Juancho Hernán-Gomez vuelve a casa después de su paso por la NBA. Lleno de sueños e ilusiones, afronta la temporada con su nuevo equipo dispuesto a demostrar lo que no pudo hacer en tierras americanas.
Natalia está cansada de disimular que todo está...
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📅 MEDIADOS DE JUNIO
📅 UN MES Y MEDIO DESPUÉS
Acaricio mi vientre con mucho cuidado mientras un suspiro sale de mi garganta. Miro hacia la pista intentando reprimir mis lágrimas, pero no lo consigo, pues hoy me siento muy orgullosa de él. De lo que ha conseguido. De como le ha callado la boca a todo el mundo que decían que era un fracaso NBA.
Me llevo la mano a la garganta intentando aguantarme de nuevo, esas lágrimas. Pero es que ya no puedo más. Lo veo girarse y buscarme con la mirada, y en cuanto nuestros ojos se encuentran, sus pasos le llevan con determinación hacia donde estoy. Le sonrío acompañando los últimos metros que le quedan hasta mi. Él salta la pequeña barrera y me hago a un lado para poder estar cerca de Juancho lo antes posible.
Él acorta que nos separa y es entonces cuando nuestras bocas se funden la una contra la otra a la vez que sus manos van hacia mi estómago. Nos besamos menos de lo queremos , pero ya habrá tiempo de más cuando estemos a solas. Juancho se separa de mi, dándome esa juguetona sonrisa que tanto esperaba por su parte.
-Esta noche te va a echar un polvo, un campeón de liga. Verás que loca te pones -Juancho me da una palmada en el culo y después vuelve a besarme de nuevo. Solo puedo reír con lo que hace y dice.
El Real Madrid es campeón de liga y yo no puedo estar más feliz por él.
Mi novio abraza al resto de su familia, quienes están igual de contentos que yo. Nos hacemos unas cuantas fotos y seguimos viendo como los jugadores del Real Madrid, celebran el ansiado titulo de liga.
-Me da a mi que una de nosotras va a follar esta noche -Andrea rodea mis hombros con su brazo haciendo que ruede mis ojos tras sus palabras.
-Es lo mismo que me ha dicho tu hermano, aunque con este barrigón que no espere sexo salvaje -nada más hablar, siento un pequeño tirón en la barriga. Me llevo las manos a ésta, sin poder evitar que mi boca se tuerza en una mueca de dolor.
-¿Nat? -Andrea me observa bastante preocupada al ver la mueca de dolor en mi rostro y como me aprieto la barriga.
-No es nada. Solo un pinchazo, no te preocupes -le pido, moviendo mi mano de un lado a otro para que se tranquilice, pero, cuando siento un nuevo pinchazo, la que se preocupa ahora, soy yo- vale si, son dos pinchazos.
-¿Quieres que vaya a buscar el médico? -intento decirle que no, pero esta vez es mi espalda la que sufre una especie de contracción. Siento un liquido caer por mis muslos y mojar mis pantalones con excesiva rapidez. Desvío mi vista al suelo, para ver que un charco se está formando a mis pies. Alzo mi mirada, tragando saliva, empezando a ponerme muy nerviosa.
Agarro la mano de Andrea, casi suplicándole pues me temo que estoy de parto.
-Al médico. A Juancho y a una ambulancia. Se me ha roto la bolsa.
