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El sábado Khun había organizado una pijamada para ver el inicio de una nueva serie Coreana de la cual estaba muy emocionado, y le había dicho a Chay, a Pete y a Porsche para que lo acompañaran, y como Porsche no tenía a Kinn aceptó fácilmente, Chay y Pete por otro lado, lo hicieron porque no iba a dejar de insistir, pero realmente lo único que Porchay quería era tocar guitarra en la comodidad (y soledad) de su habitación. Alejado de los pasillos, salas, salones y cualquiera prospecto en el que pudiera encontrarse a Kim.
Pero nadie tenía ganas de llevarle la contraria a Khun.
– ¡Palomitas de caramelo para mi rol de canela! – exclamó Khun entrando a la habitación
Chay estaba en pijama, con sus pantalones de Saturno y una camisa básica blanca, y su presión menguo cuando vio quien venía siendo arrastrado por la otra mano de Khun.
¿Por qué la vida se empeñaba en hacerle esto a él?
– Hia, te dije que no quiero – gruñó Kim atravesando la puerta con un jogger gris y una camisa sin mangas negra –
Porsche recibió las palomitas y comenzó a embutirlas junto con Pete que estaba sentado en el brazo del sillón.
– Nada de quejas, es una noche familiar – replicó Khun prácticamente tirándolo en el sofá, al otro lado de Chay.– Y tu hace mucho no pases una noche con tus hermanos.
El chico trató de moverse pero Porsche era igual de grande así que a duras penas los tres calzaban en el sofá de Khun. Podía sentir el brazo de Kim tocar directamente el suyo, al igual que sus piernas, rodillas y movió los pies para que esos al menos se mantuvieran lejos.
– Lo siento, no quería... – dijo Kim en un susurro –
Chay se removió un poco – Es solo un capitulo – siseó subiendo sus piernas al asiento y prácticamente montando la rodilla encima del muslo de Kim – Solo no me hables.
Kim se inclinó hacia el lado opuesto y suspiró, Chay lo hizo hacia el lado de Porsche.
– ¿Y si mejor vemos una película? – preguntó Porsche con la boca llena
– Si, hay unas nuevas en Netflix – dijo Pete
Khun lo miró desde la alfombra – ¿Tu ves Netflix?
– Eh, si... ¿Por qué no lo haría? – preguntó Pete
– ¡Ja! pensé que el animal de Vegas mantenía encima tuyo – replicó Khun
– No somos conejos, Khun – replicó Pete, riendo
Porsche soltó una carcajada – Que asco. ¡Quita eso, se ve malísimo! –