Epílogo

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📆 20 AÑOS DESPUÉS

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📆 20 AÑOS DESPUÉS

La castaña de pelo ondulado, entró en la pequeña cafetería. A estas horas no estaba atestada de mucha gente, solo un par de jugadores del primer equipo del Real Madrid y algunos miembros del staff técnico de baloncesto. Saludó a los que conocía con una gran sonrisa. Se había criado aquí. Había vivido todos y cada uno de los partidos de su padre, y después, cuando él se retiró, se formó como entrenador y siguió ligado a la disciplina del club.

Se adentró en el recinto, orgullosa de cada rincón de este, una reforma que había llevado a cabo el estudio de su madre, con tanto acierto, que solían ponerla como ejemplo en algunas revistas especializadas por su estética y compleja modernidad.

Se sentó en una de las mesas que había cerca de los ventanales, desde los cuales se podía ver el campo de entrenamiento del primer equipo. Un camarero se acercó para tomarle nota, y después de pedirle un café descafeinado y una magdalena, desbloqueó su tablet para sumergirse de nuevo en uno de los trabajos de clase. 

Verónica estudiaba arquitectura. Le quedaban solo un par de años de carrera, y cuando finalizara, tenía grandes proyectos. Quería viajar y conocer bien de las construcciones y grandes empresas que había en otros países. Empaparse de lo que ya había sido construido, para tener ideas de lo que ella quería hacer.

El camarero puso delante de ella su desayuno, y la dejó para encargarse de la mesa del equipo médico de fútbol. Verónica vio con fastidio el sobre de azúcar en su platillo, e intentó llamar la atención del camarero para que se lo cambiara.

No con mucho éxito pues el hombre se encontraba desbordado con tanto pedido.

-Si quieres, puedes quedarte con el mío -una preciosa y rasgada voz la hizo desviar su mirada hacia la mesa de al lado. Un chico joven, de casi su misma edad, le ofrecía su sobre de sacarina de forma bastante amable.

Verónica reprimió un jadeo intentando ocultar la impresión que el chico le estaba causando. Era bastante atractivo, con un rostro marcado de ojazos oscuros y unas pronunciadas mejillas. Sus carnosos labios eran algo que llamaban bastante la atención, así como el tono dorado de su piel.

-Pues, si, te lo agradezco, si no es molestia -el chico le tendió el sobre curvando su boca en una pequeña sonrisa. Le había llamado la atención la castaña desde que entró por esa puerta y en cuanto vio que se sentaba cerca suya, intentó buscar una excusa para hablarle, pero, por suerte, ella se había adelantado.

-Oh, no, no es molestia. Siempre me ponen sacarina y azúcar, porque depende del día tomo una cosa u otra -le confesó él sin poder apartar su mirada de ella.

-Entonces te pasa igual que a mi.

Mantuvieron una pequeña conversación durante unos minutos. Una muy tonta donde ambos no querían meter la pata ni ir más allá. Verónica no pudo reprimir una sonrisa en un momento dado, y decidió hacerle a él partícipe de sus pensamientos.

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