❝ Donde Renjun se da cuenta que sus dos mejores amigos, Jeno y Jaemin, se están empezando a cansar de su actitud desastrosa y risa escandalosa que los deja en vergüenza a cualquier lugar que van, por lo que pone en marcha un plan para que ambos vean...
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Nuevo día de clases, mismo Renjun. Jaemin y Jeno lo vieron acercarse a ellos, sonriente y llevando orejitas de gatos en la cabeza que seguramente él mismo había encargado por internet, pues las coleccionaba al tener una obsesión con ellas. Su favorita era unas color rosa pastel, pero ese día llevaba unas blancas con manchas negras que ninguno de sus dos amigos se las había visto antes.
Jaemin le sonrió enseguida que cruzaron miradas, viendo cómo cargaba su mochila rosada como si fuera lo más pesado del universo, cuando en realidad Jaemin sabía perfectamente lo liviana que era, pues Renjun siempre se la hacía cargar.
Jeno no se quiso esperar a que su bajito amigo llegara a ellos y corrió a su encuentro, lo que al final ocasionó que Jaemin fuera tras él, y entonces ambos avanzaron hacia Renjun como si el rubio tuviera un tipo de cuerda que usara para tirar de ellos y tenerlos a su servicio.
Jeno y Jaemin han sido amigos desde el jardín de niños, pero no fue hasta la edad de once años que conocieron a Renjun. Y ambos siempre tuvieron una preferencia y debilidad hacia el chico, que aunque ninguno lo mencionara en voz alta, ambos sabían que la tenían.
Y es que Renjun se comportó como el ángel de ambos desde que entró a su vida, era el amigo más dulce del mundo entero. Desde el primer momento se ganó a ambos con lo tierno que era.
Renjun siempre estaba para cuidarlos, aconsejarlos, animarlos, comprarles comida, darles regalos y mucho más que no encontrarían en ninguna otra persona al formar una amistad. En sólo unas semanas el rubio se ganaría el corazón de cualquiera, porque verdaderamente era una bella persona por dentro y por fuera. Todas sus acciones eran sin esperar nada cambio, y a veces Jaemin y Jeno dudaban de que se diera cuenta de la manera en la que robaba el corazón de ambos.
Simplemente él era la persona más atenta y dulce, con ambos por igual y de manera despreocupada, sin dobles intenciones de por medio. Era un regalito del cielo e inevitablemente Jaemin y Jeno, al volverse su mejor amigo con el tiempo, desarrollaron un instinto de protegerlo como a su propia vida.
Sabían que Renjun sabía defenderse solo, pero seguían queriendo evitar que algo malo le pasara a su amigo, porque lo querían de una manera que en palabras era difícil de explicar.
—¡Junie catboy! —gritó Renjun en cuanto estuvo frente a ellos, sonriendo hasta que sus ojitos se volvieron muy pequeñitos a la vez que señalaba con su dedo las orejitas que adornaban su cabellera rubia.
Su grito agudo y fuerte llamó la atención de gente a su alrededor, por lo que Jeno borró su sonrisa enseguida.
—¿Por qué gritas siempre? Junie, sólo manten la calma un poco. —le pidió el castaño, mirándolo suplicante.
