Fragmentos de ti.

Capítulo 11 Amuleto.

Twilight ahora conocía porque Yor perdió la memoria. No estaba tan seguro que funcionará tan específico, ya que solo borró los recuerdos que ella compartía con él. No toda su historia y la reemplazó con otra.

No como lo que le pasó a él.

No entendía cómo era posible que aquello pasará.

Ya era extraño la idea de haberla conocido antes.

Ahora era más extraño saber que sus recuerdos fueron reemplazados por completo.

¿Cómo era posible que su mamá no muriera en la guerra y que estuviera viva cuando él tenía dieciocho años?

¿Cómo era posible que su padre también lo estuviera?

De lo contrario no hubiera podido entrar al internado Edén.

Y con esas preguntas se generaban más preguntas que respuestas.

¿Por qué se convirtió en espía si sus padres estaban vivos y él no vio la guerra?

¿Qué pasó con sus padres?

¿Por qué ninguno de los dos no pudo recordar al otro antes?

¿Cómo fue que él perdió la memoria y los reemplazó con otros?

Sobre todo. ¿Qué clase de relación tenían ellos dos en el pasado?

¿Qué tan cercanos eran?

Esa pregunta, estaba empezando a tener más respuestas que él resto. Empezaba a creer que a su versión joven, que al parecer se llama igual que ahora, estaba interesado en ella.

Ahora mismo sabía que Yor es hermosa, lo supo desde el momento en que la vio y aún así lo que más lo impresiona es su personalidad.

Era luz, siempre con una sonrisa brillante en los labios, comprensiva y cuidadosa. Se esforzaba más de lo que debía aún cuando él le decía que con estar ahí era más que suficiente.

Pero ahora, estaba evitando a toda costa sentir algo por su familia. Sin embargo estaba siendo complicado.

Más complicado que enseñarle a Anya algo.

Yor siempre recibe a Loid con una sonrisa.

Anya corre a él a contarle cómo le fue en su día

Bond salta a su alrededor cuando llega a casa.

Yor le decía que tomara descansos y que ella se ocuparía de Anya y la casa.

Anya estaba por ahí con sus ocurrencias y travesuras.

Bond venía a él con la correa en su boca para que lo sacará a pasear.

Ahí estaba su familia.

Ahora su corazón no puede ignorar sentir a Yor cerca de él. Tenía este impulso de querer tocarla, sujetar su mano con la suya, besar su piel... protegerla de todo lo malo de este universo.

Pero en sus recuerdos con ella, puede distinguir algo de interés por ella. Ya lo ha demostrado en dos recuerdos pero él más claro para él, fue el que sucedió hace unos días, cuando Yor le entrego a Anya por sus exámenes un amuleto. Lo que activó en él un recuerdo.

También en ella y está vez Anya también pudo ver ese recuerdo.

—¿Estás lista? —preguntó Loid, tomando asiento en el banco detrás de ella.
—Sí, supongo que sí... ¿tú? —Yor se dio la vuelta para quedar cara a cara con él.

Loid asintió con la cabeza, dejando sus cosas en el pupitre y sonreía confiado para darle la misma confianza que a ella le faltaba.

—Vamos, te enseño el mejor, espero una respuesta mejor que esa... volveré a preguntar —se aclaró la garganta—. ¿Estás lista, Yor? —preguntó.

Yor se sonrojó, pero asintió con la cabeza.

—Sí, estoy lista.

Aún tenía la cinta que cubría el puente de su nariz, pero al menos ya no estaba inflamada, ni le dolía ya. Eso se debía al seguimiento que le hizo Loid durante todo el fin de semana a su herida.

Durante lo que duró el fin de semana, Loid ha estado a su lado, desayunaban juntos en la cafetería, luego se dirigían a estudiar en su lugar en el bosque porque descubrió que al aire libre, Yor se concentraba mejor que con música, por el almuerzo decidieron salir del campus en el transporte público a probar algo nuevo. Y por la tarde mientras volvían caminando al internado volvieron a estudiar. Así fue como Loid preparo a Yor para la prueba de biología.

—Necesitas tener más confianza en ti. Yo confío en ti —habló Loid sonriéndole de lado.
—Hagamos una apuesta, si saco más de seis, te invito a comer o a una fiesta, lo que tú quieras. Pero si saco menos...
—Cosa que no harás —interrumpió él.
—Tú me invitas algo a mí —dijo ella extendiendo la mano a él.

Loid, apretó los labios sonriendo. Estrechó su mano cerrando el trato con ella.

—Hecho. Yor-yor —susurró solo para ella.

Ella bajó la mirada, sonriendo de lado.

—¿Yor-yor? ¿Qué clase de apodo es ese? —ella susurró, sin poder verlo aún.
—No hay diminutivo de tu nombre, quería algo que nadie más te dice. Yor-yor nadie más te dirá... a menos que tú...
—Me gusta —interrumpió su habla, con una sonrisa y las mejillas aún sonrojadas.

Loid asintió con la cabeza.

—En ese caso, ten. Hice esto para ti.

Loid abrió su mochila y sacó un lápiz, pero que tenía tallado en la madera el apodo que él acaba de darle a ella. Yor tomó el lápiz en sus dedos mirando el detalle con detenimiento.

—Es para que te acuerdes de mis lecciones cuando estés dando el examen... espero que te ayude.

Yor sintió que su corazón latía con fuerza contra su pecho, que las lágrimas se formaron en sus ojos. Nadie externo a su familia había hecho algo tan simple, pero tan significativo al mismo tiempo.

—Pensé que dirías para la suerte —ella susurró.
—No necesitas suerte, confío en ti.

Por un momento, Yor cerró los ojos, evitando que las lágrimas cayeran por sus mejillas, tomó respiraciones profundas para calmar su corazón. Una vez que estuvo más calmada. Dejó de lado el lápiz, estiró el cuerpo sobre el respaldo de la silla y besó su mejilla.
Rápido y fugaz, apenas él tuvo un segundo para procesar lo que ella estaba haciendo. Hasta que se alejó ella de él y extrañó el contacto de ella.

—Gracias, Loid.

Ambas miradas chocaron en el aire, ojos brillantes y pupilas dilatadas, los latidos de ellos empezaron a acelerarse, jurando que el otro escuchaba su pulso. Hasta que la magia se detuvo cuando abrieron la puerta del salón.

—No quiero nada sobre la mesa, solo un bolígrafo y un papel, lo demás lo guardan y colocan su mochila aquí adelante.

Yor se dió la vuelta dándole la espalda a él para comenzar su examen.
El joven rubio, no podía asimilar lo que acababa de pasar en los últimos minutos. Ni porque su corazón latía tan rápido al sentir el aroma a flores que ella emanaba, al ver sus ojos rojos y cálidos.

Yor sonrió en cuanto terminó el recuerdo, se volteo a él, quien simplemente sintió su corazón tener un corto circuito al igual que su cerebro. Yor hizo el mismo gesto que aquella vez, besó la mejilla de Anya.

—Te irá bien en tu examen —habló Yor.
—¿Esto es para la suerte? —Anya miró a sus padres totalmente confundida.
—No, no la necesitas... porque te enseño el mejor —murmuró ella.

Loid se limitó a sonreírle a ambas.

¿Estaba enamorado de Yor?