Capitulo 3

672 21 0
                                    

NARRA GABRIEL

No era mi mejor día, comprobé que la luz de mi piso no funcionaba cuando me desperté tras sonar la dichosa alarma del móvil, y al no entrar nada de luz por la ventana, busqué el interruptor desesperado. Para colmo también habían cortado el agua porque había una gran avería en el edificio, así que ni ducharme pude, justo hoy que empezábamos a rodar la película. Sin lugar a dudas el día ya solo podía mejorar un poco o ir a peor, y desde luego que venir a trabajar sin darme mi duchita mañanera me tenía de una mala hostia impresionante.

Me miro en el espejo, porque gracias a Dios empezábamos ya entrada la mañana y algo de luz entraba por las ventanas, lo cual me permitió echarme un vistazo antes de salir. Peiné como pude mi pelo con las manos e intenté alisar algunas arrugas de la camisa de lino gris que me habia puesto. Dichoso tejido que se arruga con mirarlo—. Las ojeras, de no pegar ojo por los nervios, me llegaban hasta las rodillas. Nada que no puediese tapar un poco de maquillaje. Busco las llaves en los bolsillos del pantalón y cierro la puerta tras de mi. Decido bajar por las escaleras cruzandome con la señora mayor que vive en el segundo. Es una señora de unos setenta y pocos con el pelo canoso, viste de negro desde hace varios años que su marido murió y siempre que me ve o siempre que puedo, hablamos y le cuento mi vida, le encanta escucharme, vive sola con sus dos perritos.

— ¿Cómo estas? — me pregunta dejando las bolsas de la compra en el suelo. — ¿Ya empiezas a grabar?

— Bien, bien Doña Carmen. Si, hoy es el primer dia, a ver que tal — le sonrío rascándome la nuca y sigo bajando escaleras mientras me despido con la mano. — Llevo prisa, otro día con más tiempo hablamos.

— Por supuesto, y me presentas a la chica esa que trajiste hace semanas — se la escucha cerrar la puerta de su casa y también como llama a sus dos animalitos.

Camino por las calles de Madrid dándole patadas a un par de hojas y a la colilla que acabo de tirar tras dar la última calada, justo cuando paso por la Puerta del Sol, me acuerdo de esa noche, de mis manos sobre su piel, de mis besos húmedos sobre su cuello y recuerdo lo que Doña Carmen me ha dicho cuando salía de casa. Sacudo la cabeza eliminando cualquier pensamiento relacionado con ese día y la sensación de vacío me invade por dentro.

Meto mis manos en los bolsillos del pantalón, y observo como una pareja de ancianos discute por llevar el carro de la compra, al final es ella la que consigue arrebatarselo a él. Sonrío inconscientemente pensando en el amor incondicional que muestran los dos, en como él le sonríe, porque me apuesto que esta es una de las muchas veces que ella se habrá salido con la suya, y sonrío aún más soñando con algún día llegar a eso. —Aunque no lo parezca, soy un romanticón—.

Llego al set, la verdad que me pillaba a unos viente minutos, y me encuentro con una enorme mesa de metal con varias bandejas de colores, en ellas hay diferentes dulces, bocadillos...cojo algo para desayunar y me meto corriendo en mi caravana donde no tarda en llegar Aida, la maquilladora, para maquillarme un poco.

— ¿Y estas ojeras? — me dice cogiendo el corrector y una esponja pequeña. — ¿Nervioso por el rodaje?

— Pues un poco, la verdad. Es mi primer proyecto así grande — digo mientras me siento en la silla con guión en mano.

Mientras podía leía unas cuantas veces la escena de la piscina, era la primera que grabaríamos hoy. Hacía frío, el sol tímido se escondia entre las nubes, y lo de estar metidos en el agua me hacia temblar pensando en lo que nos esperaba; pero eso no era lo que verdaderamente me tenía de un lado para otro en la caravana cuando Aida se fue, besaría a Nicole después de lo que pasó en mi apartamento. No podía negar que yo aquella noche quería acabar lo que empezamos en la discoteca, acabar con la tensión que siempre se producía cuando nos veíamos, sin embargo aquella noche no pasó a más.

ETÉREO • N&G Donde viven las historias. Descúbrelo ahora