Capítulo 30

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El lunes llega y lo primero que hago cuando abro los ojos es sonreír al sentir el peso del cuerpo de Matt encima del mío. Después de romper la cama de Doménico nos pasamos a la de Leo con la esperanza de descansar cómodamente y pudimos dormir como dos bebés.

Miro al joven y le acaricio la frente con dulzura. No podía creer que después de todo lo que habíamos sufrido finalmente podíamos darnos una tregua, volviendo a lo que teníamos. Sabía que estas próximas semanas iban a ser difíciles. Entre los exámenes y las obligaciones académicas de cada uno casi no íbamos a poder vernos. Pero ya habíamos sido sinceros el uno con el otro y definitivamente lo peor ya había pasado.

-¿En qué piensas?

La voz adormecida de Matt me saca de mis propios pensamientos y me muerdo el labio con alegría.

-En nosotros.

El joven sonríe y me abraza la cintura para obligarme a girar sobre el colchón, quedando de esa manera arriba de mí.

-¿Dormiste bien?

Asiento y le quito un mechón de cabello que le cae por la frente.

-Esta semana empezamos con los exámenes, y seguramente estemos alejados la mayor parte del día -dice y de pronto frunce el entrecejo con molestia-. ¿Podemos al menos dormir juntos todas las noches?

-Por supuesto -respondo y abrazo su cuello-. Siempre y cuando hagamos eso y no otras cosas...

-¿A qué te refieres?

-Al sexo.

-¿No quieres tener sexo conmigo?

Suelto un suspiro cansado y sonrío con diversión.

-Ya sabes lo intensos que son los días durante los exámenes. Apenas tenemos tiempo para hacer algo que no sea estudiar. Y no sé tú, pero yo necesito dormir bien para que mi cerebro funcione con normalidad.

Matt hace un puchero infantil y de pronto baja su cabeza hasta uno de mis pechos para morderme un pezón. Suelto un pequeño grito por la excitación y sorpresa de aquello y levanto las cejas con incredulidad.

-¿Qué ha sido eso?

El joven sonríe por su propia picardía y luego lame la zona donde me mordió. Cierro los ojos y siento un pequeño cosquilleo en la zona más baja de mi vientre al ver que sigue dándole atención a mis pechos en vez de hablar.

-Hace semanas que no me acuesto contigo, Char -murmura sobre mi piel rosada y sensible-. No sé si voy a poder cumplir con lo que me estás pidiendo.

Me muerdo el labio inferior de puro placer y abro un poco más las piernas para sentir su repentina erección matinal a gusto.

-Si no puedes contenerte entonces lo mejor va a ser que cada uno duerma en su habitación...

Matt pellizca mi pezón una vez más y arqueo la espalda como respuesta.

-Olvídalo, dormirás conmigo.

-En sentido literal.

-En sentido literal -repite vencido y luego me besa la punta de la nariz-. Ahora déjame hacerte el amor antes de que te internes en la biblioteca todo el día.

-¿Cómo sabes que me gusta usar la biblioteca en época de exámenes?

-Porque estoy embobado contigo desde el año pasado y me resultaba imposible no seguirte a todos lados.

-Oh, vamos...

-Hablo enserio, Charlotte -responde divertido y baja una de sus manos hasta mi intimidad-. Como no podía hablarte me limité a descubrir tu lugar favorito y decidí estudiar también allí. Mis amigos no me molestaban y tenía la suerte de verte las veces que quisiera.

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