Crisis Existencial • |DekuBaku|

✨15✨

Se sentía derrotado, decepcionado de si mismo. Dejó que sus propios sentimientos tomaran el control de su vida en muy poco tiempo, sentimientos que él mismo había reprimido por su patético complejo de superioridad. Repasaba una y otra vez su historia con Deku y en como se sentía con el pasar de los años.

Enojo. Eso era lo único que recordaba sentir, pero ¿con quién estaba enojado realmente? No halló respuesta alguna. Era completamente absurdo estar enojado con Deku, no suponía ninguna rivalidad con él, en ese momento era incluso inferior. Entonces, ¿por qué el enojo? ¿por qué llegar al punto de incitarlo al suicidio? Nada, absolutamente nada de eso tenía respuesta, al menos no una que le hiciera sentir bien consigo mismo. Era un asco de persona, de eso estaba muy seguro.

El solo hecho de pensar de que tal vez, Izuku le gustaba desde hacía tiempo le inquietaba, ¿por qué no se había dado cuenta antes? ¿era necesaria la pregunta de Kaminari para darse cuenta de algo tan obvio? Siempre se había catalogado a sí mismo como alguien espabilado e inteligente, pero para este punto de su vida se sentía un idiota.

Sin embargo, también tenía dudas sobre sus sentimientos, ¿le gustaban los hombres en general o era solo Deku? Nunca reparó en su orientación sexual, es más, jamás creyó caer en las garras del amor ya que se consideraba “inmune” a toda esa cursilería.

Se imaginó a si mismo en distintas situaciones con sus compañeras, pero todas fueron descartadas al instante, ni siquiera las podía visualizar como sus novias, con los chicos sucedía lo mismo, ninguno pasaba la prueba de su imaginación, hasta se asqueó en algún punto. Entonces, ¿por qué Deku? No es como si de la noche a la mañana se haya convertido en el ser más hermoso del mundo, aún seguía con esa cara de idiota que cuando eran niños, ¿Por qué ahora lo veía atractivo? ¿era su personalidad lo que lo volvía lindo a sus ojos, o era un efecto secundario de su enamoramiento? Otra vez, nada tenía sentido.

Durante esa semana, Izuku ya no lo ignoraba, pero si seguía portándose distante, nunca iba más allá de un saludo en el desayuno y durante su castigo procuraba no hablar más de lo necesario. Eran dos desconocidos que convivían.

—¡No puedes rendirte ahora! —Le reclamó Kirishima. Nuevamente el grupo de amigos estaba reunido en la habitación de Katsuki.

—Tiene razón, debes presionar más —levantó su puño el niño eléctrico.

Bakugo los miró como si se les hubiese zafado un tornillo, ¿cuál era el límite de su estupidez? ¿acaso había uno siquiera?

—Y quedar como un puto acosador —rodó los ojos—. Escuchen, todo esto fue una mala idea. Déjenlo así —su voz se oía serena, algo inusual en él.

Los tres chicos se miraron entre sí, Katsuki tenía razón, pero tampoco querían que se rindiera sin haberlo intentado realmente, no podía salir de la preparatoria sin haberle dicho lo que sentía a Izuku, a pesar de que apenas estaban en primer año. No estaban seguros de como saldría todo, pero valía la pena intentarlo.