CAPÍTULO 10

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🛑 Historia inspirada en la canción #JuroQue de Rosalía 🛑

Sara se sentó con él en la mesa, le arrebató la copa de vino y bebió un buen trago. Luego sentó a Alma en la trona para asegurarle la cena juntos. 

Arturo se hizo con la carta mientras la observaba por encima de las hojas. Ella sonrió antes de llevarse la copa de vino a la boca. Coqueteaban mientras Alma jugaba con la tabla de la trona.

Toda la cena fue increíble. Complicidad y risas entre ellos y Alma disfrutando de la felicidad de su mamá.

Al terminar la cena, se fueron a casa de Arturo. Alma y Sara durmieron en la cama y él en el sofá, como en los viejos tiempos. Revivió demasiadas cosas.

Al despertar, Sara vio a Alma con Arturo, jugando, y sintió que era la persona. Viéndolo en pijama, le pareció el chico más atractivo del mundo, más que en el restaurante. ¡Lo pensó tantas veces siendo una cría!

—No he dejado de imaginarte, desnuda, en nuestra cama —pronuncia Rafa en un tono lascivo—. Besándote, acariciándote y haciéndote mía. 
—Rafa, ¿qué quieres? —Se refiere a la carta.
—¿Has podido conseguir el dinero? Mira mi cara. —Señala los moratones en su mejilla, ojo derecho y la herida en su labio superior—. Me van a matar.
—Dije que te esperaría, ¿sabes?
—Sarita, voy a salir y estaremos bien.
—No voy a hacerlo. —El condenado frunce el ceño, molesto—. Rafa, sé que el dinero no es para el tabaco. Lo necesitas para colocarte, como siempre. 
—No, no... Ya sabes que así estoy mejor y...
—¡Has usado a Alma como cebo para que viniese! No te lo perdonaré jamás.

Rafa cambia su expresión a una de evidente enfurecimiento.

—Me equivoqué, Rafa: Estaba enamorada y no era de ti, pero como estaba haciéndome responsable de ti, por encima de lo que yo sentía, no vi la suerte que tenía de ser querida de verdad, porque me sentía culpable si te pasaba algo por no estar a tu lado. De mí no dependía. Mírate. Tú eres el que tienes que cuidar de ti.

400 días preso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora