5

260 18 8
                                    

Suzuka pov:

Al fin la omega empezaría a comportarse como corresponde, un dolor de cabeza menos. Sonreí con arrogancia mientras tomaba un vaso de agua, empezaría de a poco a moldearla y volverla un ser igualito a mí, una hija de puta sin misericordia y un instinto asesino. Degusté la idea de aquello, tal vez hasta la embarazaría de aquí a unos meses, en su primer celo...

-Su, perdón por interrumpirte- Saya se me acercó por detrás -Tienes una llamada de tu padre- me extendió el teléfono.

-Gracias Saya, puedes retirarte- ella hizo una reverencia y suspiré mientras me ponía el teléfono contra la oreja -Padre-

-¿Cuándo pensabas contarme lo de la omega?- me contestó su voz dura y fría.

-No tuve tiempo- cerré los ojos y apreté el puente de mi nariz.

-Mentirosa- su risa fría me heló la espalda -Controlo todos tus negocios, operaciones, tu vida básicamente y no estuviste haciendo nada, lo más esperable de ti-

-No sabía cuando decírtelo- apreté los dientes, maldito viejo, siempre menospreciándome...

-Ven a la casa esta noche, trae a todo tu clan incluida la omega, quiero conocerla, sin excusas ni retrasos- dijo sin alterar el tono de su voz y colgó sin darme posibilidad de responder.

Dejé caer el brazo, apretando con fuerza el aparato y, sin poder contenerme más, grité de furia y lo estrellé contra la pared más cercana, haciendo que quedara hecho pedazos.

-¡¡Maldito seas papá!!- solté a la nada, estaba furiosa, el maldito viejo nunca me reconocía nada, ningún logro, ningún esfuerzo; siempre fueron Yuri y Himeka el orgullo y prestigio de la familia, nunca Suzuka -¡Reunión, todas abajo!- volví a gritar.

En menos de media hora, estaban todas en la sala de reuniones, incluida Moa.

-¿Qué pasó?- Momoko apoyó los codos en la mesa.

-Saya- chasqueé los dedos, aún demasiado furiosa para formular una oración.

-El Jefe quiere que vayamos a la casona esta misma noche, quiere conocer a Moa- dijo Saya con tono tranquilo, los murmullos llenaron la mesa.

-¡Silencio!- golpeé la mesa con el puño y todas se callaron -¿Crees que hoy pueda estar sin los vendajes?- miré a Yui.

-No debería ni ir, tuve que volver a suturar algunas heridas que se le abrieron anoche- dijo ella mientras miraba de reojo a Riho y a Momoko -Pero ya que el viejo insiste, veré que puedo hacer-

-Mejor que sea rápido, el tiempo apremia- me crucé de brazos y miré a las chicas -Ustedes, vayan preparando a los muchachos, no quiero que este lugar esté desprotegido mientras no estamos-

-No te preocupes, este lugar no tendrá punto ciego ni un hueco desprotegido- Riho sonrió, aunque la sonrisa no llegó a sus ojos fríos y calcuradores -Estarán alertas en cuanto nos vayamos-

-Tú- miré a Moa, ella me miró al instante -Sé que tal vez no me hagas caso por ser una omega insolente, pero mientras estemos ahí deberás estar en silencio, no contestes a no ser que él te hable o te pregunte directamente- tomé su mano -Buscará cualquier excusa para atacar, cualquier asomo de insolencia o debilidad para demostrar a mis hermanas y a mi madre que no soy más que una chiquilla estúpida y engreída jugando a la chica mala- le apreté la mano.

-Tranquila, me portaré bien- sonrió y vi los hoyuelos asomar en sus mejillas -No quiero ponerte en ridículo con tu familia y hacerte pasar un mal rato, aunque eso ya lo he hecho- se rió y señaló los vendajes de su pecho cubierto por la bata.

Feromonas y heroína (TEMPORADA UNO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora