Speak now or forever hold your peace

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Jungkook y Hara se conocenen desde preparatoria; han pasado más de ocho años desde que sus mundos colisionaron y se convirtieron en mejores amigos.    
No necesitaron mucho, solo hablar un rato de la nueva película de Avengers: Guerra de Ultron, ser compañeros de pupitre y un proyecto de su clase de danza para consolidar su amistad.

Los años habían pasado, la preparatoria había terminado y sus caminos tomaron diferentes rumbos; sin embargo, los kilómetros se sentían como metros y las horas como minutos. Alguna fuerza celestial trabajó en ellos para volverlos aún más unidos cuando entraron a la universidad.

Jungkook se quedó en Seúl y Hara emigró a Suecia.

Aunque hablaban todos los días y se contaban cada detalle de sus vidas (hasta hacían videollamadas cuando estaban en el lugar más íntimo del mundo: el baño), Hara nunca pensó que alguien pudiera enamorar a Jungkook.

¿Cómo lo hizo? ¿En qué momento? ¿Qué tenía de especial?

Por mucho tiempo, estuvo lamentándose no poder estar en Seúl cuando sucedió ese acontecimiento; por mucho tiempo, estuvo preguntándose como Hee-do logró enamorar a Jungkook, de todos los chicos de Seúl, justamente a el hombre que se saca el bóxer sin importar que esté en un lugar público.

¿Hee-do sabrá que le gusta lavar ropa a media noche? ¿Qué prefiere la carne a término medio pero no tan medio? ¿Qué le tiene miedo a los roedores? ¿Sabrá qué sueña con vivir una buena y tranquila vida?

¿Hee-do sabrá más de él que Hara?

No va a mentir, cuando vió los grandes ojos de Jungkook iluminarse al contarle su tercera cita con la chica que conoció en la biblioteca (cliché), Hara supo que había algo más. Que ella no sería otra de las chicas que salieron con Jungkook y nunca más volvería a saber de ellas; lo que la hacía suspirar de alivio, honestamente.
Esa noche, la tristeza que sentía no la dejó dormir hasta que el Sol se coló por su ventana avisándole que en menos de dos horas sonaría su alarma. ¿Qué ganaba el miedo que la limitaba a gritarle a Jungkook el amor que sentía por él? La angustia de no poder ser capaz de enfrentar sus sentimientos la atormentaba.

Sí, sí, Hara se burla de lo cliché que puede llegar hacer la relación de Jungkook y Hee-do pero ella se enamoró de su mejor amigo, lo que sea, ¿qué es más cliché? ¿Ser la mejor amiga del hombre que estas enamorada o haberse conocido en la biblioteca de su universidad? Y que (muy importante) está total, completa y locamente enamorado de una castaña preciosa con grandes ojos y dulce sonrisa, cumpliendo todo el estereotipo de belleza de ese maldito país.

Y lo que pensaba que duraría algunos meses, escalo a dos años, que probablemente se alargará a una vida entera. Una eternidad o un lustro, ya no sabe que otras tantas medidas de tiempo ha escuchado a Jungkook decir.

Una boda.

Un día estaban compartiendo libros en la biblioteca y al otro intercambiarán votos.

¿Y qué ha sucedido con Hara?

Dos relaciones fallidas, salir con unos cuantos chicos que conoció en Tinder y mudarse de nuevo a Seúl.

Luego de que Hee-do y Jungkook fueran a Jeju a celebrar su primer aniversario decidió que era momento de dejar de lamentarse por algo que nunca podría tener, por alguien que no le pertenecía.

No quería que fuera suyo, porque Jeon Jungkook no era algo que quería proclamar como a un trofeo cualquiera. Quería que eligiera compartir sus días con ella y permitirle quererlo, quería que fuera libre a su lado.

Sin embargo, todo eso solo eran pesadillas que no la dejaban dormir de vez en cuando.

Un año después, esos sentimientos ya estaban metidos en algún baúl que se perdió junto con la llave y no recuerda donde lo metió. Y no quiere recordarlo, no por el bien de su amistad y salud mental.

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