Capítulo 9

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Tratar de controlarlo todo fue siempre una necesidad, bastante ambicioso de su parte, aún más cuando la vida le ha mostrado de a poco que sus deseos tal vez no son suficientes para hacerle cara al destino, ya se había hecho una idea de lo que pasaría si seguía así, sin embargo parecía burlarse cínicamente y solo seguía adelante, esquivando las piedras en el camino, no tenía miedo a las consecuencias de lo que hacía, pero si a las cosas que no podría hacer, y eso lo reafirmó esa noche frente al fuego, su compañero, sin saberlo, avivó la zozobra con la que diariamente convivía.

- ¿Estás lista?- habló mientras se  acercaba.

- Sí, vamos- respondió recogiendo su mochila del suelo y emprendiendo de nuevo su camino.

No había dormido mucho en la noche, desde la conversación con Sasuke su mente estuvo divagando hasta que el amanecer se hizo presente, aunque se sentía más ligera en cuanto al ambiente con su compañero se trataba, sabía que se había comportado como una niña haciendo berrinche, estaba dolida y eso no podía negarlo, pero también se convenció de que esa sería la última misión juntos, probablemente sería la última vez que se verían, no tenía caso ignorarlo y que esos días fueran un agobio para ambos. Se erizó levemente al recordar los ojos de su compañero mirándola esa noche, y luego ver su sonrisa mientras hablaban.

La pelirosa sonrió levemente llamando la atención del pelinegro, quien no hizo ningún comentario al respecto y solo caminó en silencio a su lado.

El viaje transcurrió sin ningún percance, al menos en esa ocasión la conversación entre los dos jóvenes se daba sin ningún problema, las tensiones del día anterior habían pasado y ahora hasta tomaban descansos más a menudo, llevaban un buen ritmo y decidieron que no se apresurarían sin necesidad. En esas condiciones pasaron dos días, caminando por pequeños pueblos o bien recorriendo senderos boscosos.

-El agua se está acabado, te parece si buscamos un río para tomar un poco- habló a su compañero.

El joven asintió mientras llamaba a su Alcón y le hacía señas para que buscara alguna fuente de agua.

Luego de un buen rato el sonido del ave los guío hacia lo que buscaban. Una pequeña corriente escondida por altos matorrales que indicaba que no había mucha presencia humana por ese lugar.

Los dos ninjas llenaron sus botellas de agua, mientras descansaban un poco, la joven se acercó a la orilla mientras tomaba agua con sus manos y se lavaba el rostro.

- Te molesta si me refresco un poco, no tardaré- dijo con notable agitación debido al calor.

Nuevamente el pelinegro solo afirmó con la cabeza mientras se alejaba un poco del lugar, también tenía la intención de entrar en el lago, pero sabía que su compañera necesitaba privacidad, así que solo se retiró mientras se sentaba bajo un árbol y miraba el mapa, sin querer sus ojos se dirigieron hacia el lugar en donde estaba su compañera, la abundante vegetación ocultaba la mayor parte del río, sin embargo un cabello rosa sobresalía por algunos espacios, dejando ver una piel blanca que se sumergía en el agua.

Cerró los ojos y puso su mano sobre el rostro mientras suspiraba y trataba de pensar en otra cosa, desde que salió de la aldea había mirado más de la cuenta a la chica cuando ella no lo notaba, no lo hacía con ninguna intención en específico, pero cuando pasaba ya no podia apartar la vista.

Él sabía perfectamente que ya no era un niño, su cuerpo se encargaba de recordárselo en más de una ocasión, sin embargo, nunca tuvo la necesidad de ver mujeres como un pervertido, hacia lo que cualquier hombre de su edad haría, y aunque autocomplacerse no terminara de satisfacerlo, era suficiente para seguir con su día a día. Era confuso entonces, estar viendo el cuerpo de su amiga, como si fuera un maldito animal acechando su presa.

Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora