Narrador Omnisciente
-Corran...-decía entre señas el líder, tratando de que su grupo se mantuviera oculto y no llamará la atención de las grandes bestias.
Las copas de los árboles se mecian sin premura. Tanta era la fuerza con la que lo hacían que daba la impresión de que caerían sin piedad.
El rubio mantenía un perfil bajo. Sus diez soldados se mantuvieron igual que el. El gruñido que resonó en el lugar fue escalofriante. Todo aquel que allí se encontrara sintió a su piel ponerse de gallina.
Entre señas silenciosas y pasos precavidos les ordenó moverse desde donde estaban, hasta una cueva que estaba prácticamente cerca. Allí se mantendrían a salvó de ser aplastados , o en el peor de los casos, vistos.
El grupo obedeció, pero como las malas noticias no dejaban de aparecer sin ser invitadas, solo fue cuestion de una mala maniobra al moverse, lo que los delató.
Una rama crujiendo y los susurros de todos pusieron en alerta a los gigantes que pasaban en manada.
Los grandes seres mágicos hechos de cristales y rocas, pasaban tan pacíficos sin hacer daño entre los árboles. Pero como bien saben, no todos están realmente con ganas de ser amables y pacíficos.
Lo que sucedió después, fue lo que más se esperaron. Simplemente lo estaban esperando con ansias.
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Narra Hiccup
Deje que pasaran la noche juntos, habían estado tanto tiempo separados y necesitaban el calor del otro en esta noche fría. Desde la colina en donde me encontraba de pie, podía verlos aún. Entre momentos se daban caricias con sus cabezas y se molestaban mutuamente.
Una sonrisa llena de un sentimiento de nostalgia se apodero de mí.
Mi vista iba fija en suelo terroso mientras avanzaba, sentía los nervios terminar en corriente en la punta de mis dedos.
La cabaña termino por aparecer a mi frente y las luces en el interior se lograban ver desde afuera. No espere mas y avance hasta el pórtico.
Ya le había devuelto la calma a uno de los que más la necesitaban, pero ahora era necesario que yo me la devolviera a mi mismo. Mis dedos temblaban al momento que abrí la puerta.
La estancia estaba en silencio, algo que al principio me sorprendió, pero al ir avanzando y darme cuenta de que aquel silencio, Patán y los gemelos se habían quedado dormidos.
Dagur bajaba las escaleras con algunas mantas, el reparo en mi presencia y con una seña de su cabeza me señalo arriba, solté un suspiro y esperé a que el terminara de bajar para yo subir por el mismo camino. La última imagen que tuve de Dagur fue tendiéndole una de las mantas a Patán mientras salivaba, y la otra a los gemelos que se la pelearon estando dormidos.
El camino fue corto, o mis pensamientos estaban tan cegadores que cuando me di cuenta ya me encontraba frente a la puerta de la habitación. Di unos tenues golpes, y esta misma fue abierta. La cabeza de Heather me recibió, y haciéndose a un lado me dejó pasar.
La cara de Gothi lo decía, la de Bocón también y la de Heather y Patapez era casi imposible de no verla. Tenían algo que decir.
Los deje ser a su manera extraña para mí y me fijé en ella.
Su cuerpo inerte yacía aun entre aquellas sabanas, su cabeza reposaba en esa almohada suave, su cabello dorado se iluminaba a la luz que se lograba colar más las velas que mantenían en la habitación, su tersa piel parecía estar fría y moría por tocar y descubrir que talvez, no fuera así. Sus pálidos y algo resecos labios permanecían algo abiertos para dejar pasar el aire que ella inspiraba. Sus frágiles y a la vez fuertes manos me hicieron suspirar. Me daba miedo solo ver qué no mostraba ninguna señal.
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†☽-HALLOE-☾†
Fiksi PenggemarLa sagrada tierra que se esconde de la visita de extraños. Guardando tanta belleza entre sus imponentes muros. Las impolutas montañas, que el sol va tocando al paso que nace desde el horizonte. Bañando de esplendor la tierra La tierra de que reclam...