José Martínez, ingeniero civil, conocido no por sus obras en el interior del país; sino por sus crueles asesinatos, sus víctimas preferidas: madres solteras y jóvenes estudiantes. Pero hoy había caído. Para los titulares de los medios, un cruel asesino; para mí, solo una rata más que cuidar en esta carceleta.
De todas las ratas que hay esta noche: comercializadores de droga, ladrones, políticos corruptos, violadores y feminicidas, solo odio llevar comida y agua a esos dos últimos.
Hace meses que mis colegas venían siguiéndole los pasos, pero el Inge se escabullía en algún perdido lugar del interior del país hasta que nos olvidamos de él y meses después, una muerte; y el titular de un periódico nos despertaba: "Otro Feminicidio más; la policía sigue sin encontrar al Inge". Esto no hacía otra cosa más que poner el dedo en la llaga.
Al Inge le gustaban los amores fortuitos, dicen que enamorada con su labia, que se valía del WhatsApp, Facebook y redes sociales para captar a sus víctimas, otras testigos dicen que sus ojos marrones claros tenían alguna brujería.
Terminó por colmarle la paciencia al Gobierno cuando se atrevió a quemar viva a una mujer, le echó cal, la colocó en un cilindro para finalmente enterrarla en un descampado de la capital.
Hasta que llegó el veinticinco de diciembre y tal regalo de Navidad: el Inge amaneció maniatado a pocos metros de la comisaría. Nadie se imaginó que "El Inge" como fue apodado por los medios terminaría entregado, algunos dicen que fue su conciencia la que por fin hizo que él mismo se maniatase y se entregase; otros, que por fin entró en razón, los más avezados dicen que se le presentó un ánima de las que había matado. Lo cierto es que hoy lo tenía en frente y podía preguntarle.
___ Inge, ¿desea un cigarro?
___ ¿A poco existen policías generosos que regalan cigarros? ___ Me miró con cierta desconfianza.
___ ¿A poco existen presos que desean hablar con policías que regalan cigarros?
___ ¿Qué quieres saber, tombito? No me vengas con vainas ___preguntó mientras encendía el cigarrillo.
___ No todo el día llegan famosos a esta comisaría, tranquilo.
___ No te acostumbres mucho, la constructora para la que trabajé, ya me está buscando un bien abogado. Si salgo, en una me vuelo, tombito, me voy al Brasil, trabajo por allá no falta siguió espirando el humo de sus pulmones.
___ ¿Y por qué te entregaste, entonces?
___ Yo no me entregué, tombito, solo recuerdo que estaba en una fiesta, ya estaba terminando de pepear a una cholita bien rica, después fui golpeado por la espalda y no recuerdo nada. Hasta que aparecí amarrado cerca de la comisaría y llegó la prensa con sus cámaras. Fui paseado como trofeo de guerra por la prensa hasta llegar hasta aquí.
___ ¿Te cagaron, entonces? Tanta flaca que has fregado, algún familiar seguro.
___ Espera que salga, tombito, no pararé hasta dar con ese miserable.
___ ¿Sospecha de alguien, Inge? ___dije abriendo otra cajetilla de cigarros.
___ ¿No tienes otra caja de cigarrillos? ¿Una de Luckys? ___preguntó.
___ Fino me salió, Inge.
___ ¿Tan mal paga la Policía?
Sonreí mientras saqué de mi mochila una caja de cigarrillos marca Luckys.
___ Mucho mejor ¿Total para eso uno trabaja? ¿Sí o no, tombito? Para fumar sus buenos cigarros y para sus vicios. Sí, sospecho de alguien, hace mes y medio, mientras la policía me seguía los pasos, cada vez tenía que adentrarme más al interior del país, tuve que cambiar las ciudades por campos, las grandes discotecas por los bares. Hasta que hace mes y medio apareció un loco, un huevón que empezó a matar a los asesinos.
___ Un matón de asesinos ___sonreí.
___ Ya ves, tombito, uno te habla cosa seria y tú empiezas a burlarte.
___ Disculpa, continúa ___le alcancé otro cigarrillo.
___ Si, y hacía mejor trabajo que todos tus colegas juntos, uno a uno empezó a caer algunos amigos. Al parecer se hacía pasar por mujer; los citaba y los ajusticiaba.
___ Les daba un poco de su propia medicina, mi Inge.
___ Pero lo voy a encontrar, tombito, dudo que haya sido él quien me dejó aquí. En todo caso, me hubiese ajusticiado ¿Por qué dejarme con vida?... Préstame esa caja de cigarros ___dijo extendiendo la mano.
___ Inge, ¿y por qué matar mujeres acaso no tiene madre o hermanas?
___ ¿Las mujeres? ¿Si tengo madre o hermanas?
Me miró con una sonrisa irónica sujetando otro cigarrillo.
___ Déjame decirte, tombito, que mi madre abandonó a mi padre apenas nací, se fue a la capital, según ella para trabajar. Nunca volvió. Mi padre cayó en el alcohol. Todos los días llegaba ebrio a mi casa, sorteé mi suerte entre madrastas que me pegaban y me mandaron a trabajar desde los 6 años. Hasta que, cuando tenía 12 años, mi papá se pegó un tiro delante de mí ¿Y sabes por qué, tombito?
___ ¿Por qué?
___ Lo volvieron a dejar, y esta vez también lo dejaron en la calle. Lo hicieron firmar su sentencia contenida en un contrato, y al verse sin casa y sin amor, se suicidó; ¿y me preguntas qué son las mujeres?
___ Inge, ¿a poco crees que mi infancia ha sido fácil? ___dije trayendo una última caja de cigarros___. Crecí viendo cómo mi papa' llegaba ebrio todos los días, cómo el pegaba a mi mamá por cosas sin sentido, que si la comida estaba fría, que si había demorado mucho y le pisaba el cuello con sus zapatos punta de acero.
¿Y sabes, Inge? Hasta ahora me despierto en la madrugada porque me parece escuchar sus gritos pidiéndome auxilio. Un día llegué del colegio, encontré echada a mamá. Salía sangre de su pecho. Estaba en un charco con sus ojitos blancos, mientras papá echaba espuma por su boca y a su costado un cuchillo.
Esa es mi historia, Inge.
___ Vaya en algo nos parecemos, tombito.
___ No en todo, hace mes y medio me han diagnosticado principios de esquizofrenia, no se lo he dicho a nadie, mi Inge, mis superiores me darían de baja.
Inge, ahora que lo pienso creo que tengo la respuesta para una de sus dudas.
___ ¿Cuál, tombito?
___ Ya sé por qué el loco no lo mató y prefirió traerlo a la comisaría: era porque quería escuchar su historia.
Lo miré con todo el desprecio del mundo, desenfundé el arma que traía en la mochila, pues no podía usar la de reglamento, le disparé en la cabeza, allí donde estaban todas sus ideas retorcidas y su sangre fría. Finalmente, saqué mi lista, borré su nombre. Cada vez quedaban menos, mamá.