Rescate

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"La verdadera fortaleza no se mide por la ausencia de dificultades, sino por la capacidad de encontrar significado y crecimiento en medio de ellas."

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Capítulo 11

La noche caía sobre Manhattan, ese día. Su esencia urbana se desplegaba ante nosotros a través de las ventanas panorámicas del comedor de nuestro apartamento. La tenue luz de la ciudad se filtraba entre los rascacielos, creando una atmósfera de misterio y anticipación que no me ayudaba en lo absoluto. Las luces cálidas y empotradas en el techo iluminaban la habitación con un brillo suave y relajante.

El comedor estaba decorado con la misma elegancia que Georgina solía tener, que con el nuevo toque moderno, se reflejaba el gusto refinado de mi madre. La mesa del comedor de cristal, tenía un elegante centro de mesa de flores frescas, y alrededor la comida, como si se tratara de una noche especial. Seguramente mi muerte, pensé.

Mi padre, Castre, ocupaba su lugar en el extremo de la mesa, con una expresión serena pero que seguía con la mirada a mi madre, ansioso de que se sentara de una vez por todas. A su lado, mi hermano Calev estaba sumido en sus pensamientos, sus ojos reflejando la misma inquietud que sentía yo. Georgina, mi madre, se movía con gracia mientras daba los últimos retoques en la mesa.

—¿Qué les ocurre? —Preguntó mi padre, dándose cuenta que Calev y yo estábamos demasiados silenciosos. Lo cual no era habitual, en especial porque esta vez no hubo chistes por parte de mi hermano. Y yo sabía que solo estaba nervioso y preocupado por mí.

—Calev ha tenido un mal día en el campo hoy, seguramente —comenté, tratando de persuadir la conversación y que mi hermano me siguiera la corriente. 

—Ah... sí, claro —aseguró, mirandome primero, para luego desviar sus ojos directo a mi padre. 

—Estoy seguro que solo fue cuestión de un día, el deporte es un juego en donde a veces se gana y se pierde —argumentó, mientras continuaba con la comida de su plato.  

—¿Y a ti cómo te fue, Cariño?

—Muy bien, la Sra. Mitchell cree que debería escoger la pintura como profesión —Castre y Georgina se miraron entre sí, ante esa noticia—. Ella cree que tengo talento. 

—¡Pero eso me parece muy bien! —saltó mi madre de alegría—. Podemos desde ya, ir revisando las mejores universidades de arte del país y así asegurar tu futuro...

—¿Y a ti te gusta la pintura? —Cuetionó mi padre de momento, interrumpiendo a Georgina—. Hasta donde sabía, nunca había mostrado indicios de que te gustara. 

—Bueno, no sabía que era buena en ello hasta ahora. Y la verdad, comienza apasionarme —no mentía, desde que supe que podía pintar mis emociones y expresarme de esa forma, de manera tan intensa para que conecte con la otra persona, me veía en probabilidades de estudiar algo con esto.  

Instrumento: Galica #POFG2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora