Capítulo Cinco- Merida

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-¡¿PERO QUÉ...?!
Merida se balanceó peligrosamente sobre la columna de tierra en la que había quedado suspendida, con un profundo cañón bajo sus pies. El vértigo le atacó con un fuerte ramalazo, su visión se volvió doble y su mente amenazó con nublarse.
¡Ahora no! Se gritó con fuerza.
-¡¿Qué está pasando?!- gritó Hipo, de rodillas sobre otra columna.
Rapunzel se encontraba estupefacta y llorosa, como si pensara que todo estaba siendo un sueño.
¡Un sueño!
El sueño.
-Ay, no...- jadeó Merida para sí.
¡Sí, pequeños míos! , la voz ahora no surgía de su cabeza, ni de sus entrañas, no estaba en su interior. Podía sentir el pilar vibrar debajo de ella con cada palabra pronunciada, aquella voz... salía de la tierra.
No debiste hacer eso, Rapunzel, regañó con deje burlón: Pensaba que ibas a ser una chica inteligente.
Jack intentó despegar el vuelo, mas unas fuertes raíces atraparon sus tobillos y empezaron a trepar por sus piernas, haciéndole perder el equilibrio. Su cayado rodó hasta el borde de la columna.
La voz rió con regocijo.
Este juego me gusta, dijo, y todo comenzó a temblar.
Merida cayó hacia delante y se agarró como pudo del borde.
-¡EH, AYUDA!- chilló.
-¡DÉJANOS EN PAZ!- vociferó Jack.
La risa de la voz se tornó desenfrenada y enfermiza cuando el bastón de Jack comenzó a brillar con un tono azulado, acumulando fuerza para volver a los dedos de su dueño, los cuales se estiraban y estiraban a penas a unos centímetros de tocarlo.
Demasiado tarde, el temblor se intensificó y el cayado se precipitó.
-¡NO!
Merida caía también.
Gritaba con descontrol a medida que la sensación en su estómago se acrecentaba, y chocó contra algo tan fuertemente que le cortó la respiración por varios segundos.
Ay, no, pequeños. Dijo la voz: Todavía no es tiempo de que ninguno muera. Pero ya que estoy aquí...
-Petra- escupió casi su nombre contra la gran raíz que apretaba su cuerpo, sosteniéndola en el vacío.
¡Sí! Aplaudió la voz, y de pronto era mucho más aguda, aunque seguía distorsionada. Ahora era claramente una voz de mujer. Al fin puedo dejar de fingir, ¡ja!
Entonces, desde el pilar principal, donde se hallaba Hipo, salió algo. Primero Merida abrió los ojos con horror al divisar lo que seguramente fuera una nariz, luego unos labios, unos ojos... Era un rostro.
Y pronto de la piedra se desprendió una mujer.
-¡Hola!- los saludó con una maléfica sonrisa:- Qué alegría tenerlos a todos reunidos: ¡los Cuatro Grandes! Aunque todo fue demasiado rápido, ¿no creen?
-¡Bruja!- le gritó Hiccup, hecho furia, nunca lo había visto así.
Sacó una espada de su prótesis y le prendió fuego. ¿Hipo con espada? Parecía saber manejarla.
-Ay, Hiccup, Hiccup, Hiccup...- suspiró Petra, una mujer de apariencia grácil, cara redonda e infantil, ojos verde oliva al igual que su cabello, y un tono de piel pálido. Merida sabía que todo lo que tenía de hermosa lo tenía de malvada.
Petra meneó sus rizos y, cuando levantó el rostro, la conocida sonrisa que indicaba problemas resplandecía en él.
Merida, Rapunzel y Jack observaron con horror como la roca crecía por el cuerpo de Hiccup como su segunda armadura, hasta llegar a la mano que sostenía la espada y detenerse. Hiccup intentó moverse, mas era inútil.
Petra caminó con gracia por unas pequeñas raicillas que crecían desde el fondo del cañón hasta sus puntas de los pies, como una especie de estacas o piedras en el arroyo, como una niña jugando una tarde de verano.
Qué niña tan terrorífica.
Llegó hasta Hiccup, y Merida tuvo que aguantar un grito cuando se aproximó hasta rozar la nariz de él con sus labios.
Hiccup apartó la cabeza de forma brusca.
Petra rió con una cara de tristeza exagerada.
-Quizás no te mate a ti y te haga mi prisionero.- la roca comenzó a crecer lentamente por el lateral del cuello de Hiccup, inmovilizando también su cabeza:- Piénsalo...
'Piénsalo'... Esa bruja sabe utilizar bien la labia. Puede que sea su arma más poderosa, aunque no lo parezca, pensó Merida. Tengo que conseguir alejar sus sucias garras de Hipo.
Así que no se le ocurrió nada mejor que...
-¡Eh! ¡EH, CARA SUCIA!- Petra giró furiosa hacia ella.
-¿Cómo... me has... llamado?
-¡Cara sucia, sí! ¡TERROSA!
Petra cerró los puños y la raíz que sujetaba a Merida se ciñó todavía más a ella, haciéndola jadear en busca de aire.
-Princesa Merida- la mujer parecía acariciar las palabras al decirlas:- No sé si apretar o aflojar tu agarre...
-Déjala tranquila- espetaron Jack e Hiccup al mismo tiempo.
Merida se limitó a mirar con ferocidad a la bruja.
-Oooh...- sonrió Petra, dirigiendo su mirada hacia los tres chicos:- Ya entiendo... ¡Un triángulo amoroso!
-¡Cállate!- gritó Merida.
-Pues no sé que veis en esta mujersuela sin gracia...- continuó Petra, esta vez junto a Jack. Se inclinó para susurrarle dulcemente en la oreja:- No merece la pena.
Merida, ya totalmente rabiosa, emitió casi un rugido. Petra rió gozosa.
Y entonces...
Merida no supo cómo lo hizo en ese momento. Sencillamente fue como una sensación ardiente en el pecho; una corazonada; una certeza. Su subconsciente actuó por ella en ese instante, apoderándose por completo de su ser, aprovechando la desesperación en la que la chica estaba sumida para alimentarse.
Todos oyeron claramente: Jack con sorpresa, Hiccup con desconcierto, Rapunzel con sobresalto y Petra con incredulidad.
-¡¡¡BRIS!!! (*)
Y la raíz crujió y de pronto Merida se encontraba liberada, de su prisión, y de su único agarre.

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Holus :)
Bueno, sé que este capítulo ha sido laaargo y tedioooso, pero el salseo supremo está preparándose (CHAN CHAN CHAAAN).
Juasjuasjuas.
Soy malvada :3

*Bris: en el gaélico escocés, su significado es 'quebrar'.
Las palabras en multimedia serán importantes a lo largo del relato ;)

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