9. Destino: Londres, Inglaterra

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KYRIA:

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KYRIA:

Contemplé mi maleta en una esquina de mi cuarto, ya había empacado lo necesario y mamá se había asegurado que llevara cualquier medicina para cualquier ocasión. Papá... bueno, él se enojó cuando le dije sobre que había clasificado, pero al final terminó llorando desconsoladamente porque su "princesa" se iba de su lado 

Lo sé, muy intenso. 

Me levanté con flojera de mi cama y di una última mirada a mi habitación, tampoco me iría para siempre pero la extrañaría — ¿Puedo pasar? — la voz de Killian me hizo bajar de la nube.

— Por primera vez preguntas antes de pasar — logro sacarle una pequeña sonrisa — ¿Vienes para hacerme llorar con tu discurso de hermano mayor? —

— No exactamente — se pasó la mano por el cabello y también observó mi habitación — Papá está esperando en el auto... — apretó los labios y yo asentí con la cabeza, levanté el asa de mi maleta y la jalé hasta la entrada de mi habitación. Killian quiso ayudarme pero me negué — Lamento no poder ir al aeropuerto a despedirte, de verdad yo iba a... —

— No te preocupes, ese examen es la puerta a tu futuro — le palmeé el hombro y jaló mi brazo pegando su cuerpo al mío, su cabeza se escondió en mi cuello y sus manos me rodearon de la cintura — Ayy... el bebito se va a poner a llorar — lo moleste palmeando ligeramente su espalda.

— Te voy a extrañar dolor de cabeza — me apretujó contra él y sentí su corazón acelerarse. 

Sí, se estaba aguantando las ganas de llorar.

— Si no me sueltas voy a perder el vuelo — soltó una risa contra mi cuello y me dio cosquillas, lo empujé con fuerza para que me soltara y me dio una vuelta a propósito — Si llegas a ser famosa no me olvides — depositó un beso en mi frente y esta vez fui yo quien sonrió, Killian no era de demostrar cariño a la gente, y menos conmigo, pero a veces lo agarrábamos con la guardia baja o simplemente se ponía esquizofrénico y empezaba a dar abrazos a todo el mundo.

— Cuídate mucho, te llamaré cada noche para saber que todo está bien ¿de acuerdo? — asentí por quinta vez a todo lo que me recomendaba mamá — Quiero a mi hija de vuelta — suspiró y me abrazó, gesto que repitió mi padre, me registré en la aerolínea y me entregaron mi boleto indicándome que el vuelo tendría escala en Atlanta, lugar donde nos encontraríamos con todos los postulantes y de ahí tomaríamos un avión hacia Londres, en dónde haríamos las prácticas y evaluaciones. Me despedí una última vez de mis padres e ingresé con nervios, caminé con pasos apresurados pero torpes, esquivé personas hasta llegar al gate en el que me tocaba esperar mi vuelo que salía a las once y media de la mañana. Como había llegado temprano, encontré sitio para sentarme en la pequeña sala de espera que tenían, acomodé mi mochila encima de mis piernas y prendí mi teléfono, había llegado una notificación hace cinco minutos de Maverick.

Inquebrantable (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora