Después de lo que pasó aquella noche la actitud de Gian hacia Abril era totalmente distinta, ella intentaba no hablarle siquiera, pero él evadía esos intentos, si ella era tosca y agresiva con él, él le respondía con la misma actitud.
Gian había empezado las clases de verano, por lo que pasaba más tiempo con Abril, mucho más del que a ella le gustaría.
-Abril, te envié una solicitud en Internet, ¿la viste?
-Sí, la vi y te seguí de vuelta.
Le contestó con una sonrisa, aquella chica se llevaba bien con todo el mundo, pero su círculo de amigos era bastante estrecho.
-También le envié una a Gian, pero creo que no la ha visto, ¿puedes decirle por mí?
-¿Decirme qué?
Mira a la chica de manera interrogante.
-Oh, le decía que la empecé a seguir en redes sociales y a ti también, pero parece que lo has visto.
Gian le sonrió a la linda chica castaña.
-Tienes razón, no me di cuenta, te seguiré luego.
La chica parecía satisfecha con esa respuesta, por lo que se despidió para luego irse.
-¿Cómo se llama?
Le preguntó Gian a Abril, pero ella ni siquiera lo miró, dejó su mirada fija en la mesa en la que estaba, ya quería que acabará la hora del descanso.
-Estoy hablando contigo Abril, ¿cómo se llama?
Ella seguía aplicando la ley del hielo, cosa que lo enojó bastante, pero solo fingió indiferencia también. La última clase era defensa, donde chicas y chicos se enfrentaban entre sí con técnicas de defensa y contraataque.
Una vez más Gian hizo todo lo necesario para practicar con Abril, ambos eran buenos, aunque Gian era más fuerte, Abril era más ágil, algo a tomar en cuenta es que Gian sí tenía entrenamientos previos, desde niño su padre le obligó a aprender lo que muchos en ese lugar apenas sabían.
Durante el combate, Gian logró enganchar en una llave a Abril donde colocó su rodilla en su cuello impidiéndole respirar.
-¡Paren!
Ordenó el superior de la clase al ver que Abril no podía salir de aquella llave.
-¡La clase terminó!
Todos empezaron a salir después del superior.
-Te ayudo.
Le ofreció Aizack, extendiendo su mano para ponerla de pie.
-Gracias.
Abril trató de sonreírle como a todos, pero en ese momento se sentía realmente cansada y adolorida, por lo que aquel intento no salió bien, lo que provocó unas risas en Aizack
-Tu primo lo hace bien para ser nuevo en esto, ¿seguro que no estaba en entrenamientos particulares?
-Sí, seguro, parece que es mejor de lo que imaginaba. Por cierto, me llamo Abril.
-Ya lo sabía, yo me llamo Aizack.
-También lo sabía, tu padre es el director como no conocerte.
-Tienes razón yo...
Aizack no pudo terminar de hablar, ya que apareció Gian con un tono de voz y una actitud intimidante que en realidad no causó miedo en el chico, pero con lo estricto que era su padre prefirió evitar el conflicto.
-lárgate.
Dijo Gian de manera grotesca, provocando que Aizack respirara profundo y se despidieron de Abril.
-¡¿Qué te pasa?!, no tienes el derecho de tratar a la gente así, imbécil.
-Cuando dije lo de que eras una zorra, no pensé que fuera cierto, ¿por qué te gusta provocarme?, ¿te gusta verme así y sentir que tienes poder sobre mí?
Las venas de sus manos se marcaban mientras él marcaba sus dedos sobre el cuello de Abril dejándola sin respiración, por suerte Abril supo deshacerse del agarre.
-¡No te me acerques maldito lunático!, ¿de qué demonios hablas?, no quiero nada que tenga que ver contigo, tú eres el enfermo que se crea escenas falsas de nosotros en la cabeza. Escúchame bien Gian, yo odio a las personas como tú y te odio a ti aún más, por el simple hecho de existir, yo nunca tendré nada contigo, prefiero morirme antes de que eso pase.
Abril salió molesta del lugar, para tomar sus cosas e irse a casa lo más rápido posible, sin esperar a Gian, él cuál se quedó perplejo y ¿dolido?, por aquellas palabras. Sin embargo, ese sentimiento no duró mucho en ser reemplazado por la necesidad de "castigar" la actitud de Abril.
Gian salió del aula al ver que el conserje ya había llegado encontrándose para su suerte a la chica castaña de hace rato.
-Hey, hola, justo quería verte.
Dice fingiendo descaradamente emoción.
-¿A mí, en serio?
-Sí, Abril me dejo solo y no me gusta ir solo por ahí.
-Te entiendo, que cruel por su parte.
-Creo que se enojó por lo de hoy, quizás fui muy duro con ella.
-¡Que dices!, no te sientas mal, es una infantil, tú no has hecho nada malo.
Gian se ofreció a acompañar Emma a su casa mientras le hablaba de su vida en Italia, al menos de lo que le convenía, la hizo reír, sonrojar y suspirar por él. Lo último que sintió en ese momento fue rabia, rabia hacia Abril por todo lo "malo" que le hizo a Gian, según lo que él le había contado, sin embargo, para ella él era un ángel por perdonar la actitud arrogante e indiferente de Abril.
Gian la estaba manipulando con esa sonrisa y esos lindos ojos. Era la representación exacta del lobo en piel de cordero. Con ese simple peón comenzaría a arremeter contra la persona que según él ama más que a nada en el mundo, Abril.
¡Buenos vibes!
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Atrapada en mi libertad
De TodoParece ser que no existe forma, ni persona capaz de salvarse de la enfermiza obsesión de los Berlusconi, ni siquiera ellos mismos. Poderosos, manipuladores y sobre todo obsesivos. El mundo les pertenece junto a las personas que habitan en él, alguna...