CAPITULO 2

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Suelto un suspiro agotado, me doy la vuelta y me encuentro con la mirada de Leonardo viendo cierta molestia en sus ojos.

—Le tocas un cabello a mi hermano y juro que yo misma acabare con tu vida —murmuro sin más.

—Hija no deberías hablarle así a tu futuro esposo —dice mi madre como si sus palabras fueran apaciguar la tensión que hay en la habitación.

—Querida suegra, puede dejarme solo con mi futura esposa, necesito aclarar algunas cosas con ella —por supuesto no espero que diera de nuevo la orden. Mi madre salió y apenas la puerta se cerró yo retrocedí varios pasos —¿Por qué retrocedes, acaso me tienes miedo? —no respondo. Él pasa sus manos por su espeso cabello oscuro y aclara —no te preocupes Amaya, no pienso hacerle nada a tu hermano por su imprudencia, por violar mi seguridad e intentar raptarte.

—Leonardo yo no tenía idea que el vendría, pero es comprensible se preocupa por mi —el acorta la distancia que puse entre nosotros en cuestión de segundos, y ni siquiera me dio chance de alejarme cuando ya me tenía rodeada con sus fuertes y musculosos brazos.

—No te alejes de mí nunca, ahora será mi esposa y tu hogar será aquí pegadita a mi —murmura muy cerca de mi rostro. Siento como mis mejillas pican y la sangre se instala allí haciéndome sonrojar —mi hermoso pajarito, no sabes lo mucho que estoy deseando que todo este festejo acabe y que llegue la noche de bodas para así poder tenerte bajo mi cuerpo suspirando y suplicando que alivie la tensión que habrá en tu cuerpo.

—Leonardo yo... yo no pienso estar contigo —digo aun con la voz quebradiza y nerviosa. Pero lo dije, saqué el valor donde no lo tenía y se lo dije. Él frunce el ceño y niega.

—Eso no sucederá. —Trago saliva y alzo mi barbilla retándolo —no me mires así pajarito, quiero que seas feliz en este matrimonio.

—Me casare contigo, incluso podrás unirme a ti en sangre, pero no me tocaras, no seré tuya, nunca lo seré —voy alejarme, pero su agarre se hace más fuerte como un candado.

—No me negaras lo que es mío, eres mía y un papel lo certificara bella ragazza —sus ojos preciosos no dejan de mirarme como si fuera un pedazo de jugosa carne, es como si él fuera un león y yo una mansa gacela, soy su presa, siempre fui su presa. Él me suelta y acomoda su traje que se arrugo un poco por nuestros cuerpos tan pegados —ya estamos listos la mia ragazza —me ofrece su brazo y yo lo tomo. Ambos salimos de la habitación, mi madre estaba afuera como si no supiera que escuchaba la conversación.

—Ya es hora —digo apenas en voz alta. Ella asiente y nos sigue, cuando las puertas metálicas del ascensor se cierran Leonardo posa los ojos en mi madre —he mandado a traer un vestido de novia desde Italia, voy a permitir que mi prometida use este vestido para la boda religiosa, pero espero que en la resección use el que compre para ella.

—Comprendo querido, pero...

—Estamos en estados unidos señora, aquí mi mujer no tiene por qué seguir sus arraigadas tradiciones. Mi esposa usará lo que ella crea conveniente usar —relamo mis labios y miro a Leo que esta vez a posado su oscuridad en los míos —pronto serás una De Rosa, y tu deber será comportarte como tal.

Alzo mi barbilla y vuelvo a mirar al frente. Cuando ambos salimos de elevador mi padre nos esperaba abajo junto a mis hermanos. Omar también estaba ahí pero mi cuñada no se encontraba. Omar no se molestó en mirarme y mi padre fue quien me llevo hacia el salón principal mientras Leonardo se posicionaba en su lugar.

Una música italiana empieza a sonar y mi padre y yo descendemos por el camino de rosa.

—Hija, solo tienes que decir una sola palabra, solo una —niego.

ESCLAVO DE TU AMOR TOMO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora