𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟖

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Egan se despertó y estiró, escucho algunos huesos de la espalda crujir para luego bostezar. Observó todo a su alrededor mientras tenía una rara sensación de haber soñado algo realmente importante; aun así, lo dejó pasar. Al fin y al cabo, no era la primera que le ocurría. Se levantó del lecho de descanso para irse a asear y posteriormente cambiar.

Llegó al coliseo, el clima de ese día estaba relativamente fresco razón por la cual los entrenamientos tal vez se alargarán un poco, cuando entro, saludo a unos cuantos compañeros que estaban en las gradas o bancos de maderas, algunos empezaban a calentar y cuando se giró se encontró de frente con la mirada molesta de Calixto; quien con los brazos cruzados junto al ceño fruncido le observaba en silencio. El ateniense de cabellos cafés se aproximó quedando a una distancia mínima y le saludo como siempre. 

—¿Te levantaste con el pie izquierdo?— Pregunto de una manera amistosa Egan, sin embargo, a su interrogante no obtuvo una respuesta. Venga ya, ¿Que ocurre, Calixto?

—¿Que ocurre?—
Repitió como si estuviera pisoteando las dos palabras que conformaban aquella interrogante. ¿Te atreves a preguntar? Pues bien. Ocurre que nunca me dijiste sobre lo de Atha— Dijo aproximándose un poco de una manera amenazante. ¿Sabes tan siquiera como lo está pasando luego de que terminaste con ella? ¡¿No, verdad?!

Egan frunció el ceño ante aquellos reproches que su amigo decía. Le dio algo así como una punzada de enojo ligado con celos. Apretó con molestia los puños, estaba mosqueado por aquella actitud tan protectora que Calixto adoptó ante la castaña, razón por la cual su respuesta tuvo un tono bastante tajante y seco.

—¿Y eso en que te incumbe a ti?— Dijo teniendo una actitud engreída.— No eres nada de ella como para que tenga que decirte esas cosas, mucho menos, eres alguien importante en su vida para que estés al tanto de esto.

Calixto tenso la mandíbula ante aquel comentario tan hiriente por parte del ateniense, intentó tranquilizarse, pero la última parte le causó un inminente coraje que le hizo actuar sin pensar claramente. El chico de ojos azabaches se lanzó contra su amigo, haciendo que ambos terminaran en el albero, golpeó al joven que se encontraba bajo de su cuerpo antes de ser derribado por Egan; quien al intercambiar los papeles propinó unos cuantos golpes al ateniense de cabellos desordenados.

Muchos de los compañeros intentaron detenerlos, sin embargo, ambos eran como una fiera enojada que tenía por único objetivo acabar con el oponente.

El joven de cabellos café logro zafarse del agarre de los demás, aproximándose lanzó una patada a su compañero haciendo que se desestabilizara ante la falta repentina del aire, vio aquella mirada azabache brillar de molestia y sin previo aviso se vio aventado hacia uno de los pilares del coliseo. Egan jadeo de dolor y un hilo de sangre se asomo por la comisura del labio, desorientado logro esquivar un puñetazo; escuchando claramente como parte de la estructura crujía ante aquella acción brusca. Calixto vio aquella sonrisa de victoria que el contrario le brindo, dicha expresión le hizo molestar de sobremanera haciendo que le diera un rodillazo en el abdomen, escuchó un jadeo de dolor y antes de que su compañero cayera al suelo le tomó por el cuello de la camisa.

—No soy nada de Atha porque te cedí ese bendito lugar a ti, y recuerda que si no fuera por ello tú tampoco lo tendrías— Con brusquedad Egan fue estrellado de nuevo contra el pilar para luego ser acercado con peligro al rostro contrario.— Te cedí ese lugar solamente para que estuvieras satisfecho y no la tratas mal cuando la presenta ante ustedes. Te lo cedí, Egan ¡¿Y para que?! ¡Solamente para que te aprovecharas de su ingenuidad! ¡La heriste!— Exclamó Calixto apretando más la tela y azotando el cuerpo de su amigo contra la columna una y otra vez.— No soy nada de ella, pero no sabes cuánto me importan sus sentimientos y su bienestar, Egan.

Tras aquel sutil susurro; fueron separados por el entrenador quien se encontraba bastante decepcionado por aquel inmaduro comportamiento de ambos. En ningún momento los chicos apartaron la mirada del contrario y en silencio se profesaron unas cuantas maldiciones que Egan finalizó al momento en que escupió hacia un costado un poco de sangre fresca.
El mentor los suspendió de las cercanas expediciones y además los castigo con un entrenamiento doble que se prolongo hasta cerca de las cuatro de la tarde.

...

Tras haber salido del coliseo el joven de ojos avellanos se encamino hacia el Barrio de Plaka, necesitaba distraerse un rato y su destino fue las barracas; donde la linda extranjera vivía junto a unas esclavas. Cundo se aproximaba a la estructura noto a Nile guardando unas cuantas pieles de lana y cuero, también observo como algunas chica le susurraban a la rubia para que detuviera toda tarea y levantara la vista. Los fanales azul grisáceos de la menor se abrieron con preocupación cuando noto el estado del guerrero, con prisa se levanto yendo al encuentro de Egan.

ᴛᴡᴏ ᴛᴡɪɴ ғʟᴀᴍᴇs ᴅᴇsᴛɪɴᴇᴅ ɴᴏᴛ ᴛᴏ ʙᴇ ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora