Capítulo 8: Fin de la partida.

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Durante las clases del día siguiente, Abril noto la mirada de Emma sobre ella, por lo que le sonrió, pero la otra la miró con seriedad de arriba a abajo y desvío vista.

Abril se preguntó sí tenía algo raro hoy, ella no tenía amigos con los que quedar durante las clases de verano en la academia, pero hablaba con todos entre clases y descansos, menos ese día.

Abril no le tomó mucha importancia a que la ignoraban, pensó que tal vez no estaban de humor por los exámenes y las prácticas, Gian ese día ni siquiera la miró, algo que ella agradecía.

Gian estaba con Emma y otras cuantas personas más charlando.

-Me da pena ver a Abril tan sola.

- ¿Para qué quieres estar con ella?, ¿para qué te trate como siempre?

-Le diré que venga, siento lástima, además es mi familia.

Todas las personas presentes en ese momento veían a Gian con admiración, era bueno, carismático y muy "inocente", sentían que debían protegerlo de Abril.

Cuando Gian fue hasta donde Abril para hablarle, desde lejos parecía que todo lo que Gian había dicho era cierto, ella lo miraba con desprecio, lo ignoraba y alejaba de ella con agresividad, lo que ellos no sabían era que Gian le decía cosas que le hacían actuar así.

Cansado de intentar convencerla, volvió a la otra mesa bastante "triste y decaído", provocando una ola de malos comentarios sobre Abril.

-Esa Abril es una perra.

-¿Quién se cree para tratarlo así?

-Nunca pensé que fuera ese tipo de personas.

Gian tenía ganas de mandarlos a la mierda a todos por hablar mal de su chica, pero se contuvo e hizo un comentario pasivo.

-Chicas, chicos, no hablen así de ella, es su amiga y mi prima.

-Esa idiota no es mi amiga.

-Ni mía tampoco.

Entre discusiones, insultos y burlas para la desentendida Abril.

Como siempre la última clase era defensa, esa vez Gian no hizo nada para estar con Abril por lo que a ambos les tocaron personas distintas.

-Abril dejaré que ganes, no quiero que me odies por esta tontería.

Muchos de los que estaban ahí se rieron por la referencia.

-No entiendo, ¿de qué hablas?

La misma persona que le había empezado a hablar para burlarse la ignoró descaradamente.

Abril fue de las mejores, tanto en disciplina como en puntaje. Le ganó a aquella arrogante chica, pero todos empezaron a felicitar a la perdedora.

-Es mejor perder un combate que ganar a una enemiga.

Abril ganó por sus méritos, la otra chica sí quiso ganar, pero contra Abril era difícil de lograr.

Todos estaban empacando sus cosas, Abril aprovechó el momento para ir donde su oponente y disculparse si la había lastimado.

-Dios eres una arrogante, no eres la gran cosa como para lastimarme, ¿te crees terminator o algo así?

Otra vez todos se rieron, miraban a Abril diferente, algunos con asco y otros con desprecio. Ella se sentía mal, pensó que tal vez había hecho o dicho algo malo y por eso todos estaban así.

-Oye Emma, ¿hice algo fuera de lugar estos días?

Emma no le contestó nada, solo pasó por su lado chocando con su hombro.

Abril no dijo nada, siguió con lo suyo y salió, siendo empapada por unos chicos que estaban con una regadera de césped.

-Estábamos regando las putas, ¡perdón queria decir las plantas!

Un grupo de chicas detrás de ella la hicieron tropezar sobre el césped lodoso y húmedo, quería llorar, pero no lo haría, no frente a ellos. El camino a casa se le hizo más largo que de costumbre.

No fue a la sala de estar como de siempre, sino que subió a su habitación a ducharse y llorar todo lo que se había guardado. Se tranquilizó a sí misma diciendo que eran cosas estúpidas que no volverían a repetirse. Nada más lejos de la realidad.

Habían pasado dos semanas en que el instituto militar se había convertido en un infierno para ella. Habían puesto cosas asquerosas en su comida, era excluida e insultada, en la pared del instituto escribieron que era un pedazo de mierda con excremento, las chicas hicieron que los chicos entraran a las duchas mientras ella se duchaba y por último la llegaron a golpear, era difícil defenderse cuando te golpeaba prácticamente un grupo, incluso los que no sabían por qué le hacían todo eso se unían a la burla.

Del instituto llamaron a los Adam y a la madre de Abril para decirles de la notable caída en las notas de Abril y de su actitud decaída, algo que ya habían notado en casa.

Adam subió a la habitación de Abril con la cena de ambos.

-Hicimos tu plato favorito.

-No tengo hambre papá, pero gracias.

Ella igual le sonreía y le hablaba con dulzura, no tenía una pizca de maldad.

- Cariño, ¿sabes que puedes contarme lo que sea, verdad?, no importa lo que me digas, yo te voy a creer, incluso si me dices que los perros hablan y los gatos vuelan, eres mi luz y mi verdad.

Adam no logró que le dijera nada, pero sí sacarle unas risas a su hija.

-Si me pasará algo te lo contaría papá.

Esa sonrisa era opacidad por los ojos llorosos de Abril.

-Princesa...

-No quiero hablar, solo abrázame.

Adam respetó su decisión y solo se recostó con su hija hasta que ella se quedó dormida entre lágrimas.

Abril fue despertando cuando empezó a sentir que alguien acariciaba su pelo y besaba su frente y mejilla, por un momento pensó que seguía siendo su padre, pero al Abrir los ojos se encontró a la persona que menos quería ver, Gian.

-Hace un rato, me abrazaba con tanto amor y ahora me miras con ese desprecio, eres cruel.

Abril no tenía ganas ni fuerzas para insultarle.

-Por favor Gian vete.

-Quería ayudarte, sé cómo hacer que te dejen de molestar, el único inconveniente es que no sé si aceptaras. No quiero molestarte mejor me voy.

Cuando se puso de pie dispuesto a irse fue detenido por Abril.

-Gian, dime como.

Esa pregunta le provocó una gran sonrisa que no se molestó en ocultar, la partida había terminado, él ganó, logró su objetivo.







¡Buenos vibes!

Atrapada en mi libertad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora