Capítulo 12

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La teoría infundada de que pudiera haber algo amoroso entre la señorita White y él fue el motivo por el que se dejaron de hablar los hermanos Grimm otra vez. Milton no estaba dispuesto a ir a ver a su hermano menor hasta que le pidiera perdón por creer tremenda historia inventada por la reina Malvada. ¿Cómo iba a salir con alguien que era demasiado joven para poder beber vino aún? Apple White era una niña todavía y no comprendía cómo Giles siendo tan listo, había dado oídos a historietas cómicas que había desarrollado su examiga solamente para fastidiarle como le gustaba hacer.

Fuera del sentimiento de enfado, hasta le era algo gracioso a Milton, pensar en la disparatada fantasía entre ellos dos. Mientras la princesa rubia conversaba afuera con su novio, recordaba: ¡ella tenía novio!

"No Daring, no quiero ir a la fiesta contigo. Sigo enfadada por lo ocurrido en el torneo y ni siquiera le has pedido perdón todavía" Apple no entendía cómo se podía ser de esa manera, estaban enfadados y llevaban días sin hablarse y él venía a buscarla justo cuando llegaba el 14 de febrero como si estuvieran bien actualmente.

"¿Perdón por qué? Romperte un brazo o hacerte un esguince es normal en entrenamiento heroico, no seas una exagerada por eso"

"¿Exagerada? Le tiraste del caballo de malas maneras y me prometiste que no le harías daño" Ya estaba mosqueado durante el torneo porque no le podía dar y cuando le tiro se vio perfectamente su rostro de satisfacción con su caída. "Hasta que no le pidas perdón no quiero hablarte y mucho menos ir contigo a ninguna fiesta"

"Pues muy bien, no vamos juntos" Sentenció marchándose enfadado.

Apple iba a explotar internamente, quería gritar, gritarle y gritarle que aparte de pedir perdón tenía que ser una persona humilde. Daring le ponía de los nervios con tanto egoísmo y narcisismo, solo pensaba en sí mismo siempre. No solo no reconocía que se había equivocado, sino qué, además, no le importaba lo más mínimo haberle roto el brazo a otro compañero. Únicamente le importaba saber cómo iban a ir vestidos para San Valentín, y ella tenía claro que cuanto más pasaban los días y no le pedía perdón a Milo, no iba a ir de su brazo a la fiesta.

Se tomó unos segundos de relajación mental antes de volver a dentro, intentando ignorar el número que habían montado afuera de la biblioteca para oídos de las bibliomadrastras y Milo. Qué vergüenza tenía de que escucharan como tenía un novio justo y consecuente con lo que hacía.

"No he tardado mucho, ¿no?" Comentó a modo de pregunta cuando se volvió a sentar enfrente de él, después de haber recuperado la paciencia que le agotaba Daring.

"No tranquila, ha sido rápido, ¿ha sido agradable la conversación?" Preguntó dejando de leer.

La royal agradeció la mentira de Milo de qué no había escuchado la conversación a gritos que acababa de mantener afuera con su novio. Seguramente todo EAH habría podido escucharlos si hubieran querido. Le daba mucha vergüenza lo escandalosos que podían ser a veces, pero es que el príncipe no cedía nunca y ella se cansaba siempre de tener que hacerlo por él.

"Estábamos hablando de la fiesta de Corazones Sinceros y... ¡Oh, Dios! ¡Es tu primer día de Corazones Sinceros aquí!" De repente Apple se emocionó al recordar que era nuevo y nunca había celebrado la tradición que se hacía en EAH.

"Sí, es mi primera vez aquí" Le respondió, la primera con diecisiete años otra vez.

Aquella mención de esa fiesta le recordó a Milton que mañana era 14 de febrero, la festividad qué menos le gustaba: San Valentín. El día de los enamorados o, mejor dicho, el día en que por imposición debías demostrar tu amor a tu pareja porque si no, no la querías. Había que mandar frases cursis que ni existían entre tú y ella, escribir cartas de amor que perfectamente la gente copiaba y pegaba de internet, el regalo estrella eran las flores y él era alérgico al polen... Y luego todo tenía que estar de color rojo y en forma de corazón, cada esquina de cualquier lugar a donde miraba. Innecesaria, para él, tanta parafernalia para un día donde las empresas lo que querían en realidad era que fueran todos consumistas y gastaran cuanto más dinero mejor en regalos.

𝙳𝚒𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚊ñ𝚘𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora