Capítulo 5

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Capítulo 5

Desde las sombras miraba a esa mujer que yacía inconsciente después de muchas horas. Se sentía inquieto, no sabía exactamente que era ella, pues de su espalda brotaba sangre roja, algo muy extraño para su especie.

Jennie poco a poco comenzó a recuperar la conciencia, nuevamente aquel dolor horrible la invadió, emitió un gemido y como pudo se puso de pie. Miró a su alrededor, ahora era consciente de que no estaba en los calabozos, ni siquiera recordaba que había sucedido ¿Cómo había llegado hasta ahí?

—Hasta que recuperas la conciencia —dijo el príncipe acercándose a ella. —Ya me estaba desesperando.

—¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy?

—¿Quién eres tú? —repitió arqueando una de sus cejas. —Más vale que comiences a hablarme con respeto, mujercita.

—¿Y si no lo hago que me harás? ¿Darme latigazos como ese tipo? —Jimin no estaba jugando, odiaba la familiaridad con la cual ella le hablaba.

—¡Eso no lo dudes!

La mujer que estaba frente a sus ojos le dio la espalda, estaba segura que ya no podría sentir más dolor.

—Adelante, haz lo que quieras.

Con brusquedad el príncipe la volteó haciendola quedar frente a él, había tenido un día pésimo luego de que su padre le quitara a la que había elegido como su mujer, no iba a soportar las altanerías de una simple esclava.

—¡Estúpida esclava, por si no lo sabes, soy el príncipe Jimin!

—¿Jimin? —Guardó silencio unos pocos segundos y luego lo bofeteó. —¡No sabes cuanto te odio, tú mandaste a que ese maldito me lastimara!

Aquella era la segunda mujer que lo habían bofeteado en su vida, la primera había sido su madre y de ella lo aguantaba por razones obvias, pero de una desconocida, Jamás.

Una de sus manos de posó en el cuello de aquella mujer, quería desintegrarla, pero al igual que Tiffany, aquella mujer estaba intacta. La soltó un tanto asustado, aunque más que asustado, estaba asombrado, no era posible que existieran dos mujeres así.

—¿Quién demonios eres?

—Mi nombre es Jennie —respondió. —Y no diré nada más, si quieres matarme, hazlo.

El príncipe no dijo nada por unos breves segundos, no le gustaba como esa mujer le estaba hablando, pero podría utilizarla para tener un hijo, aunque prefería mil veces que la madre de su hijo fuera Tiffany, la mujer que su padre le había arrebatado.

—Iré a ver algunos asuntos, te quedarás en este lugar.

—Me quiero ir, no me quedaré aquí.

—Aunque te hagas la valiente conmigo, sé perfectamente que tienes miedo, me cuesta, pero puedo leer un poco tus pensamientos, no quieres volver a sentir el dolor de los latigazos, así que te conviene obedecerme.

—¿Y que se supone que haré aquí? —Preguntó. —Este lugar está lleno de polvo, está todo asqueroso, estoy segura que hace años no limpian.

—Si te molesta la suciedad, limpia, pero no se te ocurra salir de aquí, porque si alguien más te ve, no haré nada para defenderte.

—¿No se supone que eres el príncipe?

—Lo soy, pero tú para mí no eres importante, así que lo que suceda contigo me da igual.

Jennie ya no quiso seguir discutiendo, realmente no entendía que estaba pasando, todos en ese mundo estaban locos.

—Al menos ¿Puedes traerme algo para que mi espalda ya no duela?

ATRAPADAS EN LA PENUMBRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora