Tal y como Gian le había prometido nadie la molesto, es cierto que no la trataban como antes, pero nadie se había atrevido a hacerle burla, el cómo logró esto era una duda de Abril, pero de todas formas no le preguntó, se sentía conforme con que nadie la molestara.La realidad era que Gian había amenazado a varios de los chicos y chicas que se metían con Abril y a otro solo los convenció con sus envolventes mentiras.
El día en clase transcurrió de lo más normal, las clases terminaron y todos se habían ido, menos Abril, a pesar de que nadie la había molestado en clase, tenía cierto temor de que estuvieran esperándola afuera, así que quería asegurarse de que ya no quedaba nadie.
Para su infortunio quedaba el principal y único culpable de que el maltrato hacia su persona haya empezado y terminado.
-¿Por qué no te vas aún?, ¿me estabas esperando?
-Ni siquiera sabía que estabas aquí todavía, estaba recogiendo unas cosas, pero ya me voy.
Ella empezó a empacar algunas cosas que aún tenía fuera de la mochila cuando sintió como los brazos de Gian se posaron alrededor de su cintura, al igual que su cabeza sobre su hombro.
-Eres malditamente hermosa.
-¡Que asco, déjame!
-No seas así conmigo, me debes tu paz y tranquilidad.
-Y te di las gracias, ¿qué más quieres?
-Quiero que me pertenezcas.
-No digas estupideces.
-Al menos dame un beso.
-¡Te dije que no!
Gian hizo presión sobre su cuerpo para que ella no pudiera deshacer el agarre.
-Ya viste lo mal que te lo hacen pasar aquí, los mantengo a raya por ti, ¿y no puedes darme un miserable beso?, no merece la pena que te defienda.
-¿Gian por qué no entiendes que somos familia?
-Abril no pienso rogarte más, solo te estoy pidiendo un beso, lo que tengas que decir no me importa.
-Gian...
Ella intentaba buscar excusas válidas para no hacerlo, pero él era demasiado terco.
-Me voy, resuelve tus problemas sola de ahora en adelante, parecía que los manejabas bien.
-Solo... Uno, y no me vuelvas a pedir nada más.
Gian se acercó a ella victorioso, sonriéndole atrevidamente, colocando una de sus manos en la cintura y la otra en su nuca.
-No estás en posición de exigir ni imponer nada principessa.
Gian parecía desesperado por ese beso, con la mano que estaba en su cintura la atrajo más hacia él y con la que estaba en la nuca profundizó más el beso, él quería más, mucho más que un simple beso, pero se contenía todo lo que le era posible para no arruinarlo. Lamia sus labios y los chupaba al igual que su lengua.
-Ya, es suficiente, no puedo respirar.
Dijo Abril un poco agitada.
-Yo diré cuando vamos a parar.
Él tomó sus piernas y las colocó alrededor de su cintura, recostándola en una de las paredes. Ella sentía como él restregaba su erección en su entrepierna, la besaba con gran pasión moviendo su lengua por cada rincón de su boca como si no quisiera dejar ningún rincón sin explorar, la mezcla de sus salivas se escurría por sus mentones.
Un llamado a la realidad para Abril fue una nalgada que recibió por parte de Gian, el cual estaba más que excitado y erecto en ese momento.
-Gian, ya es suficiente, nos verán y nos meteremos en problemas.
-Puedes meterte en todos los problemas que quieras, me tienes a mí, yo los resolveré por ti, haré tu vida más fácil.
Él estaba dispuesto a seguir, pero ella ya había decidido que era suficiente, por lo que le quitó las manos de sus glúteos para poder ponerse de pie e irse.
-Nos vemos en casa.
Gian no la detuvo, solo se quedó anonadado viendo como su largo pelo negro seguía húmedo por la ducha que se había dado hace un rato y su rostro enrojecido por lo que acababa de pasar, su erección empeoró aún más cuando se preguntó si su glúteo estaba igual de rojo.
Tenía ganas de verla debajo de mí, más húmeda y roja que ahora, rogándome que lo haga lento, quiero verla llorar de dolor y placer, quiero verla sumisa ante mí.
¡Buenos Vibes!

ESTÁS LEYENDO
Atrapada en mi libertad
LosoweParece ser que no existe forma, ni persona capaz de salvarse de la enfermiza obsesión de los Berlusconi, ni siquiera ellos mismos. Poderosos, manipuladores y sobre todo obsesivos. El mundo les pertenece junto a las personas que habitan en él, alguna...