y los motivos de su desaparición, para nada era lo que Nolan se imaginaba. No tuvo problemas en desvelarle que desde la muerte de su padre había estado vigilándolo, no sabía hasta qué punto los ancianos podían controlar a su hijo y cuánto tiempo tardarían en conocer la verdad.

-¿Has visto el collar que lleva Nolan? – asintió. – Estoy segura de que Pietro te dijo que ese collar se lo dio Garth ¿o me equivoco?

-Mi esposo lo guarda con mucho cariño, no deja que nadie se acerque a él más de lo necesario.

-¿Te has dado cuenta de que a veces cambia de color? – era algo en lo que no se había fijado. – Todo estará bien si no se rompe, Nolan estará seguro si ese collar permanece a su lado. No dejes que se lo quite por nada.

-¿Cuánto más me has ocultado? – Edlynne sonrió. – Ahora me dirás que Cadmo fue un dragón de verdad, y no es solo una simple leyenda.

-No podemos negarlo, puede que Cadmo tuviera algunas facultades que lo representaban como un dragón. – encogió los hombros para quitarle importancia. – Pero Nolan no es Cadmo, Garth me aseguro de que no hay nada de magia en él, no debes preocuparte.

Lennox estaba cada vez más seguro de que su madre estaba fantaseando demasiado gracias a los libros que leía continuamente. Observaba a Tristán para comprobar si había algún gesto de duda en el guardián, pero él se mantenía firme en sus palabras. Como si hubiera escuchado la historia con anterioridad.

-Mi señor, lamento haberle ocultado información, pero no quería que actuará antes de lo debido. – se disculpó con sinceridad. – Aceptaré cualquier castigo que quiera aplicarme si así lo deseas.

-Está noche debes ducharte con agua fría. – replicó molesto. – Lo más fría posible, hasta que tus labios se pongan morados. – Edlynne sonrió. – Y después venir a hablar conmigo, si no lo haces, tendrás que volver a darles clase a los novatos. – Tristán lo miro asustado. – No tendré clemencia, traidor. 

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Tristán se metió en un cubo lleno de hielo para cumplir con el castigo y fue a visitar a Lennox tal y como él se lo había pedido.

Ahora que estaba solo, Lennox le pregunto como había podido estado ocultándole toda esa información durante tanto tiempo. Le dijo que si no respondía a la mañana siguiente debería darle clase a los nuevos aprendices. Un castigo que se le aplicaría durante un año, y eso implicaba que no podría volver a Borsir. 

Tristán le contó todo sin dejarse ningún detalle, no podía permitir que Edlynne se fuera sola con Layton. No confiaba demasiado en ese "estúpido", segundo sus palabras. Lennox por si acaso mentía, le obligo a darle clase a los novato durante una semana.

Espero que os haya gustado :)

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¡Maldito, pequeño doncel!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora