Papi

262 29 8
                                    

Las lágrimas corrían vertiginosamente atreves de sus mejillas, por el miedo que sentía en su pequeño corazón, sentía como se aceleraba a cada respiración, cada vez más rápido con cada pequeño paso que daba, mientras buscaba un rostro conocido en medio del gentío.

La desesperación que sentía, solo se podía comparar con su miedo, comenzó a correr mientras sus lágrimas seguían fluyendo a raudales, su vista se empañaba y le dificultaba cada vez más ver los rostros en busca de alguno conocido.

Se sentía cansado, le dolían sus piernas, sus pulmones pesaban y cada vez le era más difícil respirar, corrió tan rápido como sus piernecitas le permitían y es que en medio de la multitud no podía ver nada más que pantalones, faldas y túnicas por doquier.

Finalmente, el miedo lo paralizo y comenzó a llorar a grito abierto en busca de su papi, sintió como sus piernas de doblaron y cayó al piso adoquinado del callejón Diagon, sin saber que hacer cubrió su cara con sus manos, lo sabía estaba perdido y nunca más volvería a ver a su papi, ni a su ita, ni a su ito...

En medio del mar de sentimientos sintió como una mano rozaba sus manitas, era una mano suave, una caricia dulce y reconfortante, por un momento recordó las caricias que su mami le hacía cuando él se lastimaba y con una sola caricia le decía que todo estaría bien.

Levanto la vista esperando ver el rostro tan familiar de su mami, pero no era ella. Unos hermosos ojos lo veían y brillaban dulcemente...

¿Qué haces aquí solito? – pregunto con voz dulce la mujer

No sé- respondiendo entre hipidos- yo estaba con papi y cuando abrí mis ojitos estaba aquí...

¿sabes dónde está tu papi?, ¿está en alguna tienda? - cuestiono Hermione con preocupación

No, papi estaba en la biblioteca, yo estaba con él- respondió Scorpius mientras se ponía de pie apoyando sus manitas en el piso para equilibrase mientras se levantaba.

Hermione doblo sus rodillas y se puso a la altura del pequeño niño de ojos grises y mirada inocente, podía ver sus mejillas enrojecidas por el esfuerzo y sus ojos hinchados por el llanto que aun bajaba por su rostro – ¿quieres contarme que paso, mientras nos comemos un helado?, ¿Cuál es tu sabor preferido de helado?...

Por un momento la cara del Scorpius se ilumino, pero rápidamente cambio su gesto a una total seriedad, lo que causo mucha impresión en Hermione al ver un niño de 3 años tan capaz de controlar sus emociones de esa forma.

Papi dice que no debo hablar con extraños y tú eres extraña... esta última frase la dijo con un viejo de pena y voz baja, mientras movía sus manos con nerviosismo y volteaba a todas partes en busca de alguien conocido.

Hermione pudo notar como el pequeño evitaba mirarla mientras seguía buscando entre la gente un rostro conocido...

Tú papi tiene mucha razón al decirte que no debes hablar con gente extraña, pero te propongo algo, le dijo Hermione sonriéndole amablemente – le enviare una lechuza a tu papi para que venga por ti y mientras llega nos comemos ese helado, ¿te gusta la idea?

El niño sonrió y comenzó a brincar de emoción - sí, sí, sí, sí decía entre cada brinco que daba, pero... yo no traje dinero y papi dice que un caballero siempre debe pagar cuando va algún lugar con una bruja bonita, dijo Scorpius.

El niño lo había dicho con tono seguro y colocando ese gesto tan familia que Hermione recordaba y que identificaba a la perfección en los modales de los Malfoy, no pudo evitar sonreír al ver la galantería innata del niño – hmmmm ¿Qué podemos hacer para que sigas las reglas que tu papi te ha enseñado?... le cuestiono Hermione al pequeño niño rubio... Ya sé.

papiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora