- Pensamientos -

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Una nueva travesía está por pasar en el pueblo de Karmaland, algo que tantos rumorean y preguntan sobre la situación de los héroes.

"Vegetta es un desquiciado y trato de golpear al héroe Rubius"

"Ese oso se fue a tirar con el niño pato"

"Vegetta no es capaz de golpear a su esposo, más bien, es obvio que Rubius tuvo toda la culpa de lo que está sucediendo"

"Ey, escuché por ahí que Rubius y Quackity se acostaron"

"Y su hijo? Dios, que malos padres"

"Me contaron que Vegetta encontró a Rubius y a Quackity besándose, tal vez por eso es el juicio, se van a divorciar"

"Rubius y Quackity deberían avergonzarse de sus actos"

"Es obvio que Vegetta no hizo nada malo, todo es por esa puta"

"No le basta con tener un cachorro con un solo hombre"

"Se van a divorciar?"

La mayoría de la gente del pueblo se centraba en aquella situación, al pasar entre los aldeanos solo se escuchaban los nombres de Vegetta, Rubius y Quackity.

Desde hace mucho antes ya se rumoreaba algún amorío entre el oso y el pato, lo cuál, ciertamente era mentira.

Y bien, hoy era el día menos esperado por el oso, tendría que ir al tribunal a pelear por la custodia de su cachorro, pelear con el famoso Vegetta de Luque.

Miedo había, eso no lo negaba, aunque también había esperanza por darle una buena ostia y negarle la vida de Spreen.

Eso claro, le ayudaría el único abogado que tuvo a su alcance.

Quackity.

Quackity... ..No es mucho pero no tenía otras opciones, de cierta manera, no notaba tan mal a pato como abogado, se miraba que si sabía manejar bien su trabajo.

Pues.. al parecer si se sabe la de chambear.

También, pato era el único con el que podía contar ahora, los demás héroes no se hicieron presentes hasta el momento, tal vez por qué no querían meterse en esto, tal vez porque Vegetta les dejo una mala imagen de Rubius o simplemente porque ni siquiera se habían enterado del problema.

No sé quejaba, Quackity le daba y le ayudaba con todo y con eso bastaba.

( . . . )

Era de madrugada, aún abundaba la oscuridad en la habitación del pelinegro, Rubius abrazando a su cachorro manteniéndolo en su pecho acurrucado, mientras que Quackity se encontraba abrazando al rubio por la espalda, así ambos quedando como cucharita y cubiertos por una manta.

El oso no lograba conseguir el cansancio en sus párpados, estaba hundido entre sus pensamientos, no lograba mantenerse tranquilo como para dormir.

Tantas cosas, tantas preocupaciones que mantenía encima, nunca se había dado presente en un tribunal, ni siquiera sabía cómo funcionaban o que se hacía, Quackity le había contado algunas anécdotas como ayuda pero aún así mantenía grandes nervios.

¿En qué momento..?  |     RubckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora