Daraos extrajo de un fuerte tirón hacia abajo su espada larga del torso del draenei, esta salió con un fuerte crujido, partiendo su caja torácica y desparramando sus intestinos por el suelo entre un mar de sangre carmesí.
Un gran chorro de sangre salió de la tremenda herida y salpicó su rostro, cubriendo parcialmente el lado derecho de su cara dando una imagen salvaje, golpeó con fuerza al mortalmente herido mago con su largo escudo corporal y este cayó al suelo.
Karzhul estaba en las cercanías, luchando en el exterior de un granero contra dos oponentes y, el sin'dorei no entendía como, por la bendita fuente del sol, seguía con vida.
Su verde y musculoso cuerpo estaba cubierto de sangre y polvo, y lucía una enorme cicatriz en forma de tres profundos surcos en el costado, donde había recibido un cruel zarpazo, y su yelmo de hierro bruñido se encontraba destrozado en dos partes en el suelo, arrancado de su cabeza por algún fortísimo impacto.
Un humano enorme que portaba una gigantesca maza a dos manos y una pantera blanca como la nieve con reflejos azulados lo rodeaban y atacaban de forma incesante, y si el elfo de sangre no hacía algo ya, se temía que el orco no seguiría vivo por mucho más.
Clavó su espada larga en el suelo y, concentró la energía arcana que la magia recién robada al draenei que recorría su cuerpo le otorgaba, encaminándola hacia su mano derecha, ahora libre. Los haces de energía azules y blanquecinos le relampaguearon en la palma y, con un chasquido, tomaron la forma de una lanza de energía.
Soltó el escudo, agarró por el mango su arma con la mano izquierda y la sacó del suelo, entonces, sin darle siquiera la vuelta a esta, cargó hacia la refriega con la punta de la espada larga aún hacia el abajo.
Karzhul bloqueó con su escudo un mazazo directo a su cráneo, y con una titánica fuerza, empujó el arma hacia atrás, apartándola. Después, en un movimiento muy ágil para su tamaño, golpeó con su escudo la cabeza del humano y lanzó un poderoso golpe con su hacha en la diestra.
Ese golpe habría decapitado a un truenolagarto, pero la pantera se adelantó, y mordió con fuerza su muñeca, deteniendo el golpe en seco y obligándolo a soltar el arma. El hacha cayó al suelo de forma muy pesada, levantando una pequeña nube de polvo pero haciendo apenas ruido.
El humano aprovechó el instante para recuperarse rápidamente de la conmoción del impacto, un hecho digno de reseñar dada la fuerza del orco, y levantó la maza con ambas manos por encima de la cabeza para acabar el trabajo.
Justo entonces Daraos llegó a la carga...
Envió la lanza de energía arcana contra el rostro del guerrero y el impacto fue atronador. El objetivo retrocedió y cayó al suelo en una maraña de miembros aturdidos, a la par que su yelmo plateado, con bordes azulados de la alianza volaba por los aires. La lanza no le atravesó el cráneo, pero lo derribó y lo dejó totalmente desfigurado, por la tremenda herida que el elfo tuvo tiempo de observar.
Karzhul, por su parte, apretó los colmillos, soltó el escudo y, cerrando su monstruoso puño, comenzó a darle puñetazos en la cabeza a la pantera, que no lo soltaba por mucha fuerza con la que el orco la golpease. Después, zarandeó el brazo que le estaba mordiendo con fuerza para intentar quitársela de encima.
Pero la pantera simplemente no se soltaba...
Agarraba ahora la muñeca del orco con más fuerza si cabe y con ambas patas se aferraba a su brazo mientras zarandeaba el cuello con violencia tratando de llevarse la extremidad consigo.
Daraos llegó y lanzó un golpe con su arma contra el felino, pero en el momento que iba a impactar contra su objetivo, la pantera se soltó ágilmente y evitó la acometida, haciendo un acrobático movimiento.
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Warcraft: Sin cuartel
FantasyLos vientos del conflicto llevan a Daraos, un elfo de sangre y su compañero Kharzul, un orco. A luchar en una patrulla en la zona de los Baldios del Norte en Kalimdor en este relato sobre el universo de Warcraft. ...