5. The weekend

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—¡Enséñame a cocinar por favor! El otro día te vi cocinando algo para tu amiga —le dijo la rubia mientras se cruzaba de brazos—.

T/N se quedó callada. Al parecer sí la había estado vigilando esos días después de todo.

—Será otro día. Por ahora solo siéntate en el comedor y mírate linda mientras yo cocino.

Karina se sonrojó por lo que dijo la castaña, pero esta solo se dió la vuelta y fue directo a la cocina a ponerse su mandil para empezar a lavar algunos vegetales.

Karina no se sentía conforme quedándose sola en el comedor; ella quería estar al lado de T/N todo el tiempo, así que fue detrás de la menor y se sentó en la encimera junto al fregadero. Cuando llegó a su lado, a T/N no le molestó, al contrario, se aseguró que estuviera cómoda y movió algunas cosas para que se pudiera sentar mientras la veía.

—Cuidado, no te vayas a caer —le dijo—.

La atención que la rubia recibía por parte de la menor la hacía sentir tan amada y necesitada de ella aunque esta solo lo hiciera por cortesía, pero ella quería más.

Justo cuando estaba por terminar, Karina la llamó. Al voltear, se encontró con los ojos gatunos de la rubia mirándola fijamente como si tratara de comunicarse por telepatía.

—¿Qué sucede? —dirigió toda su atención a Karina y ésta la tomó de los hombros atrayéndola hacia ella—. Aún sentada, abrazó su cadera con sus piernas y posó su cabeza en el hueco entre el cuello y hombro de la castaña.

T/N se debatía si devolverle el abrazo, pero al notar que la rubia no tenía pensado apartarse, pasó sus manos por su cintura y la pegó an ella.

—Te gusta mucho el contacto físico, ¿no? —bromeó la menor—.

—No lo sé. Cuando te abracé por primera vez noté que tu temperatura corporal es más fría y simplemente me gusta —Karim suspiró y T/N sintió su respiración golpeando su cuello—.

Lo que decía Karina era cierto. El ambiente en el Inframundo siempre ha sido caliente, así como la temperatura corporal de los dioses que vivían ahí, incluyéndola a ella, por lo que llamó su atención que T/N siempre estuviera tan fresca, volviéndose su adiccion el tocar alguna extremidad de la castaña.

Se mantuvieron así por algunos minutos hasta que T/N notó como la respiración de la mayor estaba bajando, indicando que se estaba quedando dormida. La llevo a la sala y encendió la televisión poniendo Shin-Chan para que Karina se entretuviera el tiempo que le tomaría cocinar.

-

Durante el desayuno, T/N le dijo a Karina que en la tarde saldrían al centro comercial a comprar ropa, específicamente para la mayor quien se ponía cualquier prenda que le gustara de la castaña o que simplemente encontraba en su clóset. Esto no le molestaba a T/N, pero cuando se trata de ropa interior... debía interferir.

Ambas hicieron la limpieza del hogar juntas como Karina tanto quería y terminaron a tiempo, incluso aprendió a lavar los trastes sin romper algún plato. Luego de tomarse una ducha, la mayor se tomó la tarea de escoger las prendas de ambas mientras era el turno de T/N de bañarse ya que Karina se negaba rotundamente usar otro baño que no fuera el que se encontraba en la habitación de la menor. Cuando T/N entró a su clóset, encontró su ropa lista y junto a esta una Karina muy emocionada.

—¿Quieres que me ponga esto?

Debía admitir que la rubia tenía un gran sentido de la moda y se veía preciosa con su ropa puesta.

—Sí, quiero que estemos vestidas iguales —respondió mientras se arreglaba su mini falda para tomar asiento en uno de los sillones aterciopelados—.

T/N se quedó ahí parada esperando a que la rubia saliera de su clóset para vestirse pero ésta no parecía moverse.

—Uhm, ¿Karina? Quiero vestirme —dijo tímidamente y la mayor sonrió—.

—¡Claro! Adelante.

Aunque Karina no se movió de su lugar y solo la miraba expectante. «Creo que no me expliqué bien», pensó T/N. Y es que ella encontraba la situación un poco divertida.

—Sí, pero no me refiero a eso. En realidad quiero tener un poco de privacidad al cambiarme. Ya es mucho con que me mires en toalla —trato de no sonar ofensiva, pero Karina solo se burló—.

—Oh, T/N. Ya te he visto desnuda los días que estuve paseándome por la Tierra.

Era vergonzoso para T/N. Claro que muchas mujeres la han visto desnuda, pero la mayoría de las veces ha sido con consentimiento (a excepción de su madre que dió a luz a ella) y es muy diferente que una diosa griega tan preciosa como Karina la haya visto desnuda solo porque básicamente la estaba vigilando.

—Karina, linda, es muy diferente. En ese tiempo yo no estaba consciente de tu presencia y ahora sí, así que por favor, solo te pido privacidad —terminó de decir mientras tomaba su mano para levantarla del sillón—.

Le abrió la puerta y le dio un beso en la mejilla con la esperanza que eso fuera suficiente para que se fuera, y vaya que así fue. La rubia se sentía triunfante por haber obtenido un beso en su mejilla pues ya era un avance. Después de eso pasaron alrededor de 30 minutos para que la menor se arreglara y ambas fueran al centro comercial a pasar todo el día ahí.

-

T/N, siendo tan educada y el aprender esa caballerosidad de su padre, le abría la puerta del auto y de las tiendas a la rubia, la daba su chaqueta cuando se sentaban en público, tomaba sus bolsas de compras, así como limpiar su boca con la servilleta cuando se manchaba de comida. Karina estaba disfrutando su tiempo con la menor y era poco decir que le estaba empezando a gustar aquella mortal por su acciones tan amorosas y su personalidad tan fría. El ser tan diferentes no ha sido una barrera, sino una ventaja que ha sabido usar para tener a T/N solo para ella.

—Creo que me duelen los pies —la rubia se quejó mientras se recostaba en el hombro de la castaña—.

Ella pensó que T/N le diría que se aguantara o que la ignoraría, en cambio la abrazó con su mano izquierda y acarició su mejilla con su mano libre.

—¿Quieres que te cargue al auto? —le susurró y Karina asintió mirándola suplicante—.

T/N se levantó, poniéndose frente a ella para  enrollar su chaqueta alrededor de su cintura y subirla a su espalda. «Gracias ejercicios de espalda», pensó. Al llegar al estacionamiento, Karina se bajó de su espalda y la menor abrió su puerta para que ésta entrara mientras ella metía las bolsas de compras en los asientos de atrás.

No pasó mucho para que en el camino de regreso al departamento la mayor se quedara dormida y, cuando T/N tuvo la oportunidad de detenerse en un semáforo rojo, se acercó y besó su frente.

—Tan linda.

Morpheus - Karina & female reader  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora