Capítulo 1: El Despertar del Hokage en un Mundo Desconocido

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El sol ascendía lentamente en el horizonte, arrojando una luz dorada sobre un paisaje que parecía sacado de un mal sueño. Naruto Uzumaki, el séptimo Hokage de la Aldea de la Hoja, se encontraba tumbado en medio de un camino rural, rodeado de árboles y vegetación en descomposición. Su uniforme ninja, que en otro momento había sido brillante y naranja, estaba rasgado y manchado de tierra. Su rostro, que solía irradiar determinación y confianza, mostraba signos de confusión y sorpresa.

Naruto se incorporó con cautela, sus ojos azules escudriñando el entorno caótico. El aire estaba lleno de un silencio inquietante, roto solo por el susurro del viento y el leve crujido de las hojas secas bajo sus manos. Su mente era un torbellino de preguntas. ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado allí? La última cosa que recordaba era la intensa batalla contra Kaguya en su propio mundo, un enfrentamiento que había decidido el destino de la humanidad.

Mientras trataba de reunir sus pensamientos, un sonido inquietante llegó a sus oídos: gemidos guturales que helaron su sangre. Se volvió en dirección al ruido y vio a lo lejos unas figuras tambaleantes acercándose hacia él. No eran humanos, al menos no en el sentido que él conocía. Eran caminantes, criaturas con la piel desgarrada y ojos vacíos que arrastraban los pies y murmuraban como almas perdidas.

—¿Qué demonios...? —susurró Naruto para sí mismo, su voz apenas un eco en el silencio que lo rodeaba.

Los caminantes se acercaban más y más, sus gemidos macabros aumentando en volumen. Naruto se puso de pie, su mente trabajando a toda velocidad. No podía permitir que esas cosas se le acercaran. Aunque estaba desarmado, su cuerpo estaba imbuido de chakra, y su entrenamiento ninja era legendario. Tenía que defenderse.

Sin pensarlo dos veces, comenzó a realizar una serie de sellos de mano con una velocidad sorprendente. La tierra tembló ligeramente bajo sus pies, y de la nada surgieron clones de sombra, réplicas perfectas de sí mismo. El ejército de clones se lanzó al ataque con ferocidad, lanzando patadas y puñetazos letales.

El sonido de los golpes y los gemidos agonizantes de los caminantes llenaron el aire. Naruto se movía con una gracia sobrenatural, esquivando las garras de los muertos vivientes con facilidad mientras sus clones los desmantelaban uno por uno. La coordinación entre él y sus copias era impresionante, una danza mortal que demostraba su destreza ninja.

Después de unos minutos que parecieron una eternidad, el último de los caminantes cayó al suelo, sin vida. Naruto se quedó jadeando, mirando a su alrededor con una mezcla de asombro y confusión. No entendía cómo había llegado a este lugar, pero estaba claro que no era el mundo que conocía.

—Esto no es como mi mundo, pero no me rendiré. —Naruto murmuró para sí mismo mientras observaba a los cadáveres sin vida a sus pies—. Debo encontrar respuestas.

Con determinación ardiente, Naruto se adentró en el desolado paisaje, su mente llena de preguntas y su corazón lleno de valentía. No sabía qué le esperaba en este extraño y aterrador nuevo mundo, pero estaba decidido a enfrentarlo con todo lo que tenía.

El camino lo llevó a través de lo que parecía ser un pueblo abandonado. Casas vacías se alineaban a ambos lados de la calle principal, ventanas rotas y puertas abiertas, como si los habitantes hubieran huido en medio del caos. El silencio era opresivo, y el aire tenía un aroma rancio que le recordaba a la sangre y la descomposición.

Naruto avanzó con cautela, cada paso resonando en el vacío. La sensación de soledad y abandono pesaba sobre sus hombros. Se preguntó si era el único ser humano en este lugar extraño.

De repente, un ruido distante lo hizo detenerse en seco. Fue un sonido débil pero inconfundible: un llanto. Naruto se giró hacia la dirección del sonido y corrió hacia él, siguiendo el eco desesperado de una voz infantil.

Encontró a la fuente del llanto detrás de una casa de aspecto desvencijado. Era una niña, no más de diez años, con cabello rubio y coletas. Estaba acurrucada en el suelo, abrazando sus rodillas mientras sollozaba. Sus ojos estaban enrojecidos y llenos de terror.

—Hey, ¿estás bien? —Naruto se arrodilló junto a ella, tratando de ser reconfortante a pesar de la confusión que sentía—. No temas, no voy a hacerte daño.

La niña dejó de sollozar por un momento y levantó la mirada hacia Naruto. Sus ojos se encontraron con los suyos, llenos de asombro y miedo.

—¿Quién... quién eres? —preguntó con voz temblorosa.

—Soy Naruto. Estoy aquí para ayudarte. ¿Cómo te llamas?

La niña titubeó por un momento antes de responder, sus palabras apenas un susurro.

—Sofia... Mi nombre es Sofia.

Naruto asintió con calidez y le ofreció una sonrisa tranquilizadora.

—Hola, Sofia. Estás a salvo ahora. —Se puso de pie y miró a su alrededor—. Pero parece que estamos en un lugar muy extraño. No sé cómo llegué aquí, pero estoy decidido a averiguarlo.

Sofia lo miró con curiosidad y miedo a partes iguales. No entendía completamente lo que estaba sucediendo, pero sabía que había algo diferente en este hombre que había aparecido de la nada y la había salvado de los caminantes.

—¿Puedes decirme qué pasó aquí? ¿Por qué hay tantos monstruos? —preguntó Sofia con voz temblorosa.

Naruto se arrodilló nuevamente junto a la niña y trató de encontrar las palabras adecuadas.

—Sofia, la verdad es que no lo sé. No tengo idea de cómo llegué aquí ni de por qué este mundo está lleno de... monstruos, como los llamas. Pero lo que sí sé es que no estás sola. Estoy aquí para protegerte, y juntos encontraremos respuestas.

Sofia asintió, sus ojos azules llenos de una mezcla de miedo y esperanza. Era una niña valiente, y había visto cosas que ningún niño debería ver.

Naruto se puso de pie y extendió su mano hacia Sofia.

—Vamos, Sofia. Debemos buscar un lugar seguro y tratar de entender lo que está sucediendo. Si hay más personas por aquí, debemos encontrarlas y ayudarlas también.

Sofia asintió nuevamente y tomó la mano de Naruto. Se levantó, sintiendo una conexión inusual con este extraño pero valiente hombre. Juntos, comenzaron a caminar por el pueblo abandonado, sin saber lo que les deparaba el futuro.

Mientras avanzaban por las calles vacías, Naruto seguía pensando en la extraña situación en la que se encontraba. ¿Cómo había llegado a este mundo? ¿Era un jutsu o una fuerza misteriosa que lo había arrastrado aquí? Aún no tenía respuestas, pero estaba decidido a encontrarlas.

La urgencia de la situación se hizo evidente cuando escucharon más gemidos y gruñidos en las cercanías. Esta vez, los sonidos eran más cercanos y numerosos. Los dos se detuvieron en seco y se miraron, compartiendo una comprensión silenciosa.

—Vienen más de esos... monstruos —dijo Sofia con voz temblorosa.

Naruto asintió y la apretó suavemente de la mano.

—No te preocupes, Sofia. Vamos a enfrentar esto juntos.

Ambos avanzaron con cautela hacia el sonido de la amenaza. Pronto, se encontraron con un grupo de caminantes que se abalanzaban hacia ellos. Los muertos vivientes se tambalearon, sus cuerpos descompuestos moviéndose con torpeza, pero su apetito insaciable por la carne humana era evidente.

Naruto ejecutó una serie de sellos de mano y, con un rápido movimiento, convocó una corriente de viento afilado que atravesó a los caminantes más cercanos. Sus cuerpos cayeron al suelo, inmovilizados por la fuerza del jutsu. Mientras tanto, Sofia se escondió detrás de Naruto, asustada pero asombrada por la destreza de su nuevo amigo.

La batalla continuó, Naruto luchando con gracia y habilidad ninja, mientras Sofia observaba con asombro y admiración. A pesar del peligro, había un destello de esperanza en sus ojos. Por primera vez desde que se despertó en este extraño mundo, Naruto sintió que no estaba solo.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2023 ⏰

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