Capitulo 13

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-Narra Howard- 

No sabía lo que pasaba fuera de este libro, pero después de un largo rato caminando de un lado a otro, meditando lo que el Nomicon me había dicho, comencé a preocuparme seriamente por Randy. ¿Qué estará ocurriendo allá afuera? ¿Habrá podido vencer a Theresa? Y sobre todo, ¿qué pasó con mi cuerpo y cómo llegué aquí? Estas y muchas otras dudas invadían mi mente.

—¡Hey, libro! ¿Puedes mostrarme qué pasa afuera de ti? —pregunté, molesto e impaciente. De la nada apareció una pequeña neblina que se disipó, revelando una pantalla translúcida que mostraba lo que ocurría en el colegio.

Cuando vi a Randy sosteniendo mi cuerpo, quedé en shock al ver mi estado y cómo estaba él.Un repentino miedo me invadió. ¿Qué le pasó?

—¡Nomicon! ¿Ves eso? ¡Randy está mal! ¿Qué pasó? —grité, esperando una explicación. Tal vez no entendía todo, pero al verlo supe que podría ser obra de Theresa o, peor aún, que los sentimientos de Randy habían corrompido la máscara del ninja. Sin darme cuenta, una lágrima se deslizó por mi mejilla y, al caer al suelo, me dejé caer de rodillas.

No podía creer lo que veía. ¿Mi mejor amigo estaba así por mi culpa? Por no poder defenderme y soltarme del agarre de Theresa...

—Si tan solo no fuera tan débil, él no estaría así... —susurré mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. El sentimiento de culpa, inutilidad y ser un estorbo era tan grande que sentí como si una pesada losa se posara sobre mi espalda.

Mientras lloraba, todo a mi alrededor se oscureció y, a lo lejos, apareció una puerta de diseño antiguo. Era claro que el Nomicon trataba de decirme algo. Me levanté, me sequé las lágrimas y caminé hacia esa puerta, que al acercarme no era pequeña, sino una gran puerta alta y pesada.

—¿Cómo esperas que abra esta puerta si apenas tengo 18 años? —soné arrogante y muy molesto. No tenía tiempo para esto, pero era obvio que el Nomicon me estaba hablando.De repente, la puerta se abrió, emitiendo un gran sonido. Desde su interior surgió un destello similar al que vi en ese instante cuando todo se volvió un resplandor cegador. Al abrir los ojos, me encontré aquí.

Tras el destello, casi me caigo de la impresión. Dentro había varios trajes de ninja y en un sector faltaba uno, pero ese espacio ausente tenía varios letreros que indicaban peligro. Tan pronto lo vi, me acerqué corriendo. 

Era una gran galería de trajes de ninja, pero el que más me importaba era el que resaltaba por su ausencia.

—¿Cómo que peligro? —miré a mi alrededor y grité—. ¿Tú sabías de esto? ¿Qué pasa? ¡Explícamelo, Nomicon, estúpido libro de mierda! —hartado y sobre todo molesto, dejé fluir mi ira. Tomé uno de esos letreros y empecé a romper todo a mi alrededor. Estaba cegado por mi enojo hacia el Nomicon.

Mientras destruía todo, solté mis lágrimas. Estaba molesto y dolido, llorando mientras gritaba y rompía todo a mi paso.

—¡Sí! ¡Esto es tu culpa! —gritaba de impotencia e ira—. ¡Esto no pasaría si no hubieras entrado en la vida de Randy! ¿Por qué tuviste que elegirlo a él? —exclamé con todas mis fuerzas.De repente, todo se volvió oscuro a mi alrededor. Mi ira y enojo se esfumaron cuando me sentí observado. 

La oscuridad era tan densa que no podía ver ni mis propias manos, lo que me aterraba aún más.

—¿Qué haces? ¿Por qué me dejas en tinieblas? —pregunté, aún enojado pero obviamente aterrorizado, mirando a mi alrededor.

No había nada ni nadie, pero la sensación de ser observado era tan intensa que tenía la certeza de que alguien se acercaba sin quitarme la mirada de encima.

—¡Haz algo, estúpido libro! —grité, enfrentando mi miedo y dejando de lado mi enojo. Pero al ver que no había respuesta alguna, empecé a correr. Podía oír a alguien detrás de mí, unos pasos como de pezuñas, como de ave.

—¡Ok, lo siento! ¿Eso querías oír? —gritaba con todas mis fuerzas mientras corría. De repente, sentí como unas plumas me rodeaban y pegué un grito—. ¡Aaaaah! ¡Ayuda!En un momento, todo se iluminó gradualmente y me encontré dentro de una esfera naranja, flotando en su interior. Entonces entendí lo que estaba pasando.

—El ave Tengu... —susurré suavemente y, al voltearme, lo vi. Era el gran ave demonio, y me sonrió.

Su mera presencia me hizo entender que necesitábamos volver con Randy. Él nos necesitaba, el ninja nos necesitaba. Era verdad, ambos éramos uno: el ninja y el ave demonio, Randy y yo.

—Gracias, ave... —susurré y, sin más, me desperté en una camilla de hospital.Miré a mi alrededor y allí estaban mi padre y mi hermana. Al verme, saltaron de sus asientos y se acercaron a abrazarme.

—¡Oh, hijo mío! —lloraba de emoción mi padre mientras me abrazaba con fuerza.—¡Howard! —Heidi apoyaba su cabeza contra mi pecho mientras lloraba.

A pesar de no poder respirar bien por sus muestras de cariño, no pude evitar sonreír mientras tosía y reía al verlos tan felices.

—Ya, familia, jajaja, coff coff —dije con voz adolorida, lo que hizo que me soltaran y se alejaran. Al verlos mejor, noté que no habían dormido bien esperando a que despertara. Gracias, Nomicon... además de preocupar a Randy, preocupaste feo a mi familia.

—Ay, Howy... nos alegra verte despierto... —dijo mi padre, muy feliz, mientras se limpiaba las lágrimas. Heidi, a su lado, también se secaba las lágrimas. Les sonreí a ambos, pero al mirar detenidamente alrededor, noté la ausencia de Randy.

—¿Y Randy? —pregunté, algo conmocionado al no verlo presente.En ese breve momento de silencio, noté las miradas de preocupación entre mi padre y Heidi. Se notaba que tenían algo que no querían decirme, y eso solo me preocupaba más.

—¿Papá...? —mi preocupación era evidente, quería respuestas ya. Pero al ver la mirada de mi padre y su silencio, la incertidumbre me consumía.

El silencio en mi cuarto de hospital se hacía cada vez más y más insoportable. ¿Algo le pasó a Randy?

En ese momento, el doctor entró tras abrir la puerta de la habitación. Al verlo, supe que traía noticias sobre Randy. Mi corazón se aceleró, temiendo lo peor.

—¿Qué sucede...? —pregunté con la voz temblorosa, sintiendo la misma oscuridad que vi dentro del Nomicon.

El médico miró a mi padre y a Heidi, asintiendo levemente antes de dirigirse a mí.—Traigo noticias sobre Randy... —dijo en un tono grave—. Ha estado en cirugía durante las últimas horas.

Sentí cómo me hundía en la camilla del hospital. Todo daba vueltas y la desesperación me abrumaba.

—¿Está... está bien? —logré articular, aunque el miedo me tenía paralizado y al borde de llorar.El médico, al verme, suspiró y continuó:—La cirugía fue complicada..., pero él es fuerte —vi en su mirada que estaba tan preocupado como yo—. Aún está en estado crítico, pero estamos haciendo todo lo posible para estabilizarlo.

—Quiero verlo —dije con determinación mientras, sin percatarme, las lágrimas brotaban de mis ojos.

En ese instante, mi padre se acercó y tomó mi mano, al igual que Heidi.

—Aún no está permitido —respondió el médico en un tono muy serio. Esto me desconcertó tanto, pero al notar cómo sostenía un cuaderno, solo suspiré—. Necesitamos asegurarnos de que esté fuera de peligro primero... pero cuando sea posible, podrás verlo.

Traté de ser fuerte y asentí con la cabeza, pero la incertidumbre me destrozaba por dentro. Todo lo que podía hacer era esperar, y eso me desesperaba, haciéndome sentir inútil.

Mi familia se quedó a mi lado, brindándome el apoyo que tanto necesitaba. Los abracé y comencé a llorar.

Por AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora