En los días de mi juventud siempre vagaba en mi mente, lo que ocasionaba que mi cuerpo no le llevara la contracorriente, sino que seguía a sus peticiones caprichosas. En aquellos momentos me acuerdo de que uno de los caprichos que tuvo mi mente fue el día de mi cumpleaños. Se podría decir que en las primeras semanas de junio es mi cumpleaños. No es que no quiera decir mi cumpleaños, sino que odio la idea de saludar a alguien que ni conoces en una fecha específica que debería ser tu día especial. Me perturba realmente eso. Bueno, mi mente vaga al punto de no saber ni en donde estaba hasta que vi el característico mirador de barranco estaba en la playa con los ambulantes, las ferias, los turistas con sus típicas cámaras en sus manos para el momento adecuado de tomar fotos realmente eso me llamaba mucho la atención aunque me parecía ridículo la idea de llevar a todos los lados una cámara que más parecía una segunda cabeza, pero a la vez me parecía algo que me gustaría hacer en el futuro y como olvidar a las familias y jóvenes tomándose fotos para subirle en sus historias de IG para presumir como tuvieron un lindo fin de semana cuando la realidad era que ni siquiera hablaban o miraban los alrededores deje mi vista en aquellas pequeñas cosas y comenzó a bajar para estar sola mientras miraba el mar desde lo lejos y como se movía podía ver cómo la gente se divertía y me parecía algo idiota por la hora que era, mi mente en ese momento se preguntó "¿por qué siempre la gente es tan idiota?" Ante esta pregunta me vinieron numerosos casos de ahogamiento en la mente. Me parecía algo estúpido estar o acampar en la playa de noche. ¿Qué pasaría si uno se ahogara? Nadie vendría a rescatarte, solo estaría tú en tu agonía por ser tan estúpido. Después de estar media hora hablando con mi subconsciente y expresando mi odio extremo que tenía a la gente y la playa, me fijé que mi cuerpo me había traicionado de nuevo y tanto en pensar bajé simplemente hasta estar cerca de lo que odiaba...
La gente estando en la playa de noche, cuando iba a cuestionarme por qué bajé a un lugar tan estúpido para morir, pude notar algo entre una de las rocas que se encontraba en una distancia mía. Era una chica de tez morena. Parecía que estaba viendo las olas. Realmente decidí marcharme porque, aparte de tener odio profundo a las caminatas nocturnas en la playa, tenía odio a establecer una conversación profunda con una chica desconocida.
Cuando estaba a punto de irme, pude ver que aquella chica estaba llorando. Pude ver su rostro, su nariz respingada y sus labios que eran de un color morado. A causa del frío, también pude notar esos ojos, unos ojos cafés oscuros que parecían tan cansados que su mirada caería de dolor. Por el color tan hermoso que tenía. Después de darle una fijada a su cara, pude ver que su cabello era oscuro y ni pequeño ni largo, y que gracias a esto escondía sus orejas que tenían las dos en los óvulos, dos aretes. Su vestimenta también me pareció algo encantadora: su suéter de color azul con estampados de ojos por todas partes y con un short que podía hacer notar su buen físico que tenía. De pronto mi cuerpo me jugó en contra tratando de respirar. Solté un respiro profundo. Esos que te hacen pensar que tienes a una persona especial y que vas soltando pequeños suspiros de amor, lo cual no era algo incorrecto, porque ¡wow, esa chica sí era linda!, sin ningún minuto de pérdida. La chica me miró ahí, pude admirarla más, realmente era muy hermosa. Sus labios y su piel canela me recordaban mucho a la actriz Alexandra Shipp. Realmente me sorprendía de tanta admiración que sentía hacia aquella chica. Era muy bien conocido que yo no admiraba ni me gustaba estar cerca de nadie. La chica me miró directamente a mis ojos al momento en que me vio. Mi cuerpo comenzó a reaccionar.
-Hola... - dije tranquila, pero por dentro estaba en un carrusel de nervios que ya quería bajarme, pero no podía. Me encontraba por un concurso de miradas imaginario que teníamos. ¿Qué podría hacer yo? Soy una mala perdedora y no quería que ese ̈̈ concurso ̈ lo perdiera. Tenía que conservar un poco de dignidad que tenía o simplemente quería ahorrarme la vergüenza por haberme mirado por demás y que ella se diera cuenta. Fue el peor error que obtuve.
De pronto ella alejó la mirada. ¿Esto significaba que gané? Al instante entendí por qué era para poder inspeccionarme de pies a cabezas. Con su mirada penetrante, sentí cómo me juzgaba cada parte de mi vestimenta. No sé si era por mi ropa improvisada que tomé de mi closet o por mi calzado desigual. No es que perdiera mi otro zapato, solo que creía que el calzado no importaba en mi forma de vestimenta después de una inspección incómoda, la cual no juzgué, ya que yo hice lo mismo. Me mira nuevamente a los ojos y es como si esta vez me digiera: "¿Quién eres?" Yo no sé si me dice de forma curiosa o cuando vez a alguien nuevo en el salón y es demasiado raro, quería hablar, pero al ver su mirada me sentí pequeña en cómo se formaba un nudo en mi garganta y cómo mi cuerpo se estaba achicando...
Intento desviar la mirada hacia el mar de nuevo cuando la chica solo soltó una palabra...
-Ara-Ahora, mi rostro se atontó un minuto, pensé que era parte de mi subconsciente diciendo mi nombre, cuando ella nuevamente soltó unas palabras con aquella voz relajante: -Te llamas Ara, ¿verdad? - En estos momentos no sabía si estaba en la realidad o en una retorcida escena ficticia que se planteó mi mente, a lo cual le vuelvo a mirar con los ojos abiertos como platos y con un semblante emocionado y curioso.
- ¿Sabes mi nombre? - Intenté calmarme y verla seriamente, aunque los nervios se sentían.
-Sí- se dio la vuelta para irse -eres de mi clase -. La chica solo se fue y yo, con la cara tan atontada como feliz, me quedé viéndola cómo se esfumaba a lo lejos.
Pero no entendía bien. ¿De su clase? Nunca conocí a esa chica, ¿o puede ser que mi atención nula a la gente ya comenzaba a dañar mis recuerdos? Creo que ya se está haciendo tarde...
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En la orilla del mar
RomanceCuando conoce a una chica en su cumpleaños, Ara intentará descubrir que pensara aquella chica sirena que cautivo sus ojos.