Mis padres son científicos, unos muy buenos, me han enseñado todo lo que sé, desde el color rojo hasta la Teoría de Cuerdas, me han enseñado de la Biblia, de Dios y cómo la historia de Noé se parece a la de nosotros; una familia que estaba en buenas condiciones frente a un mundo alborotado y con escasez de valores morales. Un día como hoy, mucho antes de que yo o mi hermano mellizo naciéramos, todo esto era un hábitat de calles, selvas y carriles hipersónicos, hoy, estamos en una isla de lo que alguna vez fue Colombia, un país al noreste de Europa, donde todo lo que nos rodea es el mar, y más allá de eso, el mar. Mi hermano y yo somos los encargados de repoblar la tierra, aunque no podemos utilizar métodos antiguos, desde pequeña, mis padres me mostraron como extraer mis óvulos para, con ello, poder separar los alelos recesivos que, de otra manera, causarían mutaciones indeseadas en nuestra descendencia; en verdad los extraño.
Hace poco, ambos murieron a los 70 años, producto de una epidemia causada por motivos del ambiente cambiante, desconocidos hasta hace poco, cuando lograron sintetizar la cura en tabletas, ya era muy tarde para ellos, pero nos dieron instrucciones detalladas de que nosotros tomáramos los comprimidos al mismo tiempo, antes de llegar a su edad, puesto que la enfermedad solo atacaba a ancianos. Al momento de su fallecimiento, me sentí desconsolada, fue como si su corazón se hubiera detenido para que el mío latiese más rápido, parecían dormidos, como si se prepararan para luego despertarse y reencontrarnos. Por suerte, la incubadora ya tiene su primer parto programado, gemelos, como habíamos decidido ya hacía 5 años atrás, en estos debemos medir si nuestros esfuerzos genéticos fueron suficientes para suprimir los defectos y colocarnos más cerca de la imagen y semejanza de Dios, como Él quiere. Necesitamos resultados fiables, entonces es un experimento simple ciego, no podemos contarles que son la primera generación hecha a mano.
Estamos solos de ahora en adelante, sin ningún otro rincón del planeta observable al que podamos ir. ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?, no lo sé, podría desenterrar a mi padre y datar los átomos útiles en sus restos, no los arrojamos al agua ni nada, sin embargo, ya lo hice, solo para encontrar su fosa vacía, aparentemente saqueada, también la de mi madre, podríamos no estar solos después de todo este tiempo, quien sabe, incluso puede que mis padres no hayan muerto en realidad, eso no importa, la pregunta que me interesa es: ¿En verdad, cuánto tiempo llevamos aquí?
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Incesta génica
Science Fiction¿Qué pasaría si solo basaras tu vida en la ciencia, la religión y tu familia? ¿Y qué tal si descubres que eres el futuro de la humanidad? En este microrrelato la vida cotidiana de los personajes convierte esas preguntas en su realidad cotidiana, dad...