†Capitulo 150† Observando la oscuridad...

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Poseer armas de aspecto "peculiar",
era algo muy curioso para los encargados de la seguridad en la fortaleza.

Ver a una humanoide de piel gris clara era algo extraño, y más si poseía una fuerza similar a la de los capitanes de guardia.

Ahora, que está misma portará un arma especial con un núcleo mágico afinado a la oscuridad...

Provocaba que toda la atención se posara en ella.

Coraline no podía estar mas contenta con esto...

No solo la habían recluido en una jaula especial dentro de una torre blindada con runas y menas de metal.

Si no que al parecer, era la cosa más peligrosa dentro de esa prisión.

Podía oler el miedo tanto de los guardias como el de sus demás compañeros.

Y aunque no los pudiera ver gracias a la oscuridad...

Se valía tan solo de su olfato...

El aroma era agradable,..
en su mayoría, un halago.

...Aunque eso no quitaba el hecho de que la habían vuelto una prisionera...

Eso era lo único que le molestaba a la Titan de la corrupción.

Sus hermanos podrían estar bien,
si..hacía unas horas que había dejado de percibirlos.

Pero estaban bien,
lejos de ella, y aún respirando.

-¡¿Cuánto tiempo más me tendrán aquí?!-.
Grito a la oscuridad tratando de llamar la atención de los guardias.

Sabía que estos estaban ahí por las diferentes respiraciónes, entre los guardias y prisioneros...

Podía diferenciar el miedo y la tristeza,
de la arrogancia y el desprecio...

...La Titan había tratado de liberarse constantemente, pero cada que lo intentaba, su collar brillaba con un color negro aún más intenso que el de la propia oscuridad que la envolvía, y caía inconsciente.

Repitiendo este proceso una y otra vez cada que recuperaba sus fuerzas.

Cada intento no era más que otro fallo,
un esfuerzo para tratar de quitar el artefacto en su cuello y sentirse poderosa.

Ya que por alguna razón, el frío tacto de ese collar la hacia sentirse muy débil.

Le era imposible usar su magia, y lo que era peor.

La poca energía que le quedaba, comenzaba a escasear hasta el punto en el que ya ni siquiera podía moverse.

...Ahora, se veía obligada a permanecer acostada en su jaula flotante, mientras se balanceaba de un lugar a otro contemplando la nada...
una oscuridad casi tan abrumadora como la que se reflejaba en su mirada.


Pronto cerró los ojos y dejo que el cansancio acumulado desapareciera de una vez por todas.

...No hubo quién charlara con ella...

Estaba sola...

E indefensa.

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Para cuándo "la luz del sol" se filtro atraves de las grietas del techo de la torre, Coraline logro ver algo más que la pura oscuridad.

Su mente estaba tan en paz y despejada que ya ni siquiera había un apice de su temperamento asesino.

Sendero primigenio #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora