Love u Dakote-19
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Lo llamaron un monstruo. Lo llamaron inhumano. Frío, controlador y arrogante. Tal vez el era todas esas cosas, pero esas cosas lo mantuvieron a salvo. Mantuvo a salvo a la banda que le era leal.
Sabía lo que tenía que hacer.
Sabía que tenía un gran destino y para lograrlo tendría que hacer cosas que harían retroceder a los hombres inferiores. Hombres débiles que no tenían columna vertebral para hacer lo que se tenía que hacer.
La sangre podría cubrir sus manos, pero eso no ahogaria al mundo si lograba sus objetivos.
Cuando él lo miró todo se desvaneció y se convirtió en ruido de fondo. El no lo miró como lo hacían los demás. Un simple chico de pueblo con un don para curar. No era el más hermoso ni el más inteligente. Ciertamente no parecía ver la oscuridad de su alma, sin embargo sólo había luz en el.
Una dulce inocencia.
Solo le había hablado dos veces, una vez cuando le trajo a su general para que lo curará y otra vez una vez que se habían apoderado de su aldea. El había sido uno de los del grupo enviado a el para negociar su redención. Se había encontrado haciendo más observaciones de las que debería haber hecho.
Verlo sonreírle. Quizás no era el más lindo pero, su sonrisa y sus ojos... nunca había visto ese tono de verde que había en sus ojos.
Y aquí estaba él de nuevo, en el bosque fuera del pueblo sentado junto al río. El no debería estar aquí. Debería estar en la celebración del pueblo en la plaza. Ocurrió que el pueblo que resistió con más fiereza su gobierno, celebraba el poder haberse desecho de él.
Debería alejarse, necesitaba alejarse.
El podría convertirse en una debilidad y eso era algo que Carlos no podía permitirse. No ahora cuando estaba tan cerca de lograr sus objetivos. En cambio, se encontró acercándose e incluso sentándose en el tronco caído sobre el que se posaba Charles. Cuando debería estar sentado en un trono de oro, sin embargo una parte de él rechazó esa visión.
A el no le gustaría eso, el no pertenecía a un mundo de tronos dorados y políticas despiadadas. El le pertenecía a la belleza salvaje de los bosques.
No parecía sorprendido de que el estuviera ahí. El lo miró con esos hermosos ojos verdes y le dedicó esa dulce sonrisa. Y luego se estiró tomando su mano. Se había olvidado o ta, vez ni siquiera notó los nudillos magullados y desgarrados de la batalla anterior.
El sostuvo su mano con firmeza, y la otra mano rozo suavemente las heridas. El sintió en cálido cosquilleo en su mano mientras sanaban. Por extraño que parezca el hormigueo no desapareció incluso cuando su magia se retiró, y el no soltó su mano. Lo que provocó que algo en su pecho también hormigueara.
"Era una cosa pequeña". Le dijo suavemente. Mierda, ¿por qué su voz siempre hacía eso cuando le hablaba?, no era blando con nadie. No con nadie más.
"La infección puede establecerse incluso en una pequeña herida" el le dijo con un ligero tono de reproche en su voz que nunca habría permitido de alguien más. ¿Estaba realmente preocupado por el?, nadie se preocupó por él. Muchos oraron por su muerte, muchos dependieron de él para su protección una vez se sometieron a su voluntad, pero ninguno se preocupó por el.
"Hay algunos que estarán contentos de ver eso". Le dijo a Charles. El lo miró con un ceño fruncido que realmente le divirtió. "Entonces son tontos." Levantó la mano lentamente como si esperara que el se apartara, pero cuando no lo hizo, pasó suavemente sus dedos contra su mejilla. "No eres tan malo como los demás creen que eres."
"Si lo soy, no te engañes sanador. Sé lo que soy." Su voz era más áspera que antes, pero no podía obligarse a hablarle con dureza. "¿Y tu? No mataste a nadie en la batalla, ¿verdad?" Charles le preguntó suavemente.
"Serán más útiles como luchadores en la próxima batalla con mi ejército" el respondió lo mismo que le había dicho a su general cuando le trajo las órdenes de ejecución el día anterior. Por lo general habría ejecutado al menos a los líderes de la resistencia del pueblo, pero cuando descubrió que Jules Leclerc, el hermano mayor de su pequeño sanador había sido uno de ellos, se negó a firmarlos y envió promesas de lealtad para que ellos firmaran en su lugar. Afortunadamente lo tenían.
"Claro" dijo con su característica sonrisa mientras devolvía la diversión parpadeando en sus ojos. "No quiero verte sufrir ni un poco", su mano se deslizó lejos de su rostro y el extrañó la sensación, aunque en ningún momento soltó su mano sin embargo. "Deberías volver a la celebración", le dijo devolviendo su mirada al río.
"Preferiría quedarme aquí contigo", el respondió deslizándose un poco más cerca de su lado. "¿Porque querrías eso?" Preguntó, un ceño fruncido apareció en su rostro, pero sabía que se suavizó cuando volvió a mirarlo.
Charles se encongió de hombros, "porque me gustas".
La respuesta lo conmocionó hasta la médula. A la gente no le gustaba, le temían, lo odiaban, en el mejor de los casos lo respetaban pero nadie lo quería.
"No deberías" le dijo tratando de hacer que su voz fuera fría y firme. "Tal vez, pero mi corazón tiende a hacer lo que quiere, y te quiere a ti". El respondió. Debería hacer saltado lejos y marcharse ante la declaración. Alejarse de la calidez suave y gentil que la declaración provocó en el tan rápido como pudo. Esto no era algo que podía permitirse.
No era lo que el quería. ¿Era qué?.
El lo miró con incertidumbre en sus ojos por un momento mientras esperaba su reacción. Podía ver la honestidad en su expresión y que se estaba preparando para su rechazo. Un rechazo que sabía que debía entregar. Descubrió que no podía. En su lugar, deslizó su brazo al rededor de él tirando del menor hacia su costado.
"Te ves con frío". El le dijo con voz ronca. Charles no respondió, solo se acurrucó contra su pecho y sus brazos lo rodearon ¿Como alguien tan pequeño y delicado, tan gentil, podría tener tanta poder sobre el?.
El era todas las cosas que no existían en su vida. Dulzura, calidez e inocencia. ¿Amar?, ¿era posible que pudiera tener esa cosa misteriosa y escurridiza que todos los demás parecían tener?. Alguien que vio más allá de su fuerza, su destreza marcial y su destino para el hombre y realmente vio algo digno.
No. No, oh, por supuesto que no. No permanentemente, pero tal vez...
Tal vez solo por estos pocos momentos robados con su pequeño sanador podría ser otra persona. Ser el tipo de hombre que el podría amar. Solo por esta noche.
Porque cuando sus cicatrices estaban sangrando, el las curó y dibujó pequeñas estrellas alrededor de todas y cada una de ellas, dejando eternamente su marca en el alma del ladrón de sus suspiros.
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Holuuu, que no se note que todo tiene que ver con Taylor, eso se lo agregué yo omgNos leemos prontito
Chauuuu
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Caresses à l'âme | Charlos
FanfictionEl era bueno, ¿no? Adaptación Créditos a su respectivo autor